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Nuestra juventud lee y estudia la historia de la guerra civil en Rusia. Pronto hará veinte años que los generales blancos —servidores del zar, de los terratenientes y capitalistas— dirigían sus regimientos hacia el Moscú rojo, hacia el Petrogrado rojo, contra la República Soviética. El ejército de obreros y campesinos, en una lucha larga, difícil y victoriosa, rechazó, luego derrotó y finalmente arrojó de su país, a los restos de las tropas zaristas de guardias blancos. Los generales blancos se colocaron tras los mostradores de los figones berlineses, empuñaron el volante de los taxis de París.
Esto pertenece a la historia. Nuestros niños y muchos jóvenes leen sobre estas cosas en los libros, como leen sobre la batalla de Mamái [21]sobre el falso Dmitri [22], el asedio de Sebastopol y otros lejanos sucesos.
Pero el falso Dmitri se pudrió hace tiempo, mientras que los generales blancos del siglo XX todavía viven. Impotentes para atacar otra vez a su antigua patria, vagan por el mundo deseosos de venganza.
Se han quedado sin poder, sin fuerza y sin fincas. Les ha quedado sólo odio, un odio insaciable contra el pueblo, contra cualquier pueblo, y contra los trabajadores, cualesquiera que sean, y ofrecen ese odio suyo como mercancía a buen precio, a «precio de coste», a todos los verdugos del pueblo armados. Ese odio se lo compran de buen grado, y ellos son felices cuando pueden matar, si no a obreros soviéticos, al menos a extranjeros, chinos, españoles.
El general ruso Fok, en 1920, mandaba la artillería en Perekop. [23]Perekop fue tomado por el Ejército Rojo. El general, junto con otros, huyó a Crimea y al extranjero.
En Í937. diecisiete años más tarde, ese general ha mandado la artillería del sector de Quinto, en Aragón, fortificado por los fascistas. Las tropas del pueblo español han tomado Quinto. El general Fok ha huido; al huir ha arrojado en Quinto la cartera de bolsillo y una maleta con los archivos de campaña.
El contenido de la cartera ya es conocido del lector. Ahora, en los días de calma entre combate y combate, ha habido tiempo para hojear los papeles de la maleta —cartas recibidas por el general, y copias de cartas enviadas por él—. No tendría sentido reproducirlas todas por entero, pero algunas cosas resultan muy aleccionadoras.
«Al señor Anatoli Fok, general de brigada. De acuerdo con el Estatuto de nuestra Unión, desde el día de la fecha hasta nuevas disposiciones, es usted nombrado representante junto a la asociación de ex combatientes del primer cuerpo de ejército, con todos los correspondientes derechos que se desprenden de los Estatutos. Está usted especialmente autorizado para representar a nuestra Unión, en todos los casos necesarios, ante diferentes personalidades, así como ante las organizaciones e instituciones francesas.
«Presidente: general Paul Shatilov. Secretario general: André Stanislavski, coronel de Estado Mayor.»
(Del mandato de la Unión Militar General, dado en París, el 21 de mayo de 1935)
«El día 3 del presente mes de agosto, se celebró, en París, una reunión de grados de todas las unidades de Drozdov. Presidió la reunión el jefe del grupo del primer cuerpo de ejército en Francia, general mayor Fok. En dicha reunión, se discutió la orden número 14 y la circular del general Kusonski del 28 de julio del presente año, relativas a la baja de la Unión Militar General, del general mayor Turkul, debida al irreductible deseo del general Turkul de fundar una organización política, encabezada por él, independiente de la Unión Militar General. «La reunión indicada no tuvo ni siquiera exteriormente el carácter de reunión de señores oficiales, y de ello es una evidente prueba el hecho de que asistieron a ella "damas" y el que algunos "discursos" fueron acompañados de aplausos. Semejante fenómeno habría podido darse en las reuniones de los miembros de las organizaciones sociales y políticas, pero de ningún modo militares. En las reuniones militares, comenzaron a darse tales espectáculos sólo en el año 1917, de triste memoria.
»En atención a la edad, a los años de servicio y a los méritos militares del general mayor Fok, me limito a hacerle objeto de amonestación por haber permitido y hasta presidido la manifestación en masa antidisciplinaria del 3 de agosto del año en curso por parte de los oficiales de las unidades de Drozdov...»
(De la orden del general Miller respecto a la Unión Militar
General de París, orden número 29, del 17 de agosto de 1936)
«... Ahora, después de lo arriba expuesto, resultará para usted completamente claro cuáles son las causas que me han movido a presentar mi baja de la Unión Militar General y mi deseo de no seguir colaborando con ustedes; asimismo, todas las circunstancias arriba señaladas indican de manera irrefutable en quién radica la fuente principal de la desorganización de la Unión Militar General y quién, con su actividad, le ha causado y le causa un daño irreparable, reduciéndola a la situación de una de las muchas organizaciones militares profesionales. Esa persona es usted. Considero que, para evitar el hundimiento definitivo de la Unión Militar General y volverla al cumplimiento de su tarea básica: la lucha activa contra el bolchevismo, es necesario que usted se retire del puesto que ocupa y encuentre el modo de ponerlo en las manos más firmes de una persona resuelta, inquebrantable, que comprenda rectamente la situación y lo que se ha de hacer en la lucha contra los bolcheviques. Confío en que usted, como yo, tiene plena conciencia de todo el daño que causa dirigirse al juicio público, por una parte. Por otra parte, espero que usted comprenda también la necesidad de su dimisión sin divulgar ampliamente todos los detalles, documentos y declaraciones testificales. Dispuesto a servir, A. Fok.»
(De una carta al general Miller)
«¡Querido Antón Vasílievich!
»Hace ya tres días que me encuentro en San Sebastián, con el general Shikarenkoy los capitanes KrivosheinyPolujin. ¿Cómo nos han recibido? Muy bien y cortésmente en todos sentidos. Quien de nosotros luche por la España nacional, contra la 111 Internacional, y también, dicho de otro modo, contra los bolcheviques, cumplirá con su deber ante la Rusia blanca.
»Saludos a todos los drozdovianos y a todos los miembros de la Unión de Combatientes, así como a tus caras damas. Tuyo, A. Fok.»
(De una carta al general Turkul)
«¡Querido Antón Vasílievich!
«Todos nosotros estamos inscritos. Para no llenar la carta con la descripción detallada de nuestra situación (cosa que puedes saber por V.V. Schavinski) te diré que todos nosotros estamos colocados como oficiales instructores, y la única circunstancia que me apena es la de que, por no saber la lengua española, no puedo proporcionar toda la utilidad de que —estoy convencido de ello— sería capaz... He de decirte que la clase obrera española, como la de todo el mundo, está envenenada por el comunismo y el marxismo. Así lo indican las plantas y fábricas que aquí están desiertas...