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—Seguridad no va a aceptar que nadie use su propia organización contra la Casa —comentó Catlin—. Comprendo a Abban, y también a Seely. Algunos de los otros...
—¿Yakob? —sugirió Florian.
—Podría deberse a una cinta rara. Una cinta rara para toda esa sección de seniors. Dispusieron de veinte años para hacerlo. No confío en ninguno de ellos.
—No cuente con que los sistemas Administrativos se hayan cortado, sera —dijo Florian—. Podría haber una forma, compruebe si hay una orden para equipo de sistema Q pagada por Administración.
—Seguridad 10: adquisiciones: Administrativas: equipo de ordenador. Registro. ¿Por qué? ¿Crees que eso puede haber provocado el problema en Seguridad?
Florian se retrepó en el asiento, asintió vigorosamente mientras ella miraba por encima de su hombro.
—Adquisiciones tal vez no lo detecte —dijo él—. Se pueden hacer modificaciones ilegales de módulos que pueden transportarse en una maleta, incluso la memoria. Giraud podía hacerlo, es fácil. Por encima de Descon y de todos.
—Seguridad 10: amplía la búsqueda, último ítem: equipo de computación: veinte años de tiempo. Tienes razón . Denys no es tonto, ni siquiera con respecto a los sistemas de la Casa. Tiene mucho sentido: desviar la Base Dos a un sistema alternativo, dar una salida sin respetar ningún comando de entrada, como un filtro de una sola dirección, ¿para cerrar el sistema de la Casa y sin embargo seguir manejándolo?
—Es más complicado que eso, pero ésa es la idea a grandes rasgos. Su predecesora estaba llena de trucos. Denys sabría dónde estaban las protecciones y...
—Lo sabe. ¿Y las defensas del aeropuerto? ¿Podemos entrar ahí?
—Mientras tengamos control afirmativo en el momento de entrada y el sistema siga comunicándose con nosotros —respondió Florian y después se encogió de hombros—. A menos que el sistema pueda hacer algo que se me escapa. Siempre es posible. Jeffrey BJ está a cargo, supongo, y no sé si él causará problemas en concreto; pero diría que lo mejor es controlar los horarios de los vuelos, asegurarse de que no está llegando nadie, después usar el sistema de anulación para reorientar vuelos y cerrarlo. De esta manera, si la Base de Denys va a tocar algo, no golpeará con nada.
—Te puedo nombrar unos cuantos que pueden asegurarse de que no haya energía —dijo Catlin.
—Ocupaos de eso.
Él se dio la vuelta, se sentó con cuidado en el asiento junto a Ari y tomó el micrófono. Catlin se asomó sobre el respaldo de cuero y por unos momentos, todo fue aquella jerga extraña que ella no conocía y Florian y Catlin sí.
Mientras tanto, ella vigilaba el flujo de datos. Búsqueda negativa. No le importaba demasiado. Lo que Florian le sugería tenía sentido; y Giraud podía haber conseguido el material necesario años atrás. Habían tenido toda su infancia para instalarlo, asegurarse de que funcionara.
Primero acabar con las defensas del aeropuerto, poner el avión en la pista; y después, pensar si algo podía salir mal con las torres de precipitados: una ruptura de la capa protectora podía poner las cosas muy difíciles a cualquiera que quisiera llegar a la Casa; pensar si Denys podría haber ordenado que pusieran los autobuses en la parte superior de la colina y estacionarlos ahí.
Busca: Ella escribió: aeropuerto: autobús, # ?; gráfico.
Apareció el esquema de Reseune con los dos autobuses frente al Ala Administrativa.
Ari envió órdenes a los controles de las torres de precipitados. Quedaban a una hora del campo de aterrizaje.
Después se levantó y se dirigió a la zona del personal de Seguridad, todos habían oído que la red se interrumpía y se reestablecía; cada uno de los que habían estado escuchando la red lo sabía, y Ari suponía que todos ellos estaban al corriente.
—Todo va bien —dijo ella—. No se levanten; escúchenme. Florian está bajando las defensas. Wes, Marco, ustedes quédense conmigo y con el doctor Warrick, en el avión. Vamos a estar muy ocupados y alguien tiene que coordinar lo que hagan ellos para protegernos. El doctor Warrick está con nosotros, pero desconoce las normas: si tenemos que movernos, asegúrense de que cumpla las órdenes. El equipo de avanzada va a entrar en Administración; Florian y Catlin entrarán en primer lugar. Tyler, tú serás el primero después de ellos.
—Sí, sera —respondió Tyler, un hombrecillo peludo, de cabello blanco cortado a lo militar. Tyler había formado parte del personal de Ari senior. Dos de los otros eran militares retirados, Wes trabajaba como instructor en los Barracones Verdes y el resto era un grupo heterogéneo, desde hombres de seguridad diplomática hasta Marco, que era programador de sistemas.
—Tenemos otro grupo de Seguridad en alerta —dijo Ari—. Sigan los consejos de Catlin: ella se encargará de organizar las cosas mientras Florian hace el trabajo especial. Catlin les dará la información necesaria. Tenemos esta operación preparada desde hace dos años, así que no estamos improvisando, ¿de acuerdo? El único problema consistía en que no conocíamos nuestro blanco. Ahora sí. Y sabemos exactamente dónde están las claves. ¿De acuerdo?
—Sí, sera.
Ella palmeó el hombro de Tyler, caminó por el pasillo estrecho más allá de la cocina y los baños del personal y abrió la puerta del dormitorio. Justin estaba dormido, totalmente inconsciente.
Quemaduras y golpes, había dicho Wes. Los espacios vacíos en la memoria eran lo más grave, pero, como decía Wes, cuando se sufre una explosión, muy de cerca, siempre había períodos amnésicos. Era normal.
—Arriba —le despertó ella—. Justin. Te necesito delante.
XV
—Están aquí —dijo Amy—. Es la Torre. Están en tierra.
Grant respiró de nuevo, recostado contra el sillón.
Amy había confundido mucho a Seguridad al cambiar la situación de todo el mundo en las listas de protección, introduciendo datos falsos en un terminal mientras vigilaba dónde se encontraba cada unidad de Seguridad en los edificios que todavía eran accesibles, convocaba al personal de Seguridad que figuraba en la lista de Aprobados al Ala Uno y aseguraba las puertas.
Mientras tanto, en el depósito de vehículos, Sam Whitely preparaba transporte para personal de los Barracones Verdes, y Maddy Strassen, Stasi Ramírez y Tommy Carnath habían desaparecido en lugares improbables mientras las mentiras de la red persuadían a los que preguntaban por ellos de que se habían refugiado en el laboratorio B y en el laboratorio de AG.
Convocatoria del consejo de Familia, indicó el brillo de la red. Ariane Emory convoca una sesión de emergencia vía el Sistema de la Casa, para tratar el problema de la nominación del doctor Ya
Grant se puso en pie y cruzó los brazos. Él no tenía voto. Por la pantalla seguía el curso de las actividades, que se habían acelerado considerablemente desde que el RESEUNE UNO había entrado en el campo visual del aeropuerto. Ese último aviso representaba un gran alivio para más de uno, pensó. Una maniobra psicológica calculada, una frase llena de amarga ironía: Emory en flor.
Había órdenes de Seguridad en todo el sistema en una llegada de datos brusca y continua manejada por la Base Uno.