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—Sí, sera —dijo Florian con voluntad; Catlin no dijo nada, lo cual era normal: cuando estaba de acuerdo con algo, siempre dejaba que hablara Florian. Lo cual no significaba que fuera tímida. Era así, eso era todo.
Y Nelly se había puesto muy nerviosa cuando Catlin empezó a enseñar a Ari cómo se hacía una presa de judo sobre el hombro en la sala.
—¡Te vas a hacer daño! —gritó Nelly—. Catlin, Florian, tened un poco más de cuidado.
En realidad, el que habría tenido que protestar era Florian porque él era quien estaba en el suelo. Le tocaba hacer de Enemigo. Florian estaba bien: podía aterrizar y levantarse de nuevo enseguida, pero Catlin no estaba enseñando qué hacer después de caer, y Florian permanecía en el suelo, quieto, paciente, mientras Catlin mostraba a Ari cómo asegurarse de que no se levantara de nuevo.
Nelly había oído el ruido de la caída, eso era todo, y había acudido rápidamente cuando Florian estaba en medio de la alfombra. Catlin estaba haciendo la demostración de cómo romperle el cuello a alguien, pero lo hacía muy despacio. Si lo hubiera hecho de veras, habría sido tan rápida que Ari ni siquiera la hubiera visto. Catlin y Florian le habían enseñado cómo caer, rodar y levantarse. Era maravilloso ver cuántas cosas podían hacer.
A veces jugaban a las emboscadas, cuando tenían todo el apartamento para ellos. Apagaban las luces y tenían que encontrar el camino a oscuras.
Ella siempre quedaba Atrapada. Estaba bien. A medida que transcurría el tiempo resultaba más difícil Atraparla y aprendía cosas nuevas constantemente. Era mucho más divertido que con Amy Carnath.
Florian le enseñó una serie de trucos acerca de los ordenadores y cómo preparar Trampas y hacer cosas muy feas con el Cuidador, como volar a alguien en pedazos si uno tenía una bomba, pero ésas estaban guardadas en la sección Militar. Ari sabía de las huellas de voces y cómo el Cuidador lograba reconocer a las personas, cómo las cerraduras de las huellas de manos estaban conectadas al ordenador de la Casa, junto con los cuadros de retina y todo tipo de cosas; y cómo hacer que se abrieran las cerraduras eléctricas sin una tarjeta llave.
Florian descubría las cosas muy rápido. Dijo que las cerraduras de la residencia de la Casa eran de un tipo especial muy difícil de engañar. Dijo que el apartamento de tío Denys tenía una serie de cosas muy interesantes, como cerraduras especiales, muy especiales, unidas a algo que él no podía averiguar, pero que pensaba que era Seguridad: dijo que trataría de descubrirlo pero que podía meterse en problemas, que ellos eran mayores pero que lo haría sólo si Ari se lo pedía.
Y no quería decir estas cosas hasta que estaban fuera, porque él y Catlin habían descubierto otras cosas.
Como que el Cuidador oía lo que decían.
Era de un tipo especial, le había dicho Florian: podía ver y oír cualquier cosa, y era especialmente silencioso, así que nunca se sabía; y estaba especialmente escondido y protegido, con las funciones de cintas fuera del apartamento. Las cámaras y los micrófonos podían ser tan pequeños como cabezas de alfiler, las cámaras podían ser del tipo de ojo de pescado y los micrófonos, de cualquier tipo, de los que detectaban movimiento y sonido.
—Pueden ponerlos en las paredes —explicó Florian—, y es tan pequeñito y tan transparente que no se ve a menos que se revisen las paredes con una luz brillante y como de lado, o si uno tiene equipo, que es lo mejor, pero a veces tienen un foco realmente bueno. Y entonces pueden digitalizar lo que quieran y se puede ser mucho más exacto que eso. Lo mismo con el audio. Incluso pueden hacer un análisis de voz. Si quieren algo, lo consiguen. Si lo desean. Representa mucho trabajo. La mayoría de los Cuidadores son muy sencillos y se puede entrar en ellos. Los de la Casa son complicados, todo seguridad, todo compacto, y resulta difícil descubrir los micrófonos si los ponen en el cemento entre las piedras y todo eso.
Eso la había puesto muy incómoda.
—¿Incluso en el baño? —había preguntado. Florian asintió.
—Especialmente allí, porque si uno está vigilando, siempre van a tratar de hacer cosas en los sitios donde no creen que hay un micrófono.
Entonces ella había ido a ver al tío Denys y le había preguntado, toda preocupada:
—Tío Denys, ¿hay un espía en mi baño? Y el tío Denys había dicho:
—¿Quién te ha dicho eso?
—¿Hay uno?
—Es para Seguridad —explicó el tío Denys—. No te preocupes. No lo conectan a menos que sea necesario.
—No quiero que haya uno en mi baño.
—Bueno, no eres una ladrona, ¿no, querida? Y si lo fueras, sonaría una alarma en Seguridad y el Cuidador miraría y escucharía. No te preocupes.
—Sí, ser —había dicho ella y había hecho que Florian registrara el baño hasta que encontró los lentes y los micrófonos y puso un poco de arcilla encima. Excepto en el que había en el altavoz de la pared. Así que ella colgó una toalla allí, pero Nelly la retiraba siempre, aunque ella siempre la colocaba de nuevo en su sitio.
Florian descubrió los del dormitorio también, pero el tío Denys la llamó y dijo que en una prueba regular que hacían siempre Seguridad había descubierto que los espías del baño estaban tapados, y que iba a dejarla tapar los del baño, pero el resto eran Seguridad del apartamento y no podía tocarlos.
Así que Ari no los tocó.
Ésa no era la única Seguridad. Catlin le dijo que Seely era miembro de Seguridad. Y Abban, el azi de Giraud. Ella se daba cuenta de eso. Florian dijo que a él también se lo había parecido.
Catlin también le enseñó cosas: cómo quedarse quieta para que nadie pudiera oírla y dónde había que pegar si la atacaban.
Así que el tío Denys no tenía que estar tan preocupado por la seguridad cuando ella paseaba por los pasillos.
Y cuando llegara la carta de mamá... tenía que llegar pronto, había contado los meses, entonces ella misma se cuidaría en el viaje a Fargone.
Tenía mucho más miedo de verse con extraños ahora, porque había empezado a entender que había mucha gente fuera de Reseune que quería entrar en determinados lugares y robar, y muchos que podían matarte o Atraparte y robarte a ti, no a tus cosas; pero al menos era un miedo que le permitía darse cuenta de si alguien quería hacer algo malo; y estaba aprendiendo a manejar a la gente mala por otros sistemas, no sólo Atrapándolos con las palabras y Trabajándolos.
Realmente le gustaría hacerle algo de eso a Amy Carnath.
Pero ahí era donde se dejaba de hablar de deseos y se empezaba a saber lo lejos que se podía ir, por todos lados, y Amy estaría muerta de verdad, lo cual significaba que no se podía traerla de vuelta y no podría Trabajarla ni Atraparla.
Si había tiempo suficiente, se conseguía mucho más Trabajando a la gente.
Eso era algo que Ari enseñó a Florian y a Catlin. Pero no mucho. Primero, porque eran azi y no se les podía empujar y resultaba difícil enseñarles cómo empujar a otros; y, segundo, porque ella no quería que aprendieran cómo hacérselo a ella.
En primer lugar, tenía que ser la mejor. Era su supervisora.
En segundo lugar, a veces le daban miedo; a veces, los quería de verdad y a veces hubiese deseado no tenerlos porque la enfurecían y la hacían reír y la hacían pensar, en mitad de la noche, que no debería quererlos tanto porque tal vez mamá no le dejaría llevárselos.
No sabía por qué pensaba eso, pero le dolía mucho y la incomodaba que la gente la asustara y le hiciera daño.
—No deberíamos meternos en líos —dijo a Florian y a Catlin cuando entraron en la habitación después de que Nelly los regañara; y finalmente, porque estaba en su mente, enredada con lo que quería decirles hacía ya mucho tiempo, pero resultaba difícil ponerlo en palabras y le hacía doler el estómago—: Sé de mucha gente que no está más aquí. Cuando alguien se mete en líos, ellos lo Desaparecen.
—¿Qué es eso? —preguntó Florian.