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—¿Pone en duda la afirmación porque vino a través del canciller Corain o porque proviene de su padre?

—Quiero comprobar si en efecto envió ese mensaje. Quiero oírlo de sus propios labios. Hay muchas preguntas que no tienen respuesta. Ahora no puedo decirles lo que esperan oír. No lo sé.

—Sera Emory, ¿usted lo sabe?

—Tengo algunas ideas —dijo Ari—, pero soy muy cuidadosa con ellas. Involucran las reputaciones de determinadas personas.

—¿Vivas?

—Vivas y muertas. Por favor, compréndame: estamos en mitad de un funeral. Nos han hecho acusaciones y preguntas que dependen de informes que están muy profundos en los Archivos, sobre aspectos que son muy personales para mí y para Justin. —Se estiró, le cogió la mano y la apretó con fuerza—. Habíamos llegado a aceptar el pasado. Justin es mi amigo y mi maestro, y ahora nos preguntamos qué sucedió realmente hace tantos años, y por qué el padre de Justin no contó la verdad a su hijo si es que había una verdad diferente. No lo comprendemos, ninguno de los dos. Por eso nos vamos de Reseune. Solucionaremos todo esto en el Departamento, en el Concejo, en caso necesario, ya que ellos llevaron a cabo la primera investigación. Pero no es coherente que investiguemos en un ámbito estrictamente interno. El doctor Warrick ha presentado acusaciones; hay que oírlas en el Departamento. Ahí es a donde nos dirigimos, y creo que ya deberíamos estar en camino, sera, gracias. Por favor. Haremos más declaraciones posteriormente.

—Doctor Warrick —gritó un periodista—. ¿Tiene algo que decir?

Justin miró al hombre, en blanco por una fracción de segundo, hasta que se dio cuenta de que el mundo lo conocía como «doctor Warrick».

—Nada más. Les he dicho todo lo que sé.

Florian lo tocó cuando se levantó y le mostró el camino a través del área de abordaje hacia el avión que los esperaba. RESEUNE UNO.

Una sólida falange de Seguridad les abrió paso, una abundancia de Seguridad que indicaba claramente: esto es oficial, la Administración está de acuerdo y lo apoya.

Era la respuesta a Ari. Giraud era un puñado de cenizas y un grupo de células tratando de formar parte de la humanidad; y mientras tanto, Ari Emory estaba al frente de todo, con la pompa de la autoridad de Reseune a su alrededor.

Él atravesó las puertas con rapidez, y avanzó por el corredor hacia el avión, donde se detuvo, confuso, hasta que Florian lo tomó del brazo y lo condujo a un grupo de asientos de cuero para que se acomodara.

—¿Le gustaría tomar algo, ser?

—Sin alcohol —pidió Justin mientras Ari se sentaba frente a él y el avión conectaba los motores. Subían más miembros de Seguridad.

—Vodka con naranja —indicó Ari—. Gracias, Florian. —Y luego lo miró a él—: Y gracias a ti. Te has portado muy bien.

Él volvió a mirarla casi paralizado mientras los pensamientos se le escapaban aterrorizados hacia Seguridad, miedo de que uno de ellos pudiera sacar un aerosol y rociar la cabina; miedo por Grant en el apartamento, donde podía pasar cualquier cosa, a pesar de lo que Florian dijera acerca de que Seguridad no tenía acceso a ese nivel, en ese apartamento, a cargo de una chica de dieciocho años y un guardia de Seguridad que no era mayor que ella; miedo de que estuviera pasando algo con Jordan; o de que los lunáticos de los pacifistas hubieran disparado un misil que pudiera borrar el avión del cielo.

No podía hacer nada excepto decir lo que todos esperaban que dijera y confiar, Dios, eso era lo más difícil. Bajar las defensas, hacer lo que le indicara Ari y esperar que otra chica de dieciocho años supiera lo que estaba haciendo en una situación como aquélla.

—Tenía diecisiete años —le dijo con calma a Ari mientras los motores se calentaban— cuando pensé que sabía lo que hacía hasta el punto de poder enviar a Grant con los Kruger. Ya sabes lo que pasó.





Ari colocó la mesita del asiento delantero y cogió el vaso que le alcanzaba Catlin.

—Advertencia comprendida. Lo sé. Pero a veces no hay alternativa, ¿no crees?

VII

RESEUNE UNO llegó a la altura de crucero y Ari tomó un sorbo del vaso y controló la pequeña unidad que había colocado en el brazo de su asiento, control remoto del aparato electrónico mucho más sofisticado que había en el portafolios, colocado en el portaequipajes junto a su asiento; era la primera vez que lo llevaba. Ari pulsó el botón de control. Se encendió la luz de «positivo» y produjo un sonido tranquilizador.

Sistema encendido. Conexión establecida.

Al otro lado, en el asiento que había junto a Justin, Florian asintió a la sonrisa de Ari. Florian había puesto al día el sistema de código, claro que funcionaba; y mientras ella no diera ninguna orden, funcionaba como un observador muy cuidadoso y detallado del estado de la red de Reseune, controlando todos los aspectos que ella había marcado y siguiéndolos cuando aparecían en el flujo.

Ni siquiera Defensa había podido descifrar aquella jerga terrible que usaba Seguridad en Reseune; o al menos eso era lo que esperaba Ari.

Ella levantó el vaso de nuevo y se reclinó en el asiento.

—Todo está bien —tranquilizó a Justin—. No hay problemas que ignoremos, y nos encontraremos con la escolta del Departamento dentro de cinco minutos.

Justin dejó de mirar por la ventanilla y la contempló a ella, a su derecha, la observó frente a frente a través de la mesita baja que los separaba. Había mirado rápidamente a todos los del avión, tan tenso como Florian y Catlin cuando estaban en alerta; estaba controlando incluso el funcionamiento de la hidráulica del avión y la luz de la ventanilla iluminaba los músculos tensos de su mandíbula; líneas maduras de preocupación se le marcaban en la frente y alrededor de la boca: los años habían dejado su huella, a pesar de la rejuv. Se preocupa demasiado, pensó ella. Es demasiado inteligente para confiar en nadie. Por supuesto, no en Reseune. Ahora ni siquiera en su padre. Llegará a dudar hasta de Grant si se va por demasiado tiempo.

Y eso es lo que está tratando de hacer: estimar si estoy en esto, si Grant está a salvo y hasta qué punto soy una jovencita alocada, hasta qué punto lo estoy manejando psicológicamente y hasta qué punto puede confiar en mis palabras.

No soy la niña que él conocía. Ya se ha empezado a dar cuenta de eso; y se pregunta cuándo sucedió, hasta dónde llegó y quién lo estaba trabajando cuando estaba bajo el kat. Está asustado y avergonzado por tenerme miedo; pero sabe que tiene todo el derecho a estar asustado ahora.

El cerebro tiene que sobrellevar la contradicción, Ari senior; y creo que finalmente me doy cuenta de lo que me querías decir. Tanto, si dormía conmigo o no lo hacía, tendrá que llegar a esto, me parece que sí; no educaste a una tonta. Ari senior, ni mamá, ni mis tíos.

Ollie no me escribe porque quiere sobrevivir, ésa es la única verdad. Este universo es peligroso, y Ollie está tan asustado y preocupado como Grant allí en Reseune, solo, con extraños. No confía en nadie desde que murió mamá. Trabaja para la Administración.

Ahora podemos hablar —dijo ella, con una mirada de soslayo a la cola del avión, donde se sentaban los de Seguridad.

El ruido de los motores resultaba tan efectivo como cualquier silenciador, ya que Seguridad no tenía ningún espía electrónico ilegal allí; pero el bolso que había a los pies de Florian tenía su propio equipo de dispositivos, y había que confiar en los aparatos y en lo que Florian afirmaba que hacían. El acceso de Florian a la Base Uno era suficiente para que él pudiera averiguar si las cosas iban como él quería.

—Bastará con una explicación —dijo Justin—. ¿Qué estás haciendo?

—Me sentiría mucho mejor si lo supiera. No he podido elegir el momento. Tengo miedo de que sea el canciller Corain quien lo ha calculado, y eso no concuerda mucho con su personalidad. Tengo miedo de que la información haya llegado a otros, como Khalid por ejemplo, que seguramente saltó con rapidez para ser el primero. Por eso la información apareció en mitad del funeral y no esta noche.