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Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las Tinieblas.

”Sabed también, mis amigos, que aprendí todavía más de Gollum. Se resistía a hablar, y su relato no era claro, pero no hay ninguna duda de que estuvo en Mordor, y que allí le sacaron todo lo que sabía. De modo que el Enemigo sabe que el Único fue encontrado, y que desde hace tiempo está en la Comarca, y como sus sirvientes lo han perseguido casi hasta estas puertas, pronto sabrá, quizá ya sabe, ahora mismo, que lo tenemos aquí.

Todos callaron un rato, hasta que al fin Boromir habló.

—Una criatura pequeña es este Gollum, dijiste, pequeña, pero muy dañina. ¿Qué se hizo de él? ¿Qué destino le reservaste?

—Lo tenemos encarcelado, pero nada más —dijo Aragorn—. Ha sufrido mucho. No hay duda de que fue atormentado, y el miedo a Sauron es un peso que le oscurece el corazón. Sin embargo, soy el primero en alegrarse de que esté al cuidado de los Elfos del Bosque Negro. La malicia de Gollum es grande, y le da una fuerza difícil de creer en alguien tan flaco y macilento. Podría hacer aún muchas maldades, si estuviese libre. Y no dudo de que le permitieron salir de Mordor con alguna misión funesta.

—¡Ay! ¡Ay! —gritó Legolas, y el hermoso rostro élfico mostraba una gran inquietud—. Las noticias que me ordenaron traer tienen que ser dichas ahora. No son buenas, pero sólo aquí he llegado a entender qué malas pueden ser para vosotros. Sméagol, ahora llamado Gollum, ha escapado.

—¿Escapado? —gritó Aragorn—. Malas noticias en verdad. Todos lo lamentaremos amargamente, me temo. ¿Cómo es posible que la gente de Thranduil haya fracasado de este modo?

—No por falta de vigilancia —dijo Legolas—, pero quizá por exceso de bondad. Y tememos que el prisionero haya recibido ayuda de otros, y que estén enterados de nuestros movimientos más de lo que desearíamos. Vigilamos a esa criatura día y noche, como pidió Gandalf, aunque la tarea era de veras fatigosa. Pero según Gandalf había alguna posibilidad de que Gollum llegara a curarse, y no nos pareció bien tenerlo encerrado todo el tiempo en un calabozo subterráneo, donde recaería en los pensamientos negros de siempre.

—Fuisteis menos tiernos conmigo —dijo Glóin con un relámpago en los ojos recordando días lejanos, cuando lo habían tenido encerrado en los sótanos de los Reyes Elfos.

—Un momento —dijo Gandalf—. Te ruego que no interrumpas, mi buen Glóin. Aquello fue un lamentable malentendido, ya aclarado hace tiempo. Si hemos de discutir aquí todos los pleitos entre Elfos y Enanos, será mejor que suspendamos el Concilio.

Glóin se puso de pie e hizo una reverencia y Legolas continuó:

—En los días de buen tiempo llevábamos a Gollum a los bosques, y había allí un árbol alto muy separado de los otros al que le gustaba subir. A menudo le permitíamos que trepara a las ramas más elevadas, donde el viento soplaba libremente, pero montábamos guardia al pie. Un día se negó a bajar, y los guardias no tuvieron ganas de ir a buscarlo. Gollum había aprendido a sostenerse con los pies tanto como con las manos, y los guardias se quedaron junto al árbol hasta muy entrada la noche.

”Esa misma noche de verano, a la sazón sin luna ni estrellas, los orcos cayeron de pronto sobre nosotros. Los rechazamos al cabo de un tiempo; eran muchos y feroces, pero venían de las montañas y no estaban acostumbrados a los bosques. Cuando la lucha terminó, descubrimos que Gollum había desaparecido, y que habían matado o apresado a los guardias. Nos pareció evidente entonces que el propósito del ataque había sido liberar a Gollum, y que él lo sabía de antemano. Cómo esto había sido posible no pudimos entenderlo, pero Gollum es astuto, y los espías del Enemigo muy numerosos. Las criaturas tenebrosas que fueron ahuyentadas el Año de la Caída del Dragón, han vuelto en mayor número, y el Bosque Negro es de nuevo un sitio nefasto, fuera de los límites del reino.





”No hemos podido recapturar a Gollum. Le seguimos las huellas, entre las de muchos orcos, y vimos que se internaban profundamente en el Bosque, hacia el sur. Pero poco después las perdimos, y no nos atrevimos a continuar la caza, pues ya estábamos muy cerca de Dol Guldur, que es todavía un sitio maléfico, y que evitamos siempre.

—Bueno, bueno, se ha ido —dijo Gandalf—. No tenemos tiempo de buscarlo otra vez. Que haga lo que quiera. Pero todavía puede desempeñar un papel que ni él ni Sauron han previsto.

”Y ahora responderé otras preguntas de Galdor. ¿Qué se hizo de Saruman? ¿Qué nos aconseja en esta contingencia? Esta historia tendré que contarla entera, pues sólo Elrond la ha oído, y muy resumida. Es el último capítulo de la Historia del Anillo, hasta ahora.

—A fines de junio yo estaba en la Comarca, pero una nube de ansiedad me ensombrecía la mente, y fui cabalgando hasta las fronteras del sur; tenía el presentimiento de un peligro, todavía oculto, pero cada vez más cercano. Allí me llegaron noticias de guerra y derrota en Gondor, y cuando me hablaron de la Sombra Negra, se me heló el corazón. Pero no encontré nada excepto unos pocos fugitivos del sur; sin embargo me pareció que había en ellos un miedo del que no querían hablar. Me volví entonces al este y al norte y fui a lo largo del Camino Verde, y no lejos de Bree tropecé con un viajero que estaba sentado en el terraplén a orillas del camino, mientras el caballo pacía allí cerca. Era Radagast el Pardo, que en un tiempo vivió en Rhosgobel, cerca del Bosque Negro. Pertenece a mi orden, pero no lo veía desde hacía un año.

”«Gandalf —exclamó—. Estaba buscándote. Pero soy un extraño en estos sitios. Todo lo que sabía es que podías estar en una región salvaje que lleva el raro nombre de Comarca.»

”«Tu información era correcta —dije—. Pero no hables así si te encuentras con algún lugareño. En este momento estás muy cerca de los lindes de la Comarca. ¿Y qué quieres de mí? Tiene que ser algo urgente. Nunca fuiste aficionado a los viajes, si no son muy necesarios.»

”«Tengo una misión urgente —me dijo—. Las noticias son malas.» Miró alrededor, como si los setos pudieran oír. «Nazgûl —murmuró—. Los Nueve han salido otra vez. Han cruzado el Río en secreto y van hacia el oeste. Han tomado el aspecto de jinetes vestidos de oscuro.»

”Supe entonces qué era lo que yo había estado temiendo.

”«El Enemigo ha de tener alguna gran necesidad o propósito —dijo Radagast—, pero no alcanzo a imaginar que lo trae a estas regiones distantes y desoladas.»

”«¿Qué quieres decir?», pregunté.

”«Me han dicho que a donde van, los Jinetes piden noticias de una tierra llamada Comarca.»

”« LaComarca», dije, y sentí que se me encogía el corazón. Pues aun los Sabios temen enfrentarse a los Nueve, cuando andan juntos y al mando de ese jefe feroz, que antes fue gran rey y mago, y que ahora alimenta un miedo mortal. «¿Quién te lo ha dicho, y quién te envió?», pregunté.