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—Querida, cuando uno ha muerto, no hay mucho que pueda hacer para detener a los vivos, ¿no te parece?

—Importa lo que sientes, y lo que quiere Giraud. Quiero decir que su opinión es sumamente necesaria porque tiene que ver con sus psicogrupos y con si el sucesor se sentirá cómodo con su personalidad. Es delicado. Y también hay el asunto de quiénes serían los padres. Tú ya no eres joven, no lo bastante como para educar a otro hijo. Pensé en Ya

Denys había dejado el tenedor en la mesa.

—Tendría que pensarlo.

—Al menos háblale. Por favor, haz que lo entienda, no quiero pelearme con él. Lo necesito. Lo voy a necesitar en cosas que no puedo prever todavía. Por eso quiero hacer esto. Dile... dile que lo quiero y que ignoro por qué está haciendo todos esos movimientos para detenerme, pero dile que he averiguado algunas cosas y que debería dejarme tranquila para que pudiera operar a mi manera. Dile... dile que entiendo sus enseñanzas. He aprendido lo suficiente de él para cuidarme sola y protegerme. Y dile que si quiere saber lo que es ser un sucesor, yo puedo explicárselo.

—Yo también siento curiosidad por eso —dijo Denys después de un momento—. Qué grado de identidad hay. ¿Hay identidad?

Una sonrisa amable.

—¿Perfiles? Diría que son muy parecidos. Lo que se siente, tío Denys, lo que se siente... es... algo así como yo nunca haría eso. Pero al final, una lo hace. Una casi recuerda... casi recuerda las cosas. Porque forman parte de toda una cadena de hechos que conducen al punto de partida. Porque uno es una continuación y lo que hizo el predecesor es importante y la gente que lo conocía todavía está ahí, los enemigos y los amigos están ahí buscando razones de lo que fue y lo que hizo... y más se entiende lo que sentía sobre las cosas y cómo funcionaba y se entiende desde dentro, visceralmente, instintivamente y se siente una increíble... una increíble identidad con esa persona. Una ve una arruguita; y endereza los hombros, Siéntate recta, Ari, recta.Una ve una preocupación, y se siente personalmente amenazada. Ve enfado y el pulso se le acelera un poco. Algún día, cuando el tema se haya convertido en algo más normal voy a escribir algo al respecto. Pero no creo que sea un tema que me gustara ver en los Informes del Departamento,de momento. Creo que es uno de esos procesos que Reseune es capaz de corromper para otras agencias que quieran hacerlo con los tipos fáciles. Pero siempre nos enviarán los Especiales a nosotros porque van a ser casos problemáticos; los Alfas siempre lo son. Incluso los CIUD. Y eso significa que cada vez hay una parte mayor del talento superior que empieza en Reseune. Denys la miró un largo rato sin hablar.

—Soy en gran parte la mujer que conociste —continuó ella—. No importa que tenga cara de niña. O que mi voz no haya cambiado todavía. Hay una especie de fusión. Solamente que yo ya estoy trabajando con las notas finales de Ari, no con sus hipótesis iniciales. Para mí, la psicogénesis es un don i

—Mucho más de lo que esperábamos. Ella rió.

—¿Cómo debo interpretar eso?

—Estamos muy orgullosos de ti. Yo, personalmente, muy orgulloso de ti.

—Me alegro. Me alegro. Yo te estoy muy agradecida, tío Denys. Y también con Giraud. Siempre será así. Ya sabes: Ari era muy fría. Aprendió a serlo, por buenas razones. Pero esa parte no tenía por qué ser exacta. Puedo amar a mis tíos y ser fría cuando lo necesito, solamente para protegerme, porque aunque haya tenido ventajas, soy el blanco, lo sé. Y no quiero que me amenacen. Yo voy a llegar primero. Así soy. Y quiero que lo sepas.

—Me impresionas, joven sera.

—Gracias. Vosotros también. Y los dos sois adorables y os quiero mucho. Quiero que pienses en mi proyecto, sobre Giraud; y quiero que hables con él y me digas lo que él siente.

Denys se aclaró la garganta.

—No creo, no creo que te rechace.

¿Hay identidad?

Ella sabía perfectamente que Denys hablaba para sí mismo.

¿Cómo es?

¿Lo... lo recordaré?



Esa era una pregunta rara, una pregunta que un hombre cuerdo no debía hacerse. Así que ella se la pasó por delante ahora y lo hizo sudar.

—Te diré dónde podríamos hacer un estudio interesante, tío Denys. Reunimos a Giraud y a mí un día y comparar notas. Yo tengo la ilusión de la memoria. Me pregunto si él la tendrá.

Denys no había comido ni un bocado desde hacía un buen rato. Estaba ahí sentado, un montón de carne indefenso.

No sé cómo no te da vergüenza,pensó Ari. Es horrible, Ari.

Pero una parte de ella estaba sumamente satisfecha.

¿Qué mierda me pasa?

Estoy enfurecida, es eso. Enfurecida porque soy joven, enfurecida porque soy dependiente, enfurecida porque estoy atrapada aquí y Denys está siendo Denys y enfurecida porque el sentido de la oportunidad de Giraud me deja incapacitada para conseguir ese sillón. Mierda, todavía no estoy preparada para continuar sin él.

El tenedor de Denys hizo un ruido. Otro bocado. Sin duda estaba conmovido y perturbado.

¿Cómo puedo disfrutar de esto? Dios mío. Es un viejo. ¿Qué me está pasando?

Su apetito se desvaneció. Revolvió la ensalada y eligió un pedacito de tomate.

Lo pensó esa noche, mientras dividía la atención entre un bocadillo que le había hecho Florian, las noticias de la tarde y una rutina sobre el teclado, que prefería al Anotador cuando estaba escuchando algo; los dedos eran solamente una máquina de producir y lo que producían estaba almacenado en alguna parte. Pausa. Tic, tic, tic. Pausa. Mientras, la memoria visual recordaba el almuerzo y al tío Denys; y la función lógica trabajaba sobre la política de todo eso. ¿Hay identidad? —una pregunta rara, incluso sin tener en cuenta los sentimientos raros que ella albergaba al respecto—. Ari sabía cómo explicarlo, en términos sólidos y respetables: estaba acostumbrada al estudio profundo, podía reducir su umbral de forma voluntaria, más de lo que lo lograban otros con una dosis E de kat; las cintas involucraban a una persona idéntica a ella en un medio idéntico, y lo maravilloso hubiera sido que la interrelación constante entre los destellos de cinta y la experiencia cotidiana de los mismos salones, la misma gente, las mismas situaciones no se mezclaran en una mente habituada a la contradicción.

Denys lo entendía, claro, en el nivel lógico.

La gente lo entendía.

Mierda, ella era la que no estaba llevando bien este aspecto del asunto. Controlaba los movimientos de masas en el pueblo. Cuando quería hacer un enfoque pequeño, fracasaba.

El trabajador medio, presionado, demasiado apresurado para pensar en serio, en la ciudad de Novgorod.

Escucha y aprende, Ari cariño: la gente corriente te enseñará las cosas más cuerdas, y más auténticas del mundo. Gracias a Dios por ellos.

Y ten cuidado del que pueda llevarlos a todos en una sola dilección. Ése no es una persona comente.

La gente se daba cuenta del poder de Reseune, del poder que había forjado su predecesora.

IN PRINCIPIO era un fenómeno; las teorías básicas de Ariane Emory, sus métodos y el carácter de la Reseune de los primeros tiempos, puestas casi al alcance del gran público. Gracias a ello, en la mente de los lectores había ahora una sucinta idea de lo que ningún demagogo había podido aclarar hasta que la publicación de ese libro despertó un interés tan extraño y tan universal en el mercado popular.