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Era agradable estar preparada para algo al menos. Le hacía sentir que había un suelo donde asentarse. Había aprendido una buena palabra en la clase del doctor Dietrich:

Contradicción, que definía muy bien lo que ella estaba sintiendo.

No tuvo clase con otros chicos hasta el mediodía, cuando tuvo que ir a Economía con Amy y Maddy.

Ellos no sabían nada de la mudanza de su amiga. Pensaron que Ari las estaba engañando. Así que Ari colocó la tarjeta en el buzón más cercano de la Casa en Uno A, y el buzón empezó a escupir un montón de mensajes que ella no esperaba recibir, como que Mantenimiento le preguntaba si realmente aceptaba la orden de un tipo especial de batería. Ella sabía quién la había pedido, así que dijo que sí; y una nota de Ya

Eso impresionó a Amy y a Maddy, y mucho.

Parecía como si todavía no estuvieran seguras de que Ari no hubiera preparado todo eso para Atraparlas, pero ella les dijo que mañana iban a tener la oportunidad de verlo, ella las llevaría allí, donde vivía sola.

Y entonces se pusieron raras, como si algo hubiera cambiado.

Ari no había previsto aquella reacción.

Estaba pensando en todo eso cuando se dirigía a la farmacia y además, tenía el paquete y había que preocuparse por eso, había que pasar por los guardias de Seguridad y entrar en el solitario pasillo de terrazo que le pertenecía por completo hasta la pared del fondo. Usó la tarjeta en la puerta y entró. El Cuidador le informó que Florian y Catlin estaban allí, e inmediatamente aparecieron los dos desde la cocina.

—¿Ha venido Mantenimiento? —preguntó Ari.

—Sí, sera —respondió Florian—. Ya lo hemos arreglado todo y hemos registrado el apartamento entero.

Eso significaba que las baterías que quería Florian habían llegado.

—Mantenimiento se portó bien —dijo Catlin—. Les pedimos que pusieran las cajas en la cocina, no importa lo que tuvieran dentro y las examinamos una por una antes de ordenarlas. Estamos calentando el almuerzo.

—Muy bien —dijo ella—. La clase anduvo bien. Sin problemas. —Y se fue por los salones hasta la oficina a dejar la bolsa con sus cosas.

Su oficina, y ella había ido automáticamente al dormitorio. Pero ahora había espacio para todo. Extrajo el manual y llevó la bolsa a través de las habitaciones de Florian y Catlin hasta su dormitorio.

Poca-cosa estaba allí, encima de la cama, como siempre. Ella la levantó y pensó que sería realmente horrible por parte del tío Denys poner un espía en ella. La levantó y la dejó apoyada en las almohadas, como siempre.

Y se sentó y se quitó los zapatos y extrajo las pastillas de la bolsa, la receta que había causado tanto alboroto en la farmacia que por poco llega tarde a clase, y no importaba lo que dijera su tarjeta ni lo que el sistema de la Casa les indicara que estaba autorizada a tener.

—Setenta y cinco —dijo Florian mirando el frasco de pastillas después del almuerzo. Bocadillos de jamón y queso. Nada quemado—. Sí. Está bien para una dosis profunda.

—¿Queréis ver lo que tengo que deciros? —Había hecho imprimir las cosas y tenía el escrito sobre la falda—. Le pedí al Cuidador que no pasara ninguna llamada, no quiero ruidos. Lo tengo todo en la lista. Pero preferiría que la repasarais.

Pasó el papel; ellos lo leyeron, uno después del otro.

—Parece razonable —observó Catlin—. No tengo objeciones.

—No veo ningún problema —dijo Florian—. Si no hay cinta para hacer, no tardaremos ni un minuto.

Todavía la asustaba. La asustaba más que cualquier otra cosa.

Pero hizo lo que decía el papel. Tomaron las pastillas y ella siguió las instrucciones, y luego los dejó dormir.

—Y fue a la oficina, cerró la puerta y usó el teclado con Base Uno porque no quería que hubiera ningún ruido en el apartamento mientras ellos estaban tan lejos.

Le dijo a Base Uno que había llevado a cabo la rutina.





Y Base Uno escribió:

Esta Base reconoce sus tarjetas desde ahora.

Leyó hasta tarde porque quería estar segura de que Catlin y Florian despertaban antes de que ella se fuera a dormir. Repasó los datos de Ari senior bajo las palabras Geoffrey Carnath.Y claro que había entendido al tío Denys cuando él le explicó lo que había pasado. Repasó todo, hasta el final, hasta que Ari se fue de esa casa. Leyó las cosas más feas y se quedó allí, sintiéndose extraña, muy extraña, como si fuera algo malo, pero nadie había muerto. Eso era lo peor, cuando alguien moría.

Entonces, tal vez Desaparecerían a alguien más.

Y estaba furiosa. Furiosa con esas cosas que había hecho el tutor de Ari hacía tanto tiempo, cosas que no estaban allí, hasta el momento en que Ari acudió con Florian y Catlin a Seguridad, alegando que su tío estaba abusando de Florian.

Así era como lo había escrito Seguridad. Pero ella sabía lo que había pasado. En cierto modo. No podía formar una imagen en su mente, pero de todos modos lo sabía.

Y Ari hablaba de llevarse bien con su tutor.

Yo lo habría matado. Como habría matado al tío Denys si me hubiera perseguido. No se juega con Seguridad. No se juega con Seely. Ni con Denys.

Pero, ¿dónde estaría ahora? Metida en graves problemas.

En muy graves problemas.

Se sintió enferma. Había sabido que estaba acorralada, muy adentro de sí. La seguridad de Geoffrey Carnath había ganado a la de la primera Ari. Seguramente había habido pelea. Algo debió de pasar en ese momento.

Florian y Catlin habían sido arrestados. Ari había terminado en el hospital.

Ari, hospital,escribió para esa fecha.

Sedantes,dijo el sistema. Por orden de Geoffrey Carnath.

Florian, seguridad.

Un médico lo había visto. Estaba desequilibrado, igual que Catlin. Y les habían pasado cintas, a los dos. Consiguió los números de esas cintas.

Buscó el caso a través de los archivos durante una hora y rastreó las órdenes de mudanza y la reunión del consejo de Familia en la que el personal superior, sabiendo lo que había pasado, había concedido a Ari senior un apartamento propio con una llave exclusiva, porque ella lo había pedido y amenazaba con acudir a las agencias de noticias, y Geoffrey Carnath era demasiado problema para que toda la Familia peleara contra él por el asunto de su tutoría.

Verdadero. Todo era verdadero para Base Uno. Todo aquello le había sucedido a la primera Ari.

Se hablan llevado a mamá. Pero el tío Denys y el tío Giraud no habían hecho lo mismo que Geoffrey Carnath. Se quedó sentada allí mucho rato, observando la pantalla, y después empezó a buscar algunas de las palabras que aparecían en el informe.

Se sintió muy aliviada cuando Florian la llamó por el Cuidador y le dijo que estaba despierto y bien, que solamente tenía un poco de sueño.

—Estoy aquí —murmuró Catlin después, un poco confusa; pero Catlin llegó al salón antes que Ari. Se apoyó en la pared—. ¿Algún problema?

—No —respondió Ari—. Nada por ahora. Duerme tranquila, Catlin. Todo está bien. Voy a hacerme la cena sola. Te llamaré si te necesito.

Catlin asintió y volvió a su habitación.

Había muchas cosas en el apartamento. Lo descubrieron cuando empezaron a registrarlo, mucha ropa de Ari senior que era muy bonita pero demasiado grande todavía.

Ari senior había sido, un poco más grande arriba. Y más alta. Eso también era extraño, calcular frente al espejo la altura que tendría más adelante. Algún día.