Добавить в цитаты Настройки чтения

Страница 74 из 86

Bajo fuego. Siempre había pensado mejor así. Levantó el vaso, tomó un segundo sorbo de agua y de pronto sintió la mano firme y el corazón todavía agitado: Mierda, Giraud me hizo esto, ¿no? Me puso los nervios al rojo vivo. Pero la mente trabaja.

—¿Piensa usted que alguna otra persona tenía motivos para asesinarla?

—No lo sé, no se me ocurre ninguna —respondió él, el ceño fruncido mientras se inclinaba hacia delante antes de que le plantearan otra pregunta—. Le aseguro, ser, que me preocupa mucho lo que está pasando aquí.

—¿En qué sentido?

—Tengo miedo de que estén utilizando a mi padre. De que si él inventó la confesión no pueda comprobarse, al igual que tampoco se puede comprobar la confesión en sí. Nadie lo sabe. Nadie puede saberlo. Él es un científico, un investigador. Ha estado veinte años alejado de la política. Podría presentar una declaración. Podría decir algo, cualquier cosa. Dios sabe qué le dijeron o qué está pasando, pero no confío en esto, ser. No sé si le dijeron alguna cosa que provocó una reacción. No sé si le prometieron algo, pero estoy preocupadísimo, ser, y me molesta mucho que su nombre se vea mezclado con políticas de las que ni siquiera sabe nada. Lo están usando, ser, tal vez son los mismos que están hablando y ocupándose de esta situación, los que nunca tuvieron nada que decir a su favor durante veinte años y, de pronto, todos se muestran interesados, no porque tengan alguna pista sobre su inocencia o su culpabilidad, sino porque constituye un arma política en asuntos que mi padre ignora y por razones que no tienen nada que ver con su bienestar. Yo voy a luchar contra eso, ser.

Reinó el silencio durante un momento, y después se reanudó el murmullo.

Ahora iban a salir los cuchillos, pensó Justin. Ahora había encontrado su posición y había construido una defensa para Jordan a pesar de cualquier cosa que pudiera decir.

Le temblaba tanto la mano que casi derramó el agua cuando tomó un trago, pero eran los temblores que se sufren cuando la suerte está echada. Por dentro albergaba más esperanza para sí mismo y para Jordan de la que había tenido desde que supo a donde lo conducían.

Corain se mordió el labio cuando la joven Emory le estrechó la mano con cortesía durante el descanso, mientras ella decía con ansiedad, en la soledad de la Seguridad de ella y la del canciller:

—Es política, claro. Reseune lo entiende. Pero es un asunto muy personal para Justin. No es un político. Considera lo que le pasó a su padre como un suceso político, y ahora ve que todo empieza de nuevo, ahora que Giraud está muerto y habrá elecciones. Le aconsejé que se dominara y declarara en un tono más neutral, pero está tan preocupado...

—Debería aconsejarle —dijo Corain con frialdad— que si ésta es su mayor preocupación, no se acerque a los medios de comunicación, joven sera. Si presenta acusaciones, habrá que llevarlas ante el Concejo.

—Le pasaré el mensaje, ser. —Con el mentón un poquito levantado. No la sonrisa de Ari senior, no aquella sonrisa enfurecedora, orgullosa; solamente una mirada muy directa—. Es posible que mi predecesora tropezara y cayera. No tengo la menor idea, se lo aseguro. Estoy interesada en la verdad, pero dudo mucho que vaya a surgir en esta audiencia.

Si Ari senior hubiera pronunciado aquellas palabras, sin duda tendrían un significado oculto. Corain miró a aquella reencarnación a los ojos y comprendió que también ocultaba algo. Reseune estaba moviendo hilos en Ciencias, claro que sí.

—Me molesta en gran medida —continuó Ari Emory, poniendo cara de confidente amistosa— que todo esto haya estallado precisamente ahora. La política cambia, las posiciones varían, y se desarrollan intereses comunes. Administraré Reseune dentro de pocos años, y cuando tenga el poder voy a hacer muchos cambios. Quiero que entienda, ser Corain, que no estoy atada al pasado.

—Todavía le faltan unos años —objetó Corain. Y pensó: Gracias a Dios.

Unos años, sí, pero estoy metida en política desde hace muchísimo tiempo. Si mi predecesora estuviera viva ahora, habría considerado la situación general y habría opinado que era necesario hacer algo para calmarla. No es conveniente para ninguno de los dos partidos. Sólo beneficia a Khalid.





Corain observó la joven cara durante un largo rato.

—Nosotros hemos mantenido siempre una posición moderada.

—Y estamos totalmente de acuerdo en lo que se refiere a resolver el problema de Novgorod. Y la comunicación de Pan-Paris. Todo eso. Opino que tiene toda la razón del mundo en cuanto a esos proyectos de ley y creo que yo tengo razón en cuanto al doctor Warrick.

—Todavía no tiene usted poder, joven sera.

—Sí que lo tengo —insistió ella—. Al menos dentro de Reseune. Lo cual no es poco. Ahora estoy aquí porque conozco a la gente y Justin no; y porque Justin es mi amigo y, en confianza, no creo que su padre represente un peligro para mí, y la Administración de Reseune está de acuerdo. Así que esto es psicología: quiero que la gente sepa que apoyo a Justin. El ve a su padre en peligro de que lo arrastren a causas que Jordan no apoyaría; y ahí es donde Reseune utilizará su soberanía para proteger a sus ciudadanos, tanto a él como a su padre. Puede terminar ante un jurado, y puede complicarse mucho. Y eso ayuda a los pacifistas, ¿no le parece?, y no creo que usted quiera eso más que yo. Así que, ¿hay una salida? Usted tiene experiencia en este Concejo. Dígamelo.

—En primer lugar —dijo Corain con un regusto amargo en la boca—, el joven Warrick tiene que retirar los cargos que presentó.

Ella asintió.

—Me parece una buena idea.

—Si ofrecí al comité la idea de que acuso al canciller Corain —dijo Justin con cuidado, con calma—, quisiera pedir disculpas por haber dado esta sensación, cosa que me hicieron notar en el descanso. Estoy seguro de que le preocupa el bienestar de mi padre. Pero sí tengo miedo de influencias violentas que pudieran haberse involucrado en esto.

IX

Llegaron al hotel poco después de la medianoche por la entrada del subte, con el ascensor de seguridad directo a los pisos superiores, que Seguridad de Reseune había convertido en propios: Ari respiró aliviada cuando el ascensor se detuvo en el piso dieciocho, una suite impresionante y única en ese nivel VIP del Riverside, que Giraud todavía tenía reservada para ese mes en un hotel que Seguridad de Reseune conocía hasta el último rincón.

Abban salió a recibirla en el ascensor y Ari parpadeó, sorprendida al principio, después muy aliviada de comprobar la competencia de Abban manejando lo que Florian y Catlin no habían tenido oportunidad de comprobar, Abban, tranquilo y silencioso en el trabajo a pesar de que habían enterrado a Giraud aquella mañana, a pesar de que había pasado por un infierno aquella semana. Había tenido que volar desde Reseune esa misma tarde, después de que llegara el resto del personal.

—Joven sera —saludó Abban—, Florian, Catlin, ya lo hemos comprobado todo: sera querrá la habitación principal, ser Justin la blanca o la azul, como sera prefiera.

El dormitorio azul estaba lejos, al otro lado de la suite, después de un vestíbulo y el estudio para cinta; el blanco estaba cerca de la habitación principal, unido por una puerta al lado, si la puerta se abría, claro: el blanco había sido el dormitorio de Ari cuando iba a Novgorod con el tío Giraud. Preferiría mi antiguo dormitorio, pensó ella, pero era algo demasiado emocional. Abban no era muy social, ni siquiera después de todos esos años, y la presión del día y el agotamiento le hacían desear ser una niña de nuevo y tener a Giraud junto a ella para solucionar los problemas.