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- Y usted -dije calmosamente- es un mocoso, de mente sucia y vestido con una chaqueta verde y barata.

- ¿Pero qué he dicho? -preguntó el joven maestro a los presentes, abriendo las palmas como un discípulo en la Ultima Cena de Leonardo.

- Vamos, vamos -dijo Shade-. Estoy seguro, Charles, de que nuestro joven amigo nunca tuvo intención de insultar a su soberano y homónimo.

- No hubiera podido aunque lo quisiese -observé plácidamente, convirtiéndolo todo en broma.

Gerald Emerald tendió la mano… que en el momento de escribir todavía sigue en esa posición.

Versos 895-899: Cuanto más peso… O esta papada

En lugar de estos versos fáciles e indignantes, el borrador da:

895 Tengo cierto gusto, lo admito,

por la parodiat ese resorte último del ingenio:

"En la lucha de la naturaleza, cuando el coraje prevalece

la víctima vacila y el vencedor fracasa."

899 Sí, lector, Pope

Verso 920: que eriza todos los pelillos

Alfred Housman (1859-1936) cuyo libro The Shropshire Ladrivaliza con In Memoriam, de Alfred Te

Verso 922: cuando Nuestra Crema la sostiene.

Esto no es del todo exacto. En el anuncio a que se alude, la barba está sostenida por burbujas de espuma, no por una sustancia cremosa.

Después de este verso, en lugar de los versos 923-930, encontramos la siguiente variante, apenas tachada:

Todos los artistas han nacido en lo que llaman

una época lamentable; la mía es la peor de todas:

una época que piensa que las bombas y las naves espaciales

no pueden ser hechas sino por un genio de nombre extranjero,

cuando cualquier cretino puede armar la cosa;

una época en que una banda de sinvergüenzas puede pasar

por el selenógrafo; una época cómica

que ve en el Dr. Schweitzer a un gran sabio.

Habiendo tachado esto, el poeta ensayó otro tema, pero estos versos también quedaron suprimidos:





Inglaterra donde los poetas volaron más alto, ahora

quiere que arrastren los pies y que Pegaso are;

añora los mercaderes de prosa del Grupo de los Mugrientos,

el Hombre Mensaje, al ganso babieca

y todas las novelas sociales de nuestra época

no dejan más que una pizca de polvo de carbón en la página.

Verso 929: Freud

Con los ojos del alma veo de nuevo al poeta desplomándose literalmente en el jardín, golpeando el césped con el puño y torciéndose y aullando de risa, y yo mismo, el Dr. Kinbote, la barba inundada en un torrente de lágrimas mientras trataba de leer inteligiblemente fragmentos de un libro que había escamoteado de un aula: una obra erudita sobre psicoanálisis, utilizado en las facultades norteamericanas, repito, utilizado en las facultades norteamericanas. Ay, sólo encuentro dos pasajes copiados en mi cuaderno de notas:

Al hurgarse la nariz a pesar de todas las órdenes de no hacerlo, o cuando el muchacho se pasa el tiempo metiendo el dedo en el ojal… el maestro analista sabe que el apetito del lujurioso no conoce límites en su fantasía.

(Citado por el Profesor C. de la obra del Dr. Oskar Pfister, The Psychoanalytical Method, 1917, N.Y., p. 79)

El gorrito de terciopelo rojo en la versión alemana de Caperucita Roja es un símbolo de menstruación.

(Citado por el Profesor C. de la obra de Erich Fromm, The Forgotten Language, 1951, N.Y., p. 240)

¿Esos payasos creen realmente en lo que enseñan?

Verso 934: grandes camiones

Debo decir que no recuerdo haber oído muy a menudo que pasaran por nuestra vecindad "grandes camiones". Coches ruidosos, sí, pero no camiones.

Verso 937: vieja Zembla

Hoy soy un comentador cansado y triste.

Paralelamente al lado izquierdo de la ficha (la setenta y seis) el poeta ha escrito, la víspera de su muerte, un verso (de la Segunda Epístola del Ensayo sobre el hombre, de Pope) que quizá tenía intención de citar en una nota de pie de pagina:

En Groenlandia, en Zembla o Dios sabe dónde

¿Así que esto es lo que ese viejo traidor de Shade podí decir de Zembla… mi Zembla? ¿Mientras se afeitaba? Ex traño, extraño…

Versos 939-940: La vida del hombre, etc.

Si entiendo correctamente el sentido de esta sucinta obse vación, nuestro poeta sugiere aquí que la vida humana no es sino una serie de notas de pie de página de una vasta y oscura obra maestra inconclusa.

Verso 949: Y todo el tiempo

Así, en algún momento de la mañana del 21 de julio, el último día de su vida, John Shade empezó su último paquete de fichas (setenta y siete a ochenta). Dos zonas de tiempo silencioso se habían fundido ahora para formar el tiempo corriente del destino de un solo hombre; y no es imposible que el poeta en New Wye y el matón en Nueva York se hayan despertado esa mañana con el mismo tictac del reloj de su Cronometrista.