Добавить в цитаты Настройки чтения

Страница 71 из 86

—Eso depende. Depende de muchas cosas. Por eso estás conmigo. Alguien tiene que hacer el primer movimiento. Yo quería mantenerme en segundo plano durante un tiempo todavía, pero soy la única cara que conocen los medios de comunicación y soy la única que tiene valor para ellos y el poder suficiente para arreglar este lío, pero te necesito. Necesito tu ayuda. Posiblemente me gastes una mala jugada. No lo sé. Pero en cualquier caso va a ser muy difícil para tu padre manejar esto o evitar enfrentarse a las cámaras si llega ante ellas. Tú eres mi esperanza para detener eso.

Otro pequeño silencio. Después:

—¿Cómo conseguiste permiso de Denys para este movimiento?

—Igual que conseguí trasladarte a mi residencia. Le dije a Denys que eras mío, que te había practicado una intervención importante; que Grant es mucho más importante para ti que tu padre, y que en caso de tener que elegir entre los dos, te decantarías por Grant, porque tu padre puede cuidarse solo y Grant... —Se encogió de hombros—. Este tipo de cosas. Denys me creyó.

Eso lo afectó, había suficiente amenaza en esas palabras para asegurarle a Ari que él entendía. Se quedó ahí sentado, mirándola, enfadado, muy enfadado. Y muy preocupado.

—Eres toda una operadora, joven sera.

La frase la hizo sonreír, aunque con tristeza.

—Giraud murió demasiado pronto. Los pacifistas no se van a quedar quietos en medio de esta conmoción. Las elecciones van a ser un caos, habrá más bombas, más gente muerta, todo va a estallar si no hacemos algo. Tú ya lo sabes. Tu trabajo está exactamente en mi campo. Esa es una de las cosas que están en juego. Así que puedes colocar a tu padre en una posición tal que se vea obligado a hacer algo desesperado y enfrentarse a unas circunstancias que no puede controlar, y no creo que sepa siquiera que esas circunstancias existen; o puedes ayudarme a controlar todo esto, calmarlo y dejar que yo lleve a cabo mi jueguecito con Denys; si puedes avisar a tu padre del juego, no me importa; dile que espere hasta que yo me haga cargo de Reseune. Podemos ganar a Denys, o puedes hacer estallar toda la situación ante los medios de comunicación pidiéndoles que pongan a tu padre frente a las cámaras, haciendo cosas que hagan sospechar que estás bajo presión.

—La verdad, quieres decir.

—O haciendo movimientos que te den mala imagen. No puedes parecer un hijo que traiciona a su padre. Eres muy hábil con la gente brillante y los diseñadores; pero no sabes dónde están las trampas, ignoras lo que ocurre en el mundo exterior, no estás acostumbrado a la prensa ni a elegir tu propia imagen pública. Por Dios, sigue mis consejos y ve con cuidado. Si te pones cabezota con esto, puedes perder todas las armas que tienes.

Él la miró un largo rato y tomó un sorbo de su whisky. Finalmente dijo:

—Dime exactamente qué clase de movimientos debo evitar.

Grant miraba, casi en trance, la forma precisa en que caían las cartas en una pila entre los dedos de la muchacha.

—Es impresionante —dijo.





—¿Esto? —Sera Amy parecía contenta y volvió a hacerlo—. Mi madre me enseñó, supongo que desde que crecí lo suficiente para manejarlas. —Repartió las cartas. Quentin AQ era una presencia silenciosa en la habitación, un joven alto, atractivo, con el uniforme de Seguridad, sentado, observando, un joven totalmente capaz de romperle el cuello a alguien de mil formas diferentes: Grant no albergaba dudas acerca de sus posibilidades si hacía un movimiento contra Amy Carnath. Al principio pensó que pasaría el tiempo en su habitación, confinado, bajo trank o al menos bajo arresto, pero la joven sera había intentado que se sintiera cómodo por todos los medios: No tardará mucho tiempo, ya se van a encontrar con el Departamento, seguro que arreglarán todo en un par de días,y finalmente, después de un almuerzo a media tarde, había declarado que le enseñaría a jugar a las cartas.

Grant se sintió conmovido y se divirtió con el juego. La joven Amy se estaba tomando muy en serio su nueva licencia para Alfas y lo hacía sorprendentemente bien: las cartas realmente le hicieron olvidar lo que, si hubiera estado medio drogado con trank y encerrado en la soledad, habría sido un infierno absoluto, una situación que todavía era un infierno, cada vez que se preguntaba si el avión había aterrizado o no, si Justin estaba salvo, o lo que sucedía con Jordan en Planys.

Deseó estar en ese avión, pero consideraba que en realidad estaba haciendo más por Justin así, como rehén, portándose civilizada y racionalmente y tratando de no arrojar leña a los fuegos de la excitación juvenil, o a los de la paranoia de la Administración.

El póquer, por otra parte, era un juego interesante, en el que, según Amy, los azi tenían dos ventajas considerables: primero, una capacidad de concentración profunda, y segundo, la habilidad de ocultar las reacciones. Sera tenía razón. Quería intentarlo con Justin.

Cuando volviera.

Los pensamientos como aquél hacían que el pánico le corriera por el cuerpo con la idea de que algo podía suceder, de que podía llegar una orden que sera Amy debiera obedecer o de que las autoridades podían tomar a Justin bajo custodia en otro sitio; y Reseune tenía su contrato, así que tal vez no se verían de nuevo. Nunca.

Entonces, en ese caso, tal vez podría optar por no sentarse tranquilamente a esperar el reentrenamiento. Tal vez podría hacer algo increíble para un diseñador azi y empuñar un arma. En una forma muy contradictoria, era lo que tal vez haría un CIUD, quizá la mejor alternativa. En otros momentos (la contradicción que sufría era así de dura) sabía que su propio CIUD tal vez lucharía por liberarse pero que nunca apuntaría un arma contra sera Amy, ni contra Quentin AQ, y que Justin nunca podría (le había dicho la verdad a ser Denys en eso) nunca podría hacer daño a la gente que lo había perjudicado. Su CIUD tal vez podría amenazar con un arma, pero disparar... no, nunca, ni siquiera contra Giraud, que de todos modos estaba muerto.

No, cuando llegara el momento, pensó Grant, estudiando la mano que le había repartido la joven sera, no podía imaginarse a sí mismo entregándose al hospital; pero tampoco podía imaginarse apuntando para matar.

La joven Amy le dijo que el secreto del juego que le estaba enseñando consistía en no expresar las intenciones y la situación del jugador. La joven sera era muy inteligente y muy hábil para ser CIUD. Posiblemente estaba jugando más de un juego y trataba de interpretar más de lo que las cartas le decían a él, como él estaba tratando de captar más información de la que ella quería ofrecerle.

Así que mientras tanto apostó poco, porque se suponía que se jugaba por dinero y él no tenía nada que no fuera de Justin; y no quería arriesgar eso, ni siquiera las pequeñísimas sumas que Amy le proponía. No arriesgaba nada que fuera de Justin, estaba contento de tener la suficiente libertad en el apartamento para asegurarse de que los documentos de Justin estaban a buen recaudo y conseguir la mayor cantidad de información que pudiera; sabía perfectamente cómo hacerse el distraído o el sordo. Estaré bien,había dicho Justin. Y ahora, cuando ya no había nada que decir ni que hacer, tenía que confiar en sus palabras, como un azi cualquiera, mientras seguía sujeto a la contradicción y pensaba en Winfield y en los abolicionistas y en el hecho de que a los treinta y siete años era legalmente menor de edad, y Amy Carnath, a los dieciocho, era una adulta. Mierda,quería gritarle, escúchame. Explícame qué pasa y escucha el consejo de alguien con más experiencia que tú.

Pero no era probable que sucediera eso. Amy Carnath cumplía órdenes de Ari Emory, y él ignoraba si la persona que en realidad movía los hilos era Ari Emory o Denys Nye. No podía saberlo.

VIII

El aeropuerto le trajo recuerdos: él mismo en la tienda de regalos, pidiéndole unos créditos a Jordan para comprar baratijas para la casa. Pensaba en eso mientras caminaban por el tubo desde el avión hacia la terminal de Novgorod, con Seguridad armada por delante y muy cerca, detrás.