Добавить в цитаты Настройки чтения

Страница 79 из 117

—Jordan, Dios, cuánto deseaba verte... Estamos bien, muy bien. Grant no está aquí hoy, pero la próxima vez...

—...tienes buen aspecto. —La voz de Jordan lo traspasaba y había dolor en su mirada—. Dios, ¡cómo has crecido! Me alegro muchísimo de verte. ¿Dónde está Grant?

El retraso temporal. Los retrasaban quince segundos de cada lado por seguridad.

—Tú también tienes buen aspecto. —Dios, las banalidades que debían decirse cuando había tan poco tiempo. Cuando había tanto que decir y no podían porque Seguridad estaba esperando para cortar la comunicación a la primera señal de una transgresión de las reglas—. ¿Cómo está Paul? Grant y yo vivimos en tu apartamento y estamos muy bien. Todavía estoy en diseño.

Denys levantó la mano para advertirle. Nada de hablar del trabajo. Justin se detuvo.

—Un poco más gris, lo sé. No estoy mal. Buena salud y todo eso. Paul también. Ay, Señor, qué alegría me da verte.

—Puedes hacerlo en el espejo, ¿no? —Justin se obligó a reír un poco—. Espero tener tan buen aspecto como tú a tu edad. Tal vez tenga posibilidades, ¿no te parece? No puedo decirte mucho. ( No me dejan.)Tengo trabajo. Me dan tus cartas. (Mierda.) Me tratan bien, en serio. Y Grant...

Su padre sonrió cuando la broma llegó del otro lado.

—Tú eres mi máquina del tiempo. Claro que tienes una buena oportunidad. Yo también recibo tus cartas. Las guardo. Todas.

—Grant también. También ha crecido. Está más alto. Ya te lo puedes imaginar. Somos como una mano y la otra. Nos cuidamos mutuamente. Nos va bien.

—No vas a alcanzarlo nunca. No en la forma en que estaba creciendo. Paul también ha envejecido. La rejuv, claro. Lo lamento. Estaba absolutamente seguro de que te lo había dicho en las cartas. Soy perezoso y no me tiño el pelo.

Quería decir que los censores habían cortado esa parte, maldición.

—Te queda bien. En serio. Casi todo sigue igual en casa. ( No en otros lados.)Pero te echo de menos. A los dos.

—Yo también te echo de menos, hijo. En serio. Me están diciendo que tengo que cortar ahora. Mierda, tengo tanto que decirte. Sé bueno. No te metas en líos.

—Tú tampoco. Estamos bien. Te quiero.

La imagen se borró y se convirtió en nieve. El vídeo se apagó. Justin se mordió los labios y trató de mirar a Denys con dignidad. Tal como habría hecho Jordan.

—Gracias —dijo.

La boca de Denys tembló levemente.

—Buen chico. Todo ha ido bien. ¿Quieres una copia? He hecho una.

—Sí, ser. Me gustaría. Para Grant. Denys la sacó del grabador y se la dio. Y afirmó con la cabeza. Enfáticamente.

—Te lo repito: te vigilan muy de cerca. Es por lo de Gehe

—Así que quieren tener bien sujeto a Jordan, ¿no?

—Lo has captado muy bien. Sí. Eso es exactamente lo que quieren. Es la razón por la cual Defensa cambió tan bruscamente las prioridades. Incluso hay una posibilidad, repito, una posibilidad, de que te concedan un viaje con escolta a Planys. Pero vigilarán cada uno de tus movimientos.

Eso lo conmovió. Un golpe. Tal vez lo hacían por eso.

—¿Se está tramitando el permiso?

—Lo estoy hablando con ellos. No debería decírtelo. Pero, hijo, no cometas errores. No hagas nada. Te has portado espectacularmente bien desde que... desde que resolviste tu problema personal. Tu trabajo es excelente. Te vamos a dar más responsabilidades..., ya sabes lo que quiero decir. Más trabajo. Quiero que tú y Grant trabajéis juntos en algunos diseños. En serio, quiero que desempeñes un trabajo de responsabilidad dentro del personal. Los dos.

—¿Por qué? ¿Para tener algo con que presionarme después?

—Hijo... —Denys suspiró profundamente y pareció preocupado—. No. Todo lo contrario. Quiero que seas necesario aquí. Muy necesario. Están montando la instalación en Fargone. Y eso queda muy lejos de Planys.



Una sensación fría se deslizó sobre el corazón de Justin, vieja, familiar.

—Por Dios —continuó Denys—, no les des una oportunidad. Escucha mí consejo. No tenemos el control total de la situación. Defensa ha clavado sus garras sobre tu padre. Y no va a soltarlo. Ya me entiendes, has conseguido esta comunicación gracias a Gehe

—¿Es una amenaza?

—Justin, confía un poco en mí. Dame la confianza que yo deposité en ti. Y en tu padre. Trato de advertirte acerca de una trampa. Piensa en esto al menos. En realidad no me fío de esta brusca benevolencia por parte de Defensa. Tienes razón cuando piensas que detrás de todo esto se esconde algo. Y trato de advertirte sobre un problema potencial. Si formas parte del personal esencial, podremos retenerte, y pienses lo que pienses, estarás mucho más a salvo con nosotros que con ellos. Saca tus propias conclusiones. Sabes muy bien las ventajas que podrían obtener ellos de tenerte bajo su control en Fargone y a Jordan en Planys. Eso es lo que trato de decirte. Usa la información como quieras. Pero yo voy a darte todas las oportunidades que pueda.

Justin tomó la cinta. Pensó en lo que le decía.

—Sí, ser —dijo finalmente. Porque Denys tenía razón. Fargone no era un buen lugar para él, no ahora, ya no. Y lo que Jordan había querido ya carecía de importancia.

IX

Pensé que tal vez esto haría que reconsideraras tus objeciones sobre el MR-1959, J. W.,escribió Justin sobre la carátula de sus explicaciones para el informe sobre el trabajo del EO-6823. Y había tomado los informes del proyecto y los había enviado a la oficina de Ya

Con muchas dudas.

Estaba trabajando de nuevo. Trabajaba más horas de las normales y muy duro, y se esforzaba mucho porque se daba cuenta del sitio al que había llegado. Cogió las cintas. Asimiló datos. Intentó el tipo de diseños que había estado probando en su tiempo libre durante ocho años y explicó a Ya

Por alguna razón, esto hizo que Ya

Pero Ya

—Mira, Ya

—No hay forma de que podamos hacer lo que tú propones —dijo Ya

—Explícame por qué.

—No se puede unir una cinta de habilidad con una cinta profunda. Terminarás como una rata en un laberinto. Eso es lo que estás haciendo.

—¿Y no podríamos hablar sobre esto? ¿A la hora del almuerzo? Quiero hablar, Ya

—No veo razón para perder el tiempo en eso. Estoy ocupado, hijo. Muy ocupado. Ve y busca a Strassen y díselo a ella. Si es que puedes encontrarla, nadie sabe nunca dónde está. Que ella haga de instructora. O a Peterson, él tiene paciencia. Yo no. Haz tu trabajo y entrégalo, y no me causes problemas, por Dios, que ya tengo demasiados.

Peterson se ocupaba de los principiantes.

Eso era lo que Ya

No pensó que Denys Nye le había aconsejado que siguiera estudiando. No pensó que Ariane Emory había tenido tiempo de estudiar sus prototipos de diseño. Se lo tragó y se dijo a sí mismo que Ya