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—Sé cómo es, gracias.

—Cuando la gente te hace daño, eso provoca problemas en la red del ego, ¿verdad?, ¿no es eso lo que aprendí en psiquiatría? Existe la crisis de la red del ego que dice que tal vez es culpa tuya o que tal vez todos creen que estás equivocado, ¿no es eso lo que ocurre? Y el ego tiene que reestructurarse y fluctuar con la duda y darle un monovalor al enemigo para estar seguro de que es el otro quien está equivocado y uno mismo quien tiene la razón. ¿No es eso lo que pasa? Ya lo sabes. Si uno piensa en ese monovalor, eso hace que la fluctuación empiece de nuevo, y resulta muy doloroso. Pero ¿qué pasa cuando tienes que conocer toda la imagen de Giraud?, ¿qué pasa cuando es necesario conocerla?

—Tal vez nadie lo consigue —dijo él— cuando está en el asador.

—Giraud te produce fluctuación. Mucha. ¿Vas a dejar que se salga con la suya, o vas a escucharme?

—¿Estás haciendo esto bajo kat, sera?

—No. Sentirías el eco si lo hiciera, ¿no crees? Estás tan lleno de fluctuación conmigo que no puedes pensar. Estás lleno de fluctuación conmigo, con Giraud, con Jordan. Contigo mismo. Con todos menos con Grant. A él es a quien protegerías. Ése es el trato y yo soy la única que puede ofrecértelo a largo plazo. Giraud se está muriendo.

Justin se quedó ahí, la adrenalina le fluía al máximo, y el cuerpo se le puso insensible con la corriente. El cerebro también. Y la fluctuación se enderezó aunque él sabía que ella estaba operando, aunque reconocía paso a paso lo que ella estaba haciendo, aunque se daba cuenta de que había huellas profundas que lo preparaban para esto, aunque sentía asombro por la forma en que ella lo hacía desde un callejón sin salida e improvisando.

El nudo se deshizo. Ahora estaba tan abierto como con una droga, por un instante de mareo y confusión.

—De acuerdo —aceptó—. Pero hay un pequeño error. Grant no estará a salvo si tú puedes manipularlo.

—Grant nunca haría nada contra ti. Eso está controlado al máximo. Sería una tonta si manipulara tu único punto estable, cuando lo que quiero es asegurarme de tu estabilidad. Si quisiera intervenir a alguien, lo haría contigo. Pero si la seguridad de Grant está garantizada, cada vez que pienses en nacer un movimiento contra mi debes recordar que aunque tu padre quiera, no tiene el poder para protegerse a sí mismo y mucho menos a ti; en cambio yo sí. Nunca haría daño a Jordan. Ni a Grant. No puedo prometer lo mismo contigo. Y en este momento sé exactamente por qué: porque tú eres mi arma en un problema que está amenazando a algo mucho más importante que yo misma.

Resultaba extraño no sentir pánico. De nuevo un trabajo de grupos profundos. Sintió eso a través de una especie de niebla en la cual el intelecto volvió a tomar las riendas y le dijo: Y tú eres mi arma. ¿O no?

Pero dijo en voz alta:

—¿Puedo ver a Grant? Ella asintió.

—Ya te he dicho que sí. Pero te quedarás aquí, al menos durante unos días, mientras lo arreglo con mis tíos.

—Probablemente sea una buena idea —dijo él bastante tranquilo, hasta aliviado después del estallido automático de alarma. La fluctuación le devolvió el golpe. Las defensas se levantaron. Pensó en la posibilidad de que Giraud lo arrestara incluso en contra de la opinión de Denys.

U organizara un asesinato. Giraud no se preocupaba por su reputación. Un profesional, en su forma atroz, claro, que servía a una Causa. Ari tenía razón en eso. Giraud sacrificaría incluso sus relaciones con Ari para asegurarse de que ella estaba a salvo según su propia interpretación de la seguridad.

Giraud podía jugar sucio también. Sólo tenía que eliminar el aprecio que Ari les tenía y desacreditar las ideas de Justin.

Habían organizado un complot para incriminarlo a través de Grant. Estaba seguro de eso. Cada visita a Planys era un riesgo. No habría más visitas. Ni otra oportunidad de ver a Jordan. Tenían suerte de haber recuperado a Grant sano y salvo. Y si Giraud podía manipular a Jordan, indirectamente...

Jordan sabía que su hijo y su hijo adoptivo se habían unido a la sucesora de Ari.

Los interrogantes eran interminables, no había forma de separar las mentiras de la verdad. Todos podían estar mintiendo. Todos tenían razones para hacerlo. Cada movimiento de Jordan en Planys era un riesgo. Ya que no podía tocarlos a ellos, Giraud podía moverse contra Jordan para conseguir un arma contra ellos en Reseune, para suscitar dudas en la mente de Ari.

Y Ari dijo: Os estoy trabajando a los dos.

Dios.

Se dirigió hasta el vestíbulo y atravesó la puerta abierta de la biblioteca, entró en la habitación mal iluminada donde Grant yacía sobre el sillón, dormido, con una fuerte dosis de trank. Florian estaba allí, una sombra en el rincón, atendiéndolo. Catlin no. Catlin estaba en otro lugar del apartamento, para el caso de que él violara las instrucciones y se alejara de las habitaciones delanteras, pensaba Justin.





Puso las manos sobre los hombros de Grant y dijo:

—Grant, soy Justin. Estoy aquí, como te prometí. Grant frunció el ceño, respiró hondo y se movió un poquito; abrió los ojos, apenas una rendija.

—Estoy aquí —murmuró Justin—. Todo está bien. Ella afirma que estás bien.

Una respiración profunda. Los ojos mostraron la pupila y el blanco alternativamente mientras Grant luchaba por emerger del trank. Justin le tocó la mano.

—¿Me oyes? —Una doble presión en la muñeca—. Está bien. ¿Quieres que Florian y yo te llevemos? ¿Quieres ir a la cama?

—Aquí estoy bien —murmuró Grant—. Aquí estoy bien. Me siento muy cansado. Muy cansado. Se le cerraron los ojos de nuevo.

VII

—Me va bien —dijo Ari, que comía un poco de ensalada; almuerzo en Cambios, el 18 de diciembre—. Han vuelto a su casa. Todo el mundo está bien. No hay problemas con Jordan, no hay locuras posteriores. No quería dejarlos ir a los lugares donde Giraud pudiera atraparlos, eso era todo. No deberías preocuparte. Puedo cuidar de mí misma. ¿Te parece bastante?

—Ya sabes lo que opino —dijo Denys.

—Aprecio tu preocupación —agradeció ella con un leve movimiento de cejas, una sonrisa deliberada—. Pero probablemente también te preocupaba así por Ari senior.

—Ari murió asesinada —espetó Denys.

Un punto a su favor.

¿Y los sentimientos? Denysestaba preocupado. Giraud estaba preocupado. Giraud detestaba el desorden, y su propia muerte estaba creando un desorden terrible: habían empezado a circular rumores en la Casa, no era una filtración: el aspecto de Giraud, cada vez más frágil a pesar de su corpulencia, era indicador de un hombre al que le está fallando la rejuv.

—Creemos que fue asesinada —dio Ari—. ¿Quién sabe? Tal vez la tubería reventó sola. Ya probé esa puerta. Una corriente de aire podría haberla movido, en ciertos puntos al menos. Y una línea de criogenia es así también. ¿No? La línea estalla, ella queda atrapada bajo la lluvia, cae, se golpea la cabeza. La puerta se cierra muy naturalmente. Tal vez el asesinato sea una historia muy útil. Puede hacer necesarias medidas muy severas.

—¿Eso es lo que dice Justin?

—No. El doctor Edwards.

—¿Cuándo dijo John una estupidez como ésa?

—No lo dijo específicamente. Me enseñó a utilizar el método científico. Nunca descarto nada. Pienso que algunas hipótesis son más probables que otras, eso es todo.

—La confesión lo hace más probable, ¿no te parece?

—Supongo que debería ser así. Todas las cosas juntas. —Ari cortó un pedazo de pepino—. Me parece que los cocineros se están volviendo un poco perezosos aquí. Mira esto. —Señaló un pedazo grande de lechuga—. ¿Te parece una forma correcta de servirlo?

—No nos vayamos por las ramas, querida, estábamos hablando de por qué te portas como una estúpida con ese hombre. Y está mucho más relacionado con los instintos de lo que te imaginas. Si no te das cuenta de tu vulnerabilidad, te aseguro que a él sí se le va a ocurrir, en cuanto la situación se calme un poco.