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—Son impredecibles, canciller. Por eso. Tenemos enormes ordenadores que hacen las proyecciones de sociología cuando trabajamos con psicogrupos. Tratamos de equilibrar las poblaciones para que tengan grandes depósitos genéticos y controlamos los psicogrupos para asegurarnos de que no hemos puesto varios grupos que unidos puedan crear problemas sociales cuando todos sean CIUD. Ese mundo, ese planeta entero, es totalmente salvaje y artificial al mismo tiempo, no guarda relación alguna con la historia de la Tierra, es simplemente Gehe

—¿Cómo vamos a saberlo? ¿Ella lo controló en esos ordenadores?

—Va cambiando con cada generación. Se relaciona con todos esos psicogrupos. Se relaciona con la mezcla misma. Nuestros programas de Sociología mejoran día a día. Ari lo controló cada diez años hasta que murió. Pero sus datos eran sólo los iniciales; únicamente estaba comprobándolos con los nuevos programas de Sociología. Tenemos que controlarlos con los nuevos datos. Tenemos que hacer todos los grupos con el programa maestro y después integrarlos, la encargada de hacer esto es Sociología. Reseune está transfiriendo los nuevos datos para hacerlo. Pero representa un trabajo muy largo; necesitamos mucho tiempo de ordenador. Y necesitamos estar más al día. Podemos decirle mucho al Concejo. Pero no de un día para otro, y no hay nada, nada que puedan entender los legos, sera, los únicos ordenadores que pueden leerlo son los nuestros. Así que lo mejor, lo que quiere Reseune, es mantener el planeta tal como lo quiere la Alianza, con el menor contacto posible hasta que recojamos nuevos datos. Si la gente empieza a meterse será como tratar de hacer una buena medición con alguien que sacude los instrumentos. Tenemos que recoger todas las influencias, porque incluso el equipo de descubrimiento que aterrizó allí debe de haber provocado un cambio.

—Esto no es un campo de juegos para el Departamento de Ciencias, sera —dijo Khalid.

—Ni para el de Defensa —replicó Lao, severa. El martillo volvió a sonar.

Ella descansaba sobre la cama del hotel, relajada, mientras Florian y Catlin le cepillaban el cabello y se durmió así, puf, de pronto, fuera, ya no estaba allí.

Se despertó bajo las mantas, y observó que Florian y Catlin habían bajado mucho la luz. Catlin se había tendido en la otra cama y Florian estaba sentado en una silla en el rincón.

—Dios —exclamó ella, y eso despertó a Catlin inmediatamente—. Id a dormir, por favor. Hay batallones de Seguridad en el pasillo. ¿No es cierto?

—Sí, sera —admitió Florian. Y Catlin dijo:

—Hay veintisiete de guardia, sera.

—Bueno, entonces id a dormir.

Era poco decir para gente que la quería lo suficiente como para permanecer despierta después de un día como ése, pero ella todavía estaba exhausta y se olvidó de todo, aferró la almohada con el brazo, hundió la cabeza y se movió hasta que consiguió un lugar oscuro.

De todos modos, Florian apagó las luces y ella lo oyó cruzar la habitación y sentarse en la otra cama y empezar a desnudarse.





Ella empezó a dormirse otra vez, lentamente. Mañana por la mañana le tocaría el turno al tío Giraud en el Concejo. Después al secretario Lynch, de Ciencias; al secretario Vinelli, de Defensa; al almirante Khalid... Dios, Khalid; y después ella de nuevo, en cuanto terminaran los demás. Esperaba que Giraud y Lynch lo hicieran bien. Y cuando le tocara a Vinelli y a Khalid, Giraud podía preguntar como cualquiera de los demás.

Eso sin tener en cuenta que Khalid iba a atacar al tío Giraud y a Lynch como había hecho con ella.

Iba a ser una semana muy larga.

O dos.

Vamos a ganar en lo de la cuarentena, había predicho Giraud desde el principio. Es imposible que la Unión haga un movimiento contra Gehe

Las coaliciones centrista y expansionista eran exactamente eso: coaliciones. Los «halcones» estaban intentando hacer surgir algo nuevo a partir de los pedazos de las dos: eso era lo que había salido a la superficie con la ascensión de Khalid. Eran demasiado importantes en el gobierno para considerarlos marginales. Eran reales. Todo lo que había preocupado a Ari senior era realidad ahora, la vieja locura territorial de la Tierra había encontrado un tema y un momento para salir a la superficie.

Y aquí estaba ella, con los argumentos de Ari senior y las manos atadas a la espalda. Sabes lo que representaría para la Unión si descubrieran lo que hice,había dicho Ari senior. Así que ella no podía decirlo. No podía hablar de las cosas de Sociología que ni siquiera este departamento sabía que había hecho para Ari senior. No podía decir al Concejo nada sobre el trabajo de grupos profundos que había llevado a cabo Ari, o sobre el hecho de que Ari había estado diseñando, e instalando, imperativos en los grupos de trabajo azi, entre los militares, en muchos sitios, incluyendo los grupos profundos de los azi de Gehe

La cosa ya estaba funcionando. Por diseño, el treinta por ciento de los azi que había planificado Ari senior y luego sacado de Reseune, y el treinta por ciento de los azi que usaban las cintas de Reseune en cualquier lugar del universo, tendrían niños y les enseñarían, en toda la Unión. Determinado número de estos azi habían obtenido la condición de CIUD ya en 2384, en Fargone y luego en otros sitios. Muchos de ellos estaban en Ciencias, muchos más en Defensa. Los azi de Defensa no podían conseguir documentos de CIUD hasta que se jubilaban, pero sobre todo eran seres humanos y podían tener hijos o criar chicos de otros. Muchos lo harían, porque estaban en los grupos profundos. El resto de esos azi estaban dispersos en todos los electorados, sobre todo en Industria y Ciudadanos, exactamente donde eran más fuertes los centristas, un grupo mental que tenía un error en sus grupos profundos, una tendencia Ari hacia las cosas.

Incluso otros psiquiatras se sentirían mal al saber lo que ella había hecho, a menos que estuvieran en eso también o a menos que fueran tan buenos como Ari senior, simplemente porque lo que ella hacía era un tipo de programa muy aceptado, un tipo de grupo mental azi muy básico. Ella lo había mostrado al Concejo, incluso les había explicado el programa. No podían ver lo que hacía con todos esos psicogrupos militares porque las conexiones eran tan amplias y tan abstractas, excepto cuando una mente azi viva los integraba y entraba con ellos en la matriz social.

Eso era lo que había asustado tanto a Ari senior.

Ahora había miles de ellos. No una cantidad proporcionada para toda la Unión, pero el programa funcionaba y esas cintas todavía producían azi. Incluso en los laboratorios secundarios, para los tipos más simples y amables que ellos entrenaban, había actitudes diseñadas para mezclarse con los tipos mentales de los azi de Reseune de forma muy especial.