Добавить в цитаты Настройки чтения

Страница 21 из 153

—De todos modos es verdad —replicó Gandalf—. Sobre los orígenes de los hobbits, al menos, creo saber más que ellos mismos. Hasta la historia de Bilbo sugiere de algún modo ese parentesco; en el fondo de los pensamientos y la memoria tenían muchas cosas parecidas, y se entendían de modo notable; mucho mejor de lo que un hobbit podía entenderse, por ejemplo, con un Enano, con un Orco, o hasta con un Elfo. Piensa para empezar en los enigmas que los dos conocían.

—Sí —dijo Frodo—, aunque otros pueblos además de los hobbits tienen enigmas semejantes; y los hobbits no trampean. Gollum trampeaba siempre; trataba de sorprender descuidado al pobre Bilbo, y no me cabe duda de que se regocijaba en su maldad proponiendo un juego que terminaría dejándole una víctima fácil, y que en caso de derrota no le haría ningún daño.

—Me temo que sea demasiado cierto —dijo Gandalf—, pero pienso que en todo esto había algo más que tú todavía no ves, y es que Gollum no estaba totalmente perdido. Había demostrado tener una resistencia que nadie hubiera adivinado, ni siquiera los Sabios; como podía tenerla un hobbit. En la mente de Gollum había un rinconcito que aún no le pertenecía, y en el que penetraba la luz como por un resquicio en las tinieblas: la luz que venía del pasado. Era realmente agradable, me parece, escuchar de nuevo una verdadera voz, que despertaba recuerdos del viento, de los árboles, del sol sobre los pastos, y otras cosas olvidadas.

”Claro está, todo esto irritará todavía más en última instancia la parte malvada de Gollum; a menos que alguien pueda dominarla. A menos que alguien lo cure. —Gandalf suspiró:— ¡Ay! Le doy pocas esperanzas. Aunque no ninguna esperanza. No, aunque haya tenido el Anillo tanto tiempo que él mismo ya no recuerda desde cuándo. Pues no lo usaba desde hacía mucho; no lo necesitaba en la impenetrable oscuridad. Por cierto, no se ha desvanecido. Es delgado y fuerte todavía, pero aquella cosa estaba carcomiéndole la mente, y el tormento se había vuelto casi insoportable.

”Todos los «grandes secretos» escondidos en las montañas sólo habían sido noche vacía; no había nada más que descubrir, nada que valiera la pena, salvo sórdidas comidas furtivas y recuerdos de agravios. Se sentía completamente desdichado, odiaba la oscuridad y más aún la luz; odiaba todo, pero lo que más odiaba era el Anillo.

—¿Qué quieres decir? —dijo Frodo—. ¿No era su tesoro y lo único que le importaba de veras? Y si lo odiaba ¿por qué no se deshacía de él, o se iba, dejándolo allí?

—Tendrás que empezar a entender, Frodo, después de todo lo que has oído —respondió Gandalf—. Lo odiaba y lo amaba, como se odiaba y se amaba a sí mismo. No podía deshacerse de él, pues no era ya cuestión de voluntad.

”Un Anillo de Poder se cuida solo, Frodo. Puede deslizarse traidoramente fuera del dedo, pero el dueño no lo dejará nunca. Tendrá alguna vez la idea de pasárselo a otro, pero esto sólo al principio, cuando el poder comienza a manifestarse. Pero, que yo sepa, en toda la historia del Anillo sólo Bilbo fue capaz de ir más allá de la idea y llevarla a cabo. Necesitó de toda mi ayuda. Y aun así nunca hubiese dejado el Anillo, nunca se hubiera librado de él. No fue Gollum, Frodo, sino el Anillo mismo el que decidió. El Anillo abandonó a Gollum.

—Justo para encontrarse con Bilbo —dijo Frodo—. ¿Un orco no le hubiera convenido más?

—No es asunto de risa —dijo Gandalf—. No para ti. Fue el acontecimiento más extraño en toda la historia del Anillo: la llegada de Bilbo en ese momento y que pusiera la mano sobre él, ciegamente, en la oscuridad.

”Había más de un poder actuando allí, Frodo. El Anillo trataba de volver a su dueño. Se había escapado de la mano de Isildur, traicionándolo; cuando tuvo la oportunidad se apoderó del pobre Déagol, que fue asesinado, y después de Gollum, a quien devoró. Ya no podía utilizar más a Gollum, demasiado pequeño y vil; y mientras tuviera el Anillo no dejaría nunca aquellas aguas profundas. Ahora que el dueño despertaba una vez más y transmitía oscuros pensamientos desde el Bosque Negro, el Anillo abandonó a Gollum; para caer en manos de la persona más inverosímil: Bilbo de la Comarca.

”Detrás de todo esto había algo más en juego, y que escapaba a los propósitos del hacedor del Anillo: no puedo explicarlo más claramente sino diciendo que Bilbo estaba destinadoa encontrar el Anillo, y no por voluntad del hacedor. En tal caso, tú también estarías destinadoa tenerlo. Quizá la idea te ayude un poco.





—No —dijo Frodo—, aunque no estoy seguro de entenderte. Pero ¿cómo has sabido todo esto sobre el Anillo y sobre Gollum? ¿Lo sabes realmente o te lo imaginas?

Gandalf miró a Frodo, y le brillaron los ojos.

—Sabía mucho y he aprendido más, pero no te daré cuenta a ti de todo lo que hago. Los Sabios conocen bien la historia de Elendil, Isildur, y el Anillo Único. Tu Anillo ha demostrado ser el único por la inscripción en letras de fuego, aparte de toda otra evidencia.

—¿Cuándo lo descubriste? —interrumpió Frodo.

—Justo ahora, en esta habitación —respondió el mago con brusquedad—. Esperaba descubrirlo. He vuelto de viajes tenebrosos y largas búsquedas para hacer esta prueba final. Es la última, y ahora todo está demasiado claro. Descifrar la parte de Gollum y meterla en la historia me exigió cierto esfuerzo. Pude, en un principio, haber comenzado con suposiciones sobre Gollum, pero ya no supongo más. Lo sé, pues lo he visto.

—¿Has visto a Gollum? —exclamó Frodo, asombrado.

—Sí. No había otra cosa que hacer, evidentemente, y sólo faltaba saber si era posible. Lo busqué mucho, y al fin lo encontré.

—Entonces ¿qué ocurrió después de la huida de Bilbo? ¿Lo sabes?

—No tan claramente. Lo que te he contado es lo que conseguí sacarle a Gollum, aunque no fueron las mismas palabras. Gollum es un mentiroso y hay que desbrozar lo que dice. Por ejemplo, llamó al Anillo «regalo de cumpleaños», una y otra vez. Dijo que se lo había dado su abuela, quien tenía montones de cosas hermosas parecidas: una historia absurda. No dudo de que la abuela de Sméagol fuese una matriarca, una gran persona, a su manera; pero es disparatado decir que tenía muchos Anillos de los Elfos, y que los regalaba a los parientes. Sin embargo, en esta mentira había un grano de verdad.

”El asesinato de Déagol obsesionaba a Gollum, por lo que inventó una defensa, y se la contaba a su «tesoro» una y otra vez, mientras roía huesos en la oscuridad, hasta que casi llegó a creerla. Era su cumpleaños; Déagol tenía que darle el anillo; había aparecido para ser un regalo; era su regalo de cumpleaños, etcétera.

”Lo soporté tanto como pude, pero la verdad era desesperadamente importante y por fin tuve que mostrarme duro. Puse en él el miedo del fuego, y le saqué la verdadera historia, poco a poco, muy a disgusto y entre lloriqueos y rezongos. Gollum se veía a sí mismo como una víctima incomprendida. Pero cuando por último me contó su historia, incluyendo el juego de los enigmas y la huida de Bilbo, no quiso decir nada más, fuera de unas vagas alusiones. Había en él otro temor, más grande que el que yo le inspiraba. Murmuró que recobraría lo que era suyo. Le demostraría a la gente que no toleraba que lo trataran a empujones, lo arrastraran a un agujero, y luego le robaran. Gollum tenía ahora buenos y poderosos amigos. Lo ayudarían, y Bolsón pagaría su culpa. Ésta era la obsesión de Gollum; odiaba a Bilbo y maldecía su nombre. Y además sabía de dónde era Bilbo.