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—No tengo por qué hacerlo.

Entonces él pareció entristecerse, tenía una expresión preocupada. Y se quedó muy callado, mirándola.

—Ari, esto no está bien, ¿no te parece?

—No tengo por qué ser buena.

—Me gustarías más si lo fueras.

Eso le dolió. Lo miró para ver si la estaba tratando mal, pero no lo parecía. Más bien era él quien parecía herido.

Ella no lo entendía. Comprendía a todo el mundo, pero no a él. Así que lo miró con los ojos muy abiertos.

—¿Puedo ir contigo? —preguntó.

—A tu mamá no le gustaría. —Él tenía una expresión amable cuando hablaba así—. Vuelve con ella.

—No quiero. Hablan sin parar. Estoy cansada de oírlos hablar.

—Bueno, pero yo tengo que encontrarme con una persona, Ari. Lo siento.

—No es cierto —espetó ella, acusándolo de mentir, porque no había estado preparado para irse a ninguna parte hasta que ella lo molestó.

—Bueno, pero tengo que irme. Vuelve con tu mamá.

Ella no lo obedeció. Pero él se alejó por el pasillo como si realmente fuera a alguna parte.

Ari deseaba poder acompañarlo. Deseaba que él se portara bien con ella. Estaba aburrida y triste, y cuando lo veía recordaba la gente brillante y la felicidad de todo el mundo, pero no alcanzaba a recordar cuándo había sucedido todo eso.

Sólo sabía que aquel día Ollie había estado con ella todo el rato y mamá había estado tan hermosa, y ella había jugado con Valery y había ganado la estrella que colgaba en su dormitorio.

Se dirigió a la oficina de ser Peterson muy despacio. Kyle ni siquiera se había dado cuenta. Se sentó y dibujó una estrella. Y pensó en Valery. Y en el hombre de cabello rojo, Grant, que pertenecía a Justin.

Ella deseaba que Ollie y mamá le dedicaran más tiempo. Ansiaba que mamá saliera de aquella reunión. Y que fueran a comer. Tal vez Ollie podría ir con ellas. Pero mamá no apareció pronto, así que ella dibujó líneas sobre la estrella y la hizo bien fea.

Fea como todo.

VI

Los documentos demuestran,decía el informe que llegó al escritorio de Mikhail Corain, que la operación involucró una maniobra militar clandestina y el desembarco de 40.000 personas de la Unión, la mayoría de las cuales eran azi. Las misión se lanzó en el año 2355, como operación de Defensa.



No hubo más apoyo a la colonia. La operación no se continuó.

Los informes del servicio de inteligencia de la Alianza dicen que hay miles de supervivientes que han desarrollado un estilo de vida primitivo. No cabe duda de que descienden de azi y de ciudadanos. La idea es que no tuvieron rejuv y que después de sesenta años los supervivientes deben de ser al menos de la segunda y tercera generación. Hay ruinas de construcciones de burbujas y de una instalación de energía solar. El planeta es extremadamente adecuado para la vida humana y los supervivientes estén en excelentes condiciones de salud, teniendo en cuenta las condiciones; practican una agricultura básica y la caza. Los informes de la Alianza no aseguran que los supervivientes puedan evacuarse de ese planeta. El daño ecológico todavía no se ha evaluado, pero al parecer hay una profunda penetración de la colonia en el ecosistema, y algunos habitantes se han retirado a zonas que no son del todo accesibles. La Alianza cree que los habitantes no aceptarían fácilmente una evacuación y el gobierno no piensa hacerlo por razones hasta el momento desconocidas.

Dentro del Departamento de Defensa se estima que la Alianza está interesada en interrogar a los supervivientes. Sin embargo, Defensa se opondrá a cualquier propuesta para recuperar a estos ciudadanos de la Unión como una operación que la Alianza rechazará inmediatamente y que de todos modos sería contraproducente.

Los azi eran sobre todo de contratos militares de Reseune, pero no exclusivamente.

Véanse los informes adjuntos.

La mayoría de los ciudadanos eran personal militar.

Nye presentará un proyecto de ley que exprese disculpas oficiales y una oferta de cooperación a la Alianza en cuanto al trato con los colonos.

La coalición expansionista dará apoyo unánime a este proyecto.

Corain hojeó los informes. Páginas y más páginas. Había datos desconocidos acerca del mundo que los colonos llamaban Gehe

No había forma humana de que la Alianza o la Unión pudieran recuperar a los supervivientes, en primer lugar porque estaban dispersos entre los montes y sobre todo porque (según la Alianza) eran seres primitivos y prehistóricos, y la Alianza iba a impedir cualquier intento de evacuarlos, eso quedaba claro en la posición que estaba tomando el embajador.

La Alianza estaba muy irritada con el asunto porque se las veían con un problema muy caro y muy importante: un planeta tipo Tierra en su propia esfera de influencia con un desastre ecológico y una colonia afianzada y potencialmente hostil.

Y Corain también estaba enfadado, por razones éticas y políticas: Defensa había rebasado el límite, Defensa había mantenido en secreto este lío durante la guerra, cuando (al igual que ahora) se había aliado con Reseune y tenía de regalo un cheque completamente en blanco.

Y si Corain podía hacer algo, iba a haber una luz que iluminaría los tratados de toda la locura expansionista.

VII

Gorodin no estaba para nadie. Esto no era precisamente un problema, desde el punto de vista de Giraud Nye. El secretario de Defensa, Lu, lo había sustituido tantas veces en los últimos treinta años que tenía mucho más respeto en el Concejo y mucha más libertad en cuanto a votar a favor de su propia opinión de la que se suponía en un suplente, al igual que el subsecretario de Defensa, que virtualmente unía su personal con el de Lu y el de la oficina en terreno de Gorodin: en realidad, la cúpula de Defensa era una troika y lo había sido, de facto,desde los años de la guerra.

Y según la opinión no expresada de Giraud, era mejor que Gorodin permaneciera en algún lugar secreto e inaccesible al otro lado del espacio de la Unión. Lu, con el rostro convertido en un mapa de secretos sabios a medida que la rejuv declinaba, los ojos difíciles de descifrar hasta para un veterano de Reseune, estaba desarrollando su juego de siempre, el juego de no hay autoridad que pueda contestar esoy sin comentariosmientras los periodistas pedían información a gritos y Corain exigía una revelación total del secreto.

El secreto debía revelarse, al menos entre aliados políticos.

Y Giraud ya había oído lo suficiente para que se le revolviera el estómago durante todo el camino desde Reseune a su oficina asegurada contra filtraciones de sonido, mientras la pantalla de sonido le maltrataba los nervios y le hacía rechinar los dientes.

—Es la pura verdad —dijo Lu, sin hacer referencia a la hoja que tenía entre las manos—. La misión se lanzó en 2355; llegó a la estrella en cuestión y depositó a los colonos y al equipo. Nunca se pensó en volver. En ese momento, sabíamos que ese planeta estaba allí. Éramos conscientes de que la Alianza también lo sabía, que estaba dentro de su territorio, o del de la Tierra, y que por el factor de su posición y su potencial tendría una gran importancia en el futuro. —Lu se aclaró la garganta—. Sabíamos que no podíamos mantenerlo por razones prácticas, ni defenderlo, ni enviar suministros. Lo hicimos para que no pudieran colonizarlo ellos.

Para que no pudieran colonizarlo.La Alianza había enviado una expedición muy bien preparada y experta al hallazgo más precioso en el espacio cercano, lo había encontrado, para su consternación, habitado, habitado por humanos hostiles que seguramente no procedían de la Tierra, lo cual dejaba como única posibilidad una conclusión i