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La tarde del 14 de mayo tuvo lugar otro encuentro, al que también acudió Molótov. 44El 23 de mayo, Koltsov estaba en Francia, de camino hacia España. Entre el 24 de mayo y el 11 de junio pasó dos peligrosas semanas tratando de entrar en el País Vasco e informando sobre la cada vez más desesperada situación en Bilbao. En una nueva muestra del valor y temeridad que lo caracterizaban, voló desde Francia hasta la capital vasca, donde entrevistó al presidente José Antonio Aguirre. 45

Poco después de su regreso a España, Koltsov fue testimonio de las sucesivas y dolorosas caídas no sólo del País Vasco, sino también de Santander y Asturias. Era consciente también de las catastróficas pérdidas que habían supuesto para la República las victorias pírricas de Brúñete y Belchite. A pesar de ello, mantuvo su optimismo y entusiasmo por la República, si bien lo que estaba sucediendo en España y lo que les estaba pasando a sus amigos en Moscú pesaba cada vez más en su mente. El 6 de noviembre de 1937 le ordenaron que volviera y supo de inmediato que la situación había empeorado. 46A su regreso a Rusia, mantuvo breves encuentros con Stalin los días 9 y 14 de noviembre. Es de suponer que no tuvieron mucho tiempo para analizar con detalle la situación en España, pues casi tres semanas después Koltsov escribió para solicitar una entrevista con Stalin durante la cual quería revisar una larga lista de cuestiones relativas a la España republicana. 47La ocupación inmediata de Koltsov consistió en editar sus crónicas de Pravdapara convertirlas en un libro. La primera parte de su diario de la guerra civil española se publicó en Novyi Mir,la muy difundida revista de la Unión de Escritores Soviéticos, entre abril y septiembre de 1938: los artículos, bajo el título genérico de Ispanskii dnevnik,alcanzaron un considerable éxito de crítica. 48

Atemorizado por la situación imperante, Koltsov trató de presentarse a sí mismo como un defensor de la ortodoxia estalinista. Sin embargo, y a pesar de sus crecientes temores, ciertos asuntos sacaban a relucir la valentía que Jo caracterizaba. Cuando Louis Fiseher, quien estaba rompiendo todos los vínculos con la Unión Soviética, visitó Moscú a finales de 1938, ninguno de sus amigos fue a visitarlo. Todos estaban demasiado asustados. Koltsov, sin embargo, asumió el riesgo de presentarse en casa del periodista norteamericano porque ansiaba con desesperación obtener noticias de España. Fiseher dijo lo siguiente: «Koltsov se mostraba muy emotivo en relación con España.» 49Según Boris Efimov, durante las últimas semanas antes de su arresto, Koltsov «trabajó con frenesí, con obsesión, casi sin respiro, como si quisiera huir de sus atormentados pensamientos».

A finales de septiembre de 1938, Koltsov viajó a Praga en calidad de corresponsal de Pravdapara informar sobre la situación checa inmediatamente después del tratado de Munich pero antes de la llegada de las tropas alemanas. Lo que Koltsov interpretaba como la pérdida de la última oportunidad de detener a Hitler, lo deprimió profundamente y fue un amargo revés a su fe antifascista. 50Koltsov temía que aquel fuera el fin del antifascismo y que Stalin buscara a partir de entonces algún tipo de acercamiento hacia Hitler. De hecho, Stalin jamás había compartido el antifascismo a ultranza de viejos bolcheviques como Bujarin o el mismo Koltsov. 51Es fácil, pues, entender la amargura de Koltsov. Su sensación de fracaso inminente contrastaba con su éxito y prestigio público, aparentemente al alza.





Aunque Koltsov siguió manteniendo contactos ocasionales con Stalin, cada vez era mayor la sensación de que algo no iba bien: esa sensación se incrementó cuando Ignacio Hidalgo de Cisneros, jefe de la aviación republicana, acudió a Moscú a negociar con Stalin una partida de suministros bélicos y Koltsov no fue invitado a las reuniones de alto nivel. Ignacio y Koltsov eran amigos y habían colaborado en España. Por tanto, habría sido lógico que Koltsov, como experto en España y en aviación, hubiera estado presente en las negociaciones de la ayuda soviética. El 9 de diciembre, Hidalgo de Cisneros y Koltsov cenaron juntos. Koltsov se alegró mucho cuando Ignacio le contó que el encuentro con Stalin había sido un éxito y que el líder soviético había reaccionado positivamente a la petición española de ayuda. Pero el periodista ruso seguía preocupado por el desaire de Stalin. 52

Sin embargo, y a pesar de los temores de Koltsov, Stalin lo había invitado a su palco del Bolshoi unas cuantas semanas antes y lo había felicitado cordialmente por el diario de España. Fue en ese momento cuando el líder soviético invitó a Koltsov a dar una charla sobre la recién publicada Historia del Partido Bolchevique,que había dirigido el mismo Stalin. Koltsov había aceptado con entusiasmo, con la esperanza de que aquello significara un cambio para mejor. Desde luego, no faltaban los motivos para el optimismo, pues el periódico Pravdapublicó dos días antes de la charla la noticia de que Koltsov había sido nombrado miembro correspondiente de la Academia de las Ciencias, lo cual se consideraba un gran honor. A última hora del 12 de diciembre, un alegre y sonriente Koltsov protagonizó su última aparición pública. Tras dirigirse al entusiasta auditorio que abarrotaba la sede de la Unión de Escritores, regresó a su despacho en Pravdapara trabajar un rato. Poco después de su llegada, lo detuvieron varios agentes de la NKVD. Se registró su apartamento y los agentes se llevaron varios sacos llenos de «sustanciosos escritos» que más tarde fueron quemados. 53

Nunca se han aclarado los verdaderos motivos de la detención de Koltsov. Existen muchas posibilidades, la más verosímil de las cuales tiene que ver, en términos generales, con los servicios prestados en España. Koltsov, como otros muchos oficiales del ejército, pilotos, diplomáticos, policías y periodistas que habían servido en la guerra civil española, era un objeto de sospecha. De todos ellos se suponía que, en cierta manera, se habían contaminado con las ideas trotskistas durante su estancia en España o, peor aún, que habían contaminado a otros con su ideología trotskista. El desencadenante inmediato del arresto fue, casi con total seguridad, una denuncia escrita enviada por André Marty, político francés dirigente del Partido Comunista de ese país y encargado de la organización de las Brigadas Internacionales en España. Marty se saltó los procedimientos habituales de la Komintern y envió la denuncia directamente a Stalin. Las cualidades de Marty —un tipo mediocre, envidioso, servil y cruel— le garantizaban una posición privilegiada en la jerarquía del comunismo mundial. 54La paranoia antitrotskista de Marty y sus sospechas acerca de la creatividad y la vehemente energía de Koltsov eran muy similares a las del mismísimo Stalin. Marty era famoso por sus denuncias de presuntos «trotskistas» en España. Además de su prepotente forma de actuar con los brigadistas internacionales, Marty también envió directamente a Stalin demoledoras acusaciones sobre varios miembros del personal soviético. Hemingway describe, con bastante verosimilitud, una escena en la que Karkov (Koltsov) descubre un estúpido y prepotente error de Marty. Según el relato de Hemingway, Koltsov amenaza a Marty diciéndole: «Pienso averiguar hasta qué punto eres intocable» y Marty lo observa con «una mirada de rabia y aversión en un rostro por lo demás inexpresivo. En su mente sólo había espacio para una idea: que Karkov/Koltsov había hecho algo para perjudicarle. Pues muy bien, ya se podía ir preparando Koltsov, por mucho poder que tuviera». No existen pruebas de que este incidente tuviera realmente lugar, pero resulta interesante destacar que uno de los contactos más útiles de Hemingway era un intérprete de la plantilla de Marty, que le pasaba información acerca de los contactos del francés con los rusos. 55En su carta, Marty denunciaba la injerencia de Koltsov en cuestiones militares y sus contactos con el POUM. Aunque esas acusaciones eran absurdas, se recibieron con gran interés en Moscú. 56