Добавить в цитаты Настройки чтения

Страница 70 из 94

- Ni loca.

- Pues adelante. -Se encoge de hombros-. Recoge tu escritorio. Haz lo que debas hacer.

Le echo un vistazo a Kate, que nos observa horrorizada.

«Lo siento», le digo con los labios. Ella saca su móvil y teclea un mensaje. Un momento más tarde, mi teléfono da un pitido y miro la pantalla.

No te culpo. Si montas tu empresa, ¿puedo irme contigo?

Le escribo en el acto:

Claro. Pero todavía no sé qué voy a hacer. Gracias, Kate.

Natalie ha vuelto a sentarse y teclea en el ordenador ostentosamente, como si yo no existiera.

Plantada allí en medio del despacho, me siento un poco mareada. ¿Qué he hecho? Esta mañana tenía una empresa y un futuro. Y ahora ya no. Nunca lograré que Natalie me devuelva todo el dinero que puse. ¿Qué voy a decirles a mamá y papá?

No. Ahora no pienses en eso.

Se me hace un nudo en la garganta cuando cojo una caja de cartón, saco las resmas de papel que contiene y empiezo a llenarla con mis cosas. Mi perforadora. Mi portalápices.

- Pero si crees que puedes establecerte por tu cuenta y hacer lo que yo hago, te equivocas -me espeta Natalie de repente, girando en su silla-. No tienes ningún contacto. Ni experiencia. Esos discursitos de «Quiero darle a la gente buenos puestos» y «Hay que mirar todo el conjunto» no te servirán para sacar cabeza. Y no esperes que te dé trabajo cuando acabes tirada en la calle.

- Quizá ella no siga en la selección de ejecutivos. -Para mi asombro, Kate interviene desde el otro lado del despacho-. Tal vez se dedique a otra cosa. Lara tiene otras dotes, ¿sabes?

La miro desconcertada. ¿Tengo otras dotes?

- ¿Como cuáles? -dice Natalie con mordacidad.

- ¡Como leer el pensamiento! -Kate esgrime el último número de Business People-. ¡Sí que lo llevabas en secreto, Lara! Hay una columna entera en la página de cotilleos. «Lara Lington entretuvo a la multitud una hora con sus espectaculares números de adivinación. Los organizadores han recibido numerosas solicitudes para que la señorita Lington amenice actos corporativos. “Nunca había visto nada parecido -declaró John Crawley, presidente de Medway SA-. Lara Lington debería tener su propio programa de televisión.”»

- ¿Adivinación? -Natalie se ha quedado patidifusa.

- He estado practicando. -Me encojo de hombros, quitándole importancia.

- ¡Aquí dice que les leíste el pensamiento a cinco personas a la vez! -Kate rebosa de emoción-. Lara, deberías presentarte a Tienes talento. Lo tuyo sí que es un don de verdad.

- ¿Desde cuándo sabes leer la mente? -Natalie entorna los ojos con suspicacia.

- Sería difícil de precisar. Y sí, quizá participe en algunos actos corporativos -añado, desafiante-. Quizá abra una pequeña empresa de lectura del pensamiento. Así que seguramente no acabaré muerta de hambre en la calle, muchas gracias, Natalie.

- Vale, léeme la mente si tienes semejante don. -Natalie alza la barbilla-. Venga.

- No, gracias -replico con dulzura-. Prefiero no hurgar en la basura.

Kate silba por lo bajo y, por primera vez, Natalie parece desconcertada. Recojo la caja antes de que se le ocurra una réplica demoledora y me acerco a Kate para darle un abrazo.

Ciao, Kate. Gracias por todo. Eres un sol.

- Buena suerte. -Me abraza con fuerza y me susurra al oído-: Te echaré de menos.

Ciao, Natalie -añado, yendo hacia la puerta.

Salgo, cruzo el pasillo y llamó el ascensor, sosteniendo la caja con una mano. Me siento un poco alelada. ¿Qué voy a hacer ahora?

- ¿Sadie? -digo por pura costumbre. Pero no hay respuesta. Claro que no.

El ascensor es antiquísimo y muy lento. Empiezo a oír sus chirridos amortiguados cuando suenan unos pasos a mi espalda. Es Kate, que llega presurosa.

- Lara, suerte que te he pillado -dice, ansiosa-. Oye, en serio, ¿no necesitarás una ayudante?

Por Dios, esta chica es un encanto.

- Eh, bueno.. . aún no sé si voy a montar otra empresa, pero ten por seguro que te avisaré.. .





- No; quiero decir para tus números de adivinación. ¿No te hace falta una ayudante? A mí me encantaría. Podría llevar un disfraz. ¡Sé hacer malabarismos!

- ¿Malabarismos?

- ¡Sí! ¡Con alubias! ¡Podría actuar como telonera!

La veo tan entusiasmada que no puedo decirle: «En realidad, no sé leer el pensamiento. No tengo ningún don.»

Estoy harta de que nadie conozca mi secreto. Ojalá pudiese decirle a alguien: «Mira, la verdad es que hay un fantasma en mi vida.. . »

- No sé si funcionaría, Kate -intento ser delicada-. Mira, la verdad es que.. . ya tengo ayudante.

- Ah, ¿sí? -dice desilusionada-. Pero no la mencionan en el artículo. Dicen que lo hiciste todo tú sola.

- Bueno.. . estaba entre bastidores. No quería salir en público.

- ¿Y quién es?

- Eh.. . pues de la familia.

- Entonces supongo que os entenderéis bien.. .

- Hemos llegado a entendernos muy bien -asiento, mordiéndome un labio-. Es decir, hemos tenido bastantes discusiones, pero llevamos mucho tiempo juntas. Hemos vivido tantas cosas.. . En fin.. . somos amigas.

Noto una punzada en el pecho mientras lo digo. Tal vez fuéramos amigas, pero no sé lo que somos ahora. Y de pronto siento un bajón tremendo. Mírate, me digo, lo has echado todo a perder. Con Sadie, con Ed, con Josh. Ya no tengo empresa, mis padres se van a poner frenéticos y me he gastado todo el dinero que me quedaba en absurdos vestidos de época.. .

- Bueno, si alguna vez decidiese dejarlo.. . -dice Kate-. O si ella necesitara una ayudante.. .

- No sé cuáles serán nuestros planes ahora. Ha sido todo un poco.. . -Me pican los ojos. Kate se muestra tan comprensiva y abierta, y yo he pasado tanta tensión, que las palabras me salen solas-. La cosa es que nos hemos peleado. Y ella ha desaparecido. No la he visto desde entonces.

- Vaya. Y ¿por qué os peleasteis?

- Por muchas cosas -reconozco-. Pero sobre todo por un hombre.

- ¿Y sabes si ella.. . ? -Titubea-. ¿Si se encuentra bien?

- No lo sé. No sé qué le ha ocurrido. Podría estar en cualquier parte. Quiero decir, normalmente hablamos todos los días, pero ahora nada, silencio total. -Empiezan a resbalarme lágrimas por las mejillas.

- ¡Ay, Lara! -Kate está casi tan compungida como yo-. Y encima todo esto de Natalie. ¿Josh no puede echarte una mano? ¿La conoce? Él siempre te ha apoyado.. .

- Ya no estoy con Josh -admito con un sollozo-. ¡Hemos roto!

- ¿Que habéis roto? -Da un gritito-. Dios mío, no tenía ni idea. Debes de estar hecha polvo.

- No ha sido mi mejor semana, la verdad. -Me seco los ojos-. Ni mi mejor día.

- Has hecho bien dejando a Natalie -susurra-. ¿Y sabes qué? Todo el mundo querrá hacer negocios contigo. Te adoran. ¡A ella no la soportan!

- Gracias. -Intento sonreír.

Llega el ascensor y Kate me sujeta la puerta mientras meto la caja dentro.

- ¿No hay ningún sitio donde puedas buscar a tu pariente? -Me mira angustiada-. ¿Algún modo de localizarla?

- No lo sé. -Me encojo de hombros, abatida-. Ella sabe dónde encontrarme y cómo ponerse en contacto conmigo.. .

- Quizá lo que quiere es que tú des el primer paso, ¿no? Si se siente herida, quizá esté esperando que seas tú la que se ponga en contacto con ella. Es sólo una idea -añade mientras se cierran las puertas-. No pretendo entrometerme.. .

El ascensor empieza a descender entre chirridos y yo me quedo mirando el asqueroso tapizado de las paredes, repentinamente paralizada. Kate es genial, acierta de pleno. Sadie es tan orgullosa que nunca dará el primer paso. Debe de estar esperando en alguna parte, aguardando a que yo vaya a disculparme y hacer las paces. Sí, pero ¿dónde?

Después de una eternidad, el ascensor llega a la planta baja, pero yo no me muevo del sitio, a pesar de que el peso de la caja empieza a abrumarme. He dejado mi trabajo y no sé cuál será mi futuro. Es como si hubiera tirado toda mi vida a la trituradora en el modo «destrucción total».