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272. Quedate con hambre: La demanda es la medida del valor. Es de buen gusto apaciguar la sed pero no tomar demasiada agua. Poco y bueno es doblemente bueno. Demasiado placer siempre es peligroso y atrae la mala voluntad de los mas altos poderes. La unica forma de agradar es reavivar el apetito. Si quieres causar el deseo mejor hazlo por la impaciencia de la necesidad que por exceso de disfrute. La felicidad ganada da doble alegria.
273. Se virtuoso: La Virtud es la union con las perfecciones, el centro de la felicidad. La Virtud hace a la persona prudente, discreta, sagaz, cauta, sabia, valiente, pensante, confiable, feliz, honrada, honesta. Tres cosas hacen feliz a una persona: la salud, la santidad y la sabiduria. La Virtud es el sol de nuestro mundo. Es tan bella que se congracia con Dios y con el hombre. Nada es mas adorable que la Virtud, nada es mas detestable que el Vicio. La capacidad y grandeza de una persona seran medidas por la Virtud y no por su Fortuna. La Virtud sola es auto-suficiente. Hace a la gente amada en vida y recordada despues de la muerte.
Biografia
Gracián, Baltasar (1601-1658)
Escritor español. Nació en Belmonte, cerca de Calatayud (Zaragoza), 8-1-1601, fue hijo de un medico. A los dieciocho años ingresó como novicio en la Compañía de Jesus. Estudió en Tarragona, Calatayud y Zaragoza. En 1628 se ordenó de presbítero. Fue profesor en diversos centros de la Compañia. Trasladado a Huesca (1636) acontece un hecho decisivo en su vida: conoce a don Vincencio Juan de Lastanosa, prócer de gran fortuna y refinada cultura, que en su palacio, habia reunido una gran biblioteca y numerosas obras de arte. Allí acudía un nutrido grupo de intelectuales y artistas, a los que se sumó el jesuita. Fue entrañable su amistad con Lastanosa, que estimuló su vocación de escritor y que costeó la publicación de todas sus obras A partir de las primeras que publicó (siempre con seudónimo porque la censura de la Compañia le hubiera impedido escribir de asuntos que no fueran estrictamente religiosos), comenzó a ser atacado y denunciado por sus propios compañeros de religión, y sufrió numerosas sanciones. En Madrid, consiguió un gran éxito como orador sagrado: miles de personas quedaban en las puertas de los templos donde predicaba, sin lograr entrar. Mostró gran valor personal en la batalla para arrebatar Lérida a los franceses Los soldados lo llamaban `Padre de la Victoria `. Continua su vida de profesor por distintos lugares, y siempre en pugna contra sus detractores a los que se sumaron varios de sus antiguos amigos de Huesca. Y en 1658, el General de la Compañia ordena que se le encierre y se le prohíba escribir. Solicita salir de aquella observancia para hacerse franciscano. Pero la muerte le sobrevino en Tarazona (Zaragoza), el 6 de diciembre de dicho año.