Добавить в цитаты Настройки чтения

Страница 91 из 117

Pero si lloraba iba a su habitación y cerraba la puerta y se secaba los ojos y se lavaba la cara antes de salir de nuevo, porque no quería hacer pucheros.

Le hubiese gustado tener alguien con quien jugar, pero no quería que fuera Sam. Sam la conocía demasiado. Sam debía de saber lo de mamá. Y ella le pegaría en la cara, porque no podía aguantar que la mirara con esa expresión suya y no demostrara nada.

Así que cuando Nelly le preguntó si quería volver a la escuela de juegos, dijo que volvería si Sam no estaba allí.

—Entonces no sé quién podrá ir —objetó Nelly.

—Pues iré yo sola —declaró ella—. Vamos a hacer gimnasia. ¿De acuerdo?

Así que Nelly la llevó. Y dieron comida a los peces y jugaron en el arenal, pero ya no era divertido ahora que estaba sola, y Nelly no era buena para construir edificios. Así que echaron comida a los peces y pasearon y jugaron en el patio y en el gimnasio.

Hubo estudio con cinta. Y muchos de los mayores hicieron lecciones con ella. Aprendió muchas cosas. Se quedaba allí de noche con la cabeza tan llena de cosas nuevas que tenía problemas para pensar en mamá y en Ollie.

El tío Denys tenía razón. Dolía cada vez menos, día tras día. Eso era lo que la asustaba. Porque si no dolía, resultaba difícil seguir estando furiosa. Así que se mordió el labio hasta que le sangró y trató de seguir sintiendo lo mismo.

Hubo una fiesta de niños. Allí vio a Amy, que corrió a esconderse detrás de sera Peterson y se portó como un bebé. Ari recordó la razón por la que había querido pegarla. El resto de los chicos la miraba mucho y sera Peterson les dijo que tenían que jugar con ella.

No les gustaba. Ella se daba cuenta. Estaban Kate, Tommy, un chico llamado Pat y Amy, que lloraba y hacía pucheros en un rincón. Sam también estaba allí. Sam se separó del grupo se le acercó y le dijo: «Hola, Ari.» Sam era el único amistoso. Así que ella le respondió: «Hola, Sam.» Hubiera querido volver a casa; pero Nelly se había ido a la cocina a tomar el té con los azi de sera Peterson y Nelly sí se lo estaba pasando bien.

Así que ella fue y se sentó y jugó con los demás, un juego de dados y se movían fichas sobre un tablero que representaba el espacio de la Unión. Había que conseguir dinero. De acuerdo. Ella jugó y todos empezaron a discutir, a reírse y a bromear. Pero Amy no. Todos se gastaban bromas, pero a ella no. No importaba. Aprendió el juego. Empezó a ganar dinero. Sam era el más afortunado con los dados, pero se guardaba demasiado el dinero y Tommy era demasiado descuidado.

—Te venderé una estación —dijo ella. Y Amy la compró por casi todo lo que tenía. Así que Amy cargó con mucho y Ari con menos. Y lo que Amy había comprado estaba casi en el borde de todos modos. Así que Ari consiguió más dinero y Amy se puso furiosa. Y nadie quería comprar la estación de Amy, pero Ari le ofreció comprarla de nuevo, por menos de lo que Amy pedía.

Amy aceptó y compró barcos. Y Ari aumentó un poco los precios.

Amy hizo pucheros. Y muy pronto se vio metida otra vez en problemas, porque Ari seguía venciéndola; usaba su propio dinero para comprar naves de carga y mantener un excedente de las únicas cosas que Amy podía conseguir, porque la estúpida seguía recurriendo a las estaciones de Ari en lugar de acercarse a las de Tommy. Amy quería pelear. Amy consiguió una batalla. Pero Ari no quería que Amy perdiera mucho y echara a perder el juego, así que le dijo a Amy lo que tenía que hacer.

Amy se enfadó y volvió a hacer pucheros.

Tampoco le aceptó el consejo.

Así que Ari la acorraló y se llevó todas las naves de Amy menos una. Luego la última. Para entonces ya había encontrado la forma de ganar. Pero todos los demás estaban tristes y ya nadie gastaba bromas, y Amy se fue de la mesa llorando.

Nadie dijo nada. Todos miraban a Amy. Todos la miraban como si no quisieran que estuviera ahí. Ari iba a ganar. Pero Sam no lo sabía. Así que ella dijo:

—Sam, quédate con mis fichas.

Y se fue y buscó a Nelly en la cocina y le dijo que quería volver a casa. Entonces Nelly la miró preocupada y dejó de divertirse con Corrie y se fueron a casa.

Ella estuvo triste el resto del día, y sola. Y furiosa. Y eso estaba bien. Entonces recordó a mamá. Y echó de menos a Ollie. Hasta a Fedra.



Y pensó que si Valery hubiera estado allí, no habría sido tan estúpido como los demás.

—¿Qué pasa? —le preguntó el tío Denys esa tarde. Le habló con mucha dulzura—. Ari, querida, ¿qué ha pasado en la fiesta? ¿Qué te han hecho ?

Ella podía hacerlos desaparecer si decía que habían discutido con ella. Tal vez los harían desaparecer de todos modos. No estaba segura. Al menos Amy y Kate todavía estaban por ahí, aunque fueran estúpidas.

—Tío Denys, ¿adonde fue Valery?

—¿Valery Schwartz? Su mamá fue trasladada. Se fueron, eso es todo. ¿Todavía te acuerdas de Valery?

—¿Puede volver?

—No lo sé, querida. No creo. Su mamá tiene trabajo. ¿Qué ha pasado en la fiesta?

—Me aburría. No son divertidos. ¿Adónde fueron mamá y Ollie? ¿A qué estación?

—A Fargone.

—Voy a mandar una carta a Ollie y a mamá. —Había visto cartas en la oficina de mamá. Nunca había pensado en escribir una. Pero pensó que el mensaje llegaría a la oficina de mamá donde estuviera. En Fargone.

—Sí, seguro que eso les gustará mucho.

A veces pensaba que mamá y Ollie no estaban en ninguna parte. Pero el tío Denys hablaba como si estuvieran en algún sitio. Así que bueno, eso la consolaba, pero se preguntaba la razón por la que mamá no la llamaba por teléfono.

—¿Se puede llamar a Fargone?

—No —dijo el tío Denys—. Es más rápido en una nave. Una carta llega más rápido que una llamada telefónica. Tarda meses, no años.

—¿Por qué?

—Dices hola y eso tarda veinte años en llegar; y ellos dicen hola y tarda otros veinte años. Y luego tú dices tu primera frase y no la oyen hasta el cabo de varios años. Podrías tardar cientos de años en tener una conversación. Por eso las cartas son más rápidas y más baratas, por eso no se usan radios ni teléfonos entre dos estrellas. Las naves pueden llevar cualquier cosa, porque viajan más rápido que la luz. Hay más complicaciones, claro, pero no necesitas saber todo eso para mandarle una carta a mamá. Es muy lejos. Y una carta es el mejor sistema.

Ella nunca había entendido lo lejos que era. No cuando había naves que saltaban por un tablero.

Se sintió fría y sola. Y fue a su habitación y escribió una carta.

La rompió muchas veces porque no quería que mamá se preocupara de que ella se sintiera tan mal. No quería decir: Mamá, los chicos no me quieren y estoy sola todo el tiempo.

Dijo: Te echo mucho de menos. También a Ollie. No estoy enfadada con Fedra. Quiero que tú y Ollie volváis. Fedra también. Me voy a portar bien. El tío Denys me da demasiadas galletitas, pero yo me acuerdo de lo que me dijiste y no como muchas. No quiero ponerme gorda. No quiero ser hiper, tampoco. Nelly es muy buena conmigo. El tío Denys me da su tarjeta de crédito y le compro muchas cosas a Nelly. Compré una nave espacial y un coche y rompecabezas y cuentos en cinta. Y una blusa roja y blanca y botas rojas. Quería una negra pero Nelly dice que es para los azi hasta que sea mayor. Las niñas no van de negro, dice Nelly. Podría ponerme una negra, pero a veces hago lo que me dice Nelly. Obedezco a todo el mundo. He visto a Amy Carnath hoy y no le he pegado. Todavía llora por todo. Estudio mis cintas. Sé matemáticas y química. Sé geografía y astrografía y voy a estudiar sobre Fargone porque tú estás ahí. Quiero ir a Fargone si tú no puedes volver. ¿Hay niños en Fargone?¿Tienes una bonita casa? Dile al tío Denys que me deje ir.O que tú quieres venir. Me voy a portar muy bien. Te quiero. Quiero a Ollie. Voy a darle esto al tío Denys para que te lo envíe. Dice que tardará mucho tiempo en llegar y que tu carta tardará mucho, así que, por favor, escribe enseguida. Creo que tendré que esperar por lo menos un año. Entonces ya tendré ocho años. Si le dices al tío Denys que me deje ir pronto, supongo que tendré nueve. Dile que me deje llevar a Nelly también. Tendrá mucho miedo, pero yo le diré que todo está bien. No me asusta saltar. No me asusta ir sola. Hago muchas cosas sola ahora. Al tío Denys no le importa. Sé que si tú se lo dices, me dejará ir. Te quiero.