Добавить в цитаты Настройки чтения

Страница 68 из 117

—Sí, ser.

—Te diré otra cosa: Ari cometió errores y actos deleznables. Pero era una gran mujer. Era Reseune. Y era mi amiga. Te protegí, Justin, y protegí la reputación de ella al mismo tiempo; y no te conviene creer que voy a dejar que un pequeño y sórdido incidente destruya esa reputación. No te dejaré que la destruyas, ¿comprendes?

—¡Usted tiene las cintas en los archivos! Si esa pobre nenita se las arregla para coincidir con la mitad de las cosas que hizo Ari, los investigadores van a querer cada detalle, y ese detalle no es cualquier cosa.

—No. No les interesará. Ese incidente pertenece al final de su vida más allá de la esfera de interés. Y lo que es más, por eso trabajamos con Rubin. Este es el que los militares pueden atrapar. Ari es nuestro proyecto, sólo nuestro. Nosotros tenemos el contrato de los técnicos. ¿Acaso Reseune dejó escapar alguna vez algo que le interesara en el aspecto económico?

—Dios mío, pueden manejar a los militares durante años con eso. Admítalo. Son las malditas ideas de Giraud para conseguir fondos. Su inagotable fuente para conseguir proyectos militares.

Denys sonrió y meneó la cabeza.

—Va a funcionar, Justin. Nosotros no la preparamos.

—Entonces, respóndame: ¿está seguro de que Giraud no lo hizo?

Los ojos de Denys reaccionaron inmediatamente. La cara no. Siguió sonriendo.

—El tiempo lo probará, ¿no te parece? En tu posición, en lugar de quedar como un tonto en público, mantendría la boca cerrada, Justin Warrick. Yo te ayudé. Hablé en tu favor, en el de Jordan y en el de Grant cuando nadie más lo hacía. He sido tu protector. Pero recuérdalo siempre: fui amigo de Ari. Y no permitiré que saboteen su proyecto.

Ahí estaba la amenaza. Era real. No cabía duda al respecto.

—Esta es la única vez que voy a decirte esto. No quiero repetirlo. Quiero que aceptes el favor que te hago y que recuerdes lo que te he dicho. ¿De acuerdo?

—Sí, ser.

—¿Estás bien? Él suspiró.

—Eso depende de lo que haga Petros, ¿no le parece?

—Solamente hablar. Eso es todo. —Denys lo sacudió con amabilidad—. Justin, ¿tienes destellos?

—No —respondió Justin. Le temblaba la boca. Dejó que temblara. Eso ayudaría a que Denys entendiera—. Es solamente que ya he sufrido demasiado. El hospital me aterra, ¿entiende? ¿Le parece ilógico? No confío en Petros. Ni en nadie de su personal. Contestaré a sus preguntas. Si quiere mi cooperación, dígale que no me toque, ni a mí ni a Grant.

—¿Me estás chantajeando?

—Dios, no puedo haber aprendido nada sobre chantaje, ¿eh? No. Se lo estoy pidiendo. Haré lo que usted quiera. No me interesa perjudicar a esa niña. No quiero hacerlo. Quiero mi trabajo. Quiero hablar por teléfono con Jordan, quiero...

Se controló, se dio la vuelta y se apoyó en la pared hasta que recobró el aliento.

Dales todas las claves, encanto, muy bien.

Estúpido.

Ya tienes eso —dijo Denys—. Mira. Tú contesta las preguntas de Petros. Trata de resolver esto. Eras un chico asustado por entonces. Todavía estás asustado y yo tengo miedo de que todo esto te haya afectado más de lo que quieres admitir ante nosotros.

—Hago mi trabajo. Usted lo ha dicho.

—Nadie lo discute. Te lo aseguro. No sabes en quién confiar. Crees que estás solo. Y no es cierto. Le importas a Petros. Y a mí. Sé que no quieres escuchar esto. Pero puedes venir a verme si crees que necesitas ayuda. Ya te he dicho mis condiciones. Quiero tu ayuda. No quiero que haya acusaciones contra Ari, ni contra el proyecto, ni contra el personal.

—Entonces, haga que Petros me quite las manos de encima, a mí y a Grant. Diga a Seguridad que saquen su equipo de mierda. Quiero vivir mi vida y hacer mi trabajo, eso es todo.

—Yo quiero ayudarte.

—Entonces, ayúdeme. Haga lo que le pido. Tendrá toda mi cooperación. No estoy planificando ninguna venganza. Quiero un poco de paz, nada más, Denys. Quiero un poco de paz después de todos estos años. ¿Hice... hice daño a alguien alguna vez?

—No. —Una palmada en el hombro—. No. Claro que no. Nunca. El daño fue contra ti. Todo.



Justin se dio la vuelta y se apoyó contra la pared.

—Entonces, por Dios, déjenme solo, permítanme hablar con mi padre y hacer mi trabajo. Estaré bien si me dejan solo y sacan a Segundad de mi dormitorio.

Denys lo miró un largo rato.

—De acuerdo. Lo intentaremos durante un tiempo. Lo intentaremos al menos hasta el exterior de la casa. No digo que no vamos a controlar quién entra y quién sale por la puerta. Si algo parece sospechoso, te caerán encima. Pero si no, te dejarán tranquilo. Yo daré la orden. Pero no hagas que me arrepienta.

—No, ser —dijo Justin, porque fue todo lo que logró pronunciar.

Denys lo dejó solo.

Cuando volvió a la oficina, Grant lo esperaba en el umbral, Grant, asustado y silencioso, una presencia llena de preguntas.

—Todo está bien —explicó Justin—. Me preguntaron si lo hice intencionadamente. Dije que no. Les conté otras cosas. Denys me prometió que nos van a sacar de encima a Seguridad.

Grant lo miró como para preguntarle quién podía estar escuchando y para quién estaba actuando.

—No, lo prometió, en serio —le contestó Justin. Y cerró la puerta para conseguir la poca intimidad que les daba. Recordó lo otro, lo importante, las promesas que se dan y se quitan, las amenazas que se dan y se quitan como golpes de martillo, y se recostó contra el respaldo de la silla de trabajo, casi sin aliento—. Dijo que nos iban a dejar hablar con Jordan.

—¿En serio? —se asombró Grant.

Eso era lo que lo había desequilibrado, que de pronto le prometieran favores, ahora, cuando tenían menos razones para hacerlo. Cuando podían arrastrarlo al hospital por la fuerza, tal como acababan de demostrárselo.

Algo estaba pasando.

X

—Música —dijo al Cuidador esa noche cuando entraron por la puerta. El Cuidador puso la cinta. Informó sobre llamadas. No había ninguna—. No somos populares —comentó Justin. Habitualmente siempre había alguna llamada, alguien del laboratorio, alguien que preguntaba algo sobre el trabajo, alguien que no los había encontrado en la oficina.

—Ah, la inconstancia humana. —Grant dejó el portafolios sobre la mesa de siempre, guardó la chaqueta en el armario y se dirigió al bar mientras Justin colgaba la suya. Preparó dos bebidas y las llevó de vuelta.— Doble para ti. Quítate los zapatos, pon los pies en alto, siéntate. Te hará bien.

Él se sentó, se quitó los zapatos, se reclinó contra los almohadones y bebió. Whisky con agua, un sabor que prometía un alivio para los nervios en tensión. Vio a Grant con la pequeña pizarra de plástico que usaban para escribir cosas que no se atrevían a decir en voz alta; y Grant escribió:

¿Confiamos en su palabra de dejar de espiarnos?

Justin meneó la cabeza. Apoyó el vaso sobre la repisa de piedra junto al montón de almohadones y se estiró para buscar la pizarra. Les daremos un poco de información falsa y veremos si con eso los atrapamos.

Un gesto de asentimiento con la cabeza. La pizarra de nuevo en manos de Grant.

¿Ideas?

Y él. Aún no. Estoy pensando.

Grant: Supongo que tengo que esperar hasta que demos de comer a los peces para saber qué pasó.

El: Complicado. Peligroso. Petros va a tener una entrevista conmigo.

Grant, una mirada confusa. Una pregunta muda.

Él: Sospechan lo de los destellos.

Grant: subrayado de la palabra «entrevista». Signo de pregunta.

El: Denys me prometió que no habría psicotest.Luego añadió: Se dieron cuenta de que tengo problemas con las cintas. Tengo miedo. Tengo miedo de que me hayan hecho una prueba de la tensión de la voz. Si lo hicieron, no la pasé. No voy a pasar el examen de Petros, te lo aseguro. Durante mucho tiempo, traté de pensar que los destellos eran un trauma. Ahora creo que pueden ser por un bloqueo. Deliberado. Tal vez me quieren así.