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Él la saludó con la cabeza graciosamente. "Señorita Ballister. ¿Puedo sentarme?”

"Desde luego," dijo ella, automáticamente. ¡Cielos!, ¿Por qué estaba él aquí?

"Pensé que podría resultar más fácil dialogar sin necesidad de gritar a través de los palcos," dijo él.

Susa

Pero, se dio cuenta, un tanto frenéticamente, de que no se encontraban tan cerca como estaban ahora sus sillas. El muslo del conde casi se presionaba contra el suyo.

No debería haber sido molesto, ya que Lord Durham había ocupado la misma silla durante más de una hora, y su muslo no la había molestado en lo más mínimo.

Pero era diferente con Lord Renminster. Todo era diferente con Lord Renminster, se dio cuenta Susa

"¿Disfruta usted de la obra? " le preguntó él.

"Oh, en efecto," dijo ella. "La interpretación de Kean es sencillamente notable, ¿no está de acuerdo? "

Él asintió con la cabeza y murmuró su acuerdo.

"Yo nunca imaginé que Shylock fuera representado de una manera tan trágica," continuó Susa

"Esa es realmente una interpretación interesante. "

Susa

El conde comenzó a toser incontroladamente.

Susa

"Le pido perdón," dijo él, conteniendo la respiración.

"¿Ocurre algo? "

"Nada," le aseguró él. "Simplemente que su astuta observación me pillo con la guardia baja."

"No trato de decir que los hombres pelirrojos sean menos dignos que el resto de los hombres," dijo ella.

"Excepto nosotros, los de la, claramente superior variedad, de cabello oscuro," murmuró él, con los labios curvados en una diabólica sonrisa.

Ella apretó los labios para obligarse a no sonreír. Era tan raro que él pudiera hacerla participe de un momento secreto y compartido- la clase de momentos que se dan cuando se comparte una broma privada. "Lo que trataba de decir," dijo ella, intentando regresar a la conversación original, "es que uno nunca lee acerca de hombres pelirrojos en las novelas, ¿no? "

"No en las novelas que yo he leído," le aseguró él.

Susa

El conde se inclinó hacia ella, sus ojos verdes centelleando con malvada promesa. "¿Y quién es el héroe de su historia, señorita Ballister? "

"No tengo un héroe," dijo ella remilgadamente. "Creía que era obvio. "

Él permaneció silencioso durante un momento, contemplándola pensativamente. "Debería," murmuró él.

Susa

O tal vez estaba segura, y simplemente no podía creerlo.

Él sonrió ligeramente. "Una mujer como usted debería tener a un héroe," le dijo. "Un campeón, quizás. "

Ella lo miró con cejas arqueadas. "¿Me está diciendo que debería estar casada? "





Otra vez aquella sonrisa. La conocida curvatura de sus labios, como si él tuviera un secreto increíblemente bueno.

"¿Qué cree usted? "

"Creo," dijo Susa

Él se rió, pero era un sonido cálido, divertido, que carecía completamente de la malicia que tan a menudo teñía la risa de los miembros de la temporada. "Retiro mi anterior declaración," dijo él con una amplia sonrisa. "Usted no necesita a un campeón. Usted es claramente capaz de cuidar de si misma bastante bien. "

Susa

"Sí," dijo él, "eso ha sido un cumplido. "

"Con usted uno siempre debe asegurarse," comentó ella.

"Oh, no, señorita Ballister," dijo él. "Me hiere. "

Ahora era su turno de reírse. "Por favor", dijo ella, sonriendo abiertamente todo el rato. "Su armadura es lo bastante resistente para detener cualquier ataque verbal que yo pudiera lanzarle. "

"No estoy tan seguro de ello," dijo él, tan suavemente que ella no estaba segura de haberlo oído correctamente.

Y entonces tuvo que preguntar – "¿Por qué esta siendo tan agradable conmigo? "

"¿Lo estoy siendo? "

"Sí," dijo ella, no muy segura de por qué la respuesta era tan importante, " lo está siendo. Y considerando lo contrario que usted era a mi casamiento con su hermano, no puedo por menos que sentirme suspicaz. "

"Yo no era…- "

"Sé que usted dijo que no se opuso al cortejo," dijo Susa

David se mantuvo silencioso durante un largo momento, considerando su declaración. Ni una palabra de las que ella había dicho eran falsas, y aún así estaba claro que ella no entendía nada de lo que había sucedido el verano anterior.

Sobre todo, ella no entendía a Clive. Y si pensaba que podría haber sido una esposa adecuada para él, quizás ella no se entendía a si misma, tampoco.

"Amo a mi hermano," dijo David suavemente, "pero él tiene sus defectos, y necesitaba una esposa que lo necesitara y dependiera de él. Alguien que lo obligara a hacerse el hombre que sé que él puede llegara a ser. Si Clive se hubiera casado con usted… – "

Él la miró. Ella lo contemplaba con ojos sinceros, esperando con paciencia a que terminara de formular sus pensamientos. Él sabía que su respuesta lo significaba todo para ella, y sabía que tenía que acertar.

"Si Clive se hubiese casado con usted," prosiguió él, finalmente, " no habría tenido ninguna necesidad de ser fuerte. Usted habría sido fuerte por los dos. Clive no habría tenido nunca ninguna razón para crecer. "

Sus labios se abrieron por la sorpresa.

"Dicho sencillamente, señorita Ballister," dijo él con alarmante suavidad, "mi hermano no era digno de una mujer como usted. "

Y luego, mientras ella intentaba asimilar el sentido de sus palabras, mientras intentaba simplemente recordar como respirar, él se puso de pie.

"Ha sido un placer, señorita Ballister" murmuró, tomando su mano y depositando suavemente un beso sobre su guante. Sus ojos permanecieron fijos en su rostro todo el tiempo, brillando cálidos y verdes, y chamuscando directamente su alma.

Él se enderezó, curvó sus labios apenas los suficiente para hacer que su piel se estremeciera, y tranquilamente dijo, "Buenas noche, señorita Ballister. "

El se había marchado incluso antes de que ella pudiera ofrecerle su propio adiós. Y no reapareció en el palco contiguo al de ella.

Pero este sentimiento – este extraño, sin aliento, vertiginoso sentimiento que él lograba provocar dentro de ella con sólo una sonrisa – éste se enroscó alrededor de ella y no se marchó.

Y por primera vez en su vida, Susa

Incluso con los ojos abiertos, todo lo que ella podía ver era la cara del conde.