Добавить в цитаты Настройки чтения

Страница 80 из 94

Ed.

Está junto a la pista con un vaso de plástico en la mano. Observa a la banda y se mueve al ritmo de la música, aunque aparenta hacerlo por obligación. Se lo ve tan poco entusiasmado que me reiría si no fuera porque deseo encogerme y desaparecer.

- Sadie. -Me llevo las manos a la cabeza-. ¿Qué has hecho?

- Venga, habla con él. -Me hace un gesto enérgico.

- No -digo horrorizada-. No seas tonta.

- ¡Vamos!

- No puedo hablar con él. Me detesta. -Me escondo detrás de un grupo antes de que él pueda divisarme. Sólo de verlo me vienen recuerdos que preferiría olvidar-. ¿Por qué lo has hecho venir? -mascullo-. ¿Qué pretendías conseguir?

- Me sentía culpable. -Me lanza una mirada acusadora, como sí yo fuese la responsable-. No me gusta sentirme así. Tenía que hacer algo.

- O sea, que fuiste a buscarlo y te pusiste a gritarle. -Muevo la cabeza, incrédula.

Lo que me faltaba. Está claro que lo ha traído a rastras y bajo coacción. Seguramente Ed tenía planeada una velada tranquila en casa y, en cambio, ahora se encuentra en medio de un estúpido festival de jazz, solo entre un montón de parejas que bailan alegremente. Lo más probable es que esté pasando la peor noche de su vida. Y Sadie pretende que vaya a hablar con él.

- Pero creía que él era tuyo. Creía que yo lo había estropeado todo.. . ¿Qué ha pasado desde entonces?

Se estremece levemente, pero mantiene la cabeza alta. Mira a Ed entre la multitud con un brillo anhelante en los ojos. Es sólo un momento; enseguida se da la vuelta.

- No es mi tipo, a fin de cuentas -dice secamente-. Está demasiado.. . vivo. Como tú. Así que encajáis a la perfección. ¡Anda, muévete! Pídele que baile contigo.

Intenta empujarme hacia Ed otra vez.

- Sadie, Sadie, te agradezco tu empeño. Pero yo no puedo arreglar las cosas con él sin más. No es momento ni lugar para eso. Y ahora, ¿podemos ir a hablar a otro lado?

- ¡Pues claro que es el momento y el lugar! -replica-. ¡Por eso está aquí! ¡Y por eso tú estás aquí!

- ¡Yo no estoy aquí por eso! -Empiezo a perder los estribos. Ojalá pudiera sacudirla por los hombros-. ¿Es que no me escuchas? ¡Tengo que hablar contigo! ¡Hay novedades muy importantes! Haz el favor de prestar atención. Olvídate de Ed y de mí. ¡Tiene que ver contigo! ¡Con Stephen! ¡Con tu pasado! ¡He descubierto lo que ocurrió! ¡He encontrado el cuadro!

Advierto demasiado tarde que los músicos han hecho un alto. Todo el mundo ha dejado de bailar y un tipo está pronunciando un discurso en el escenario. O al menos lo intenta, porque la multitud se ha vuelto para verme gritar al vacío como una loca.

- Perdón. -Trago saliva-. No pretendía interrumpir. Continúe, por favor. -Casi sin atreverme, me vuelvo hacia donde estaba Ed con la esperanza de que se haya ido. Pero no tengo esa suerte. Sigue ahí: mirándome fijamente como todo el mundo.

Tierra, trágame. La piel empieza a picarme de un modo mortificante mientras él se abre paso hacia mí. No sonríe. ¿Me habrá oído pronunciar su nombre?

- ¿Has encontrado el cuadro? -A Sadie sólo le sale un murmullo ahogado y me mira con expresión desorbitada-. ¿El cuadro de Stephen?

- Sí -murmuro tapándome la boca con la mano-. Tienes que verlo, es increíble.. .

- Lara. -Ed aparece a mi lado.

Me asalta toda clase de sentimientos encontrados.

- Ah. Hummm.. . hola -acierto a decir.

- ¿Dónde está? -Sadie intenta tirarme del brazo-. ¿Dónde?

Ed parece tan incómodo como yo. Tiene las manos en los bolsillos y el ceño habitual.

- Así que has venido. -Me mira a los ojos un instante-. No sabía si te decidirías.

- Pues.. . -Carraspeo-. He pensado.. . ya me entiendes.

Intento decir algo coherente, pero me resulta casi imposible con Sadie revoloteando alrededor.

- ¿Qué has descubierto? -Ahora se ha puesto delante de mí y habla con voz aguda y perentoria. Como si hubiera despertado bruscamente y comprendido que tal vez tengo algo de auténtica importancia para ella-. ¡Dímelo! ¡Dímelo!

- Ya te lo diré. ¡Espera! -le respondo con disimulo, hablando entre dientes. Pero Ed es avispado. No se le escapa una.





- ¿Decirme, qué? -pregunta, observándome con recelo.

- Hummm.. .

- ¡Dímelo! -exige Sadie.

Vale. No aguanto más. Tengo a Sadie y a Ed prácticamente encima, ambos mirándome con expectación. Mis ojos corren enloquecidos del uno al otro. En cualquier momento, Ed va a llegar a la conclusión de que estoy loca de verdad y se largará.

- ¿Lara? -Ed se acerca un poco más-. ¿Estás bien?

- Sí. O sea, no. Es decir.. . -Inspiro hondo-. Quería decirte que lamento haber abandonado nuestra cita tan precipitadamente. Lamento que creyeras que era todo una argucia para venderte un nuevo puesto. No fue así. Y espero que me creas.

- ¡Deja de hablar con él! -chilla Sadie hecha un basilisco, pero yo no muevo una ceja.

Ed me clava su mirada sombría; no puedo apartar los ojos de los suyos.

- Te creo -dice-. Y también yo debo disculparme. Reaccioné de una manera exagerada. No te ofrecí ninguna oportunidad y después lo lamenté. Me di cuenta de que había echado a perder.. . una amistad que era.. .

- ¿Qué?

- Una buena amistad. -Tiene una expresión inquisitiva-. Creo que había algo estupendo entre nosotros, ¿no?

Es el momento de asentir y decir que sí. Pero no quiero que quede en eso. No me conformo con una buena amistad. Quiero recuperar aquella sensación, cuando me estrechó entre sus brazos y me besó. Lo deseo. Ésa es la verdad.

- ¿Quieres que sea sólo.. . tu amiga? -Me cuesta decirlo, pero veo un cambio en su rostro.

- ¡Basta! ¡Contéstame a mí! -Sadie se revuelve y le grita a Ed al oído-: ¡Deja de hablar con Lara! ¡Desaparece! ¡Largo, venga!

Por un instante percibo aquella mirada abstraída. La ha oído. Pero no se mueve del sitio. Sus ojos se entornan en una cálida y tierna sonrisa.

- ¿Quieres saber la verdad? Creo que eres mi ángel de la guarda.

- ¿Que soy.. . ? -Intento reír, pero no lo consigo.

- ¿Sabes lo que es que alguien aterrice en tu vida sin previo aviso? -Sacude la cabeza-. Cuando apareciste en la oficina reaccioné con un «¿y ésta de dónde sale?», pero me zarandeaste de arriba abajo. Me devolviste a la vida cuando estaba hundido en un limbo. Eras justo lo que necesitaba. -Titubea y añade-: Eres justo lo que necesito. -Habla en voz baja y ronca, y su mirada me provoca un hormigueo por todo el cuerpo.

- Bueno, yo también te necesito. -Tengo un nudo en la garganta-. Así que estamos igual.

- No, no es cierto. -Sonríe con tristeza-. Tú estás bien.

- Vale -vacilo-. Quizá no te necesito. Pero.. . te deseo.

Un momento de silencio. Tiene los ojos fijos en los míos. El corazón me palpita enloquecido. Seguro que él también lo oye.

- ¡Lárgate, Ed, no seas pesado! -le grita Sadie al oído-. ¡Déjalo para después!

Él parpadea y yo tengo un presentimiento siniestro. Si Sadie me estropea esto.. . yo.. . yo.. .

- ¡Vete! -le grita sin parar-. ¡Dile que la llamas después! ¡Fuera! ¡Vuelve a tu casa!

Me asalta una rabia ciega. «¡Para ya! -ansió espetarle-. ¡Déjalo en paz!» Pero me siento impotente. No me queda otro remedio que contemplar cómo a Ed se le ponen los ojos vidriosos mientras percibe los gritos de Sadie. Es como lo de Josh. Mi bendita tía abuela ha vuelto a estropearlo todo.

- ¿Sabes?, a veces uno oye una voz interior -dice Ed de repente, como si se le acabara de ocurrir-. Como.. . un instinto.

- Ya -asiento, abatida-. Oyes una voz y tiene un mensaje. Te dice que te vayas. Lo comprendo.

- Me está diciendo lo contrario. -Se acerca y me toma por los hombros-. Me dice que no te deje escapar. Me dice que eres lo mejor que me ha pasado y que esta vez me esmere en no perderlo.

Y antes de que pueda respirar siquiera, se inclina y me besa. Sus brazos me rodean con decisión y seguridad.