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A la mayoría de las personas les cuesta gestionar la despedida, que supone la pérdida brusca de un ser querido. Es un proceso normal, muy duro, difícil de encajar. Pensar que pasa cuando no te has podido despedir de alguien, bien sea de un amigo, una pareja, un familiar, es la misma palabra y se le llama duelo.

Una alternativa es a aplicar la ley del espejo. Es un cuento japonés, que explica que si yo puedo hablarlo contigo, yo puedo descargar mi ira, pero si yo no puedo hablarlo contigo, ni tú conmigo, se queda un callo, algo que no solucionas y te duele. Ese callo queda enquistado.

La enseñanza que nos propone la ley del espejo, es que es necesario a veces expresarlo de alguna manera para poderlo dejarlo atrás.

Una opción es escribirlo y detallar todo. No solo expresas el dolor que te ha podido ocasionar la pérdida de la persona que se ha ido, sino que también has de expresar todo lo bueno que te aportaba. Porque si no te aportaba nada, no te duele nada y no te importaría.

Estás extrañando la compañía, las risas, el aprecio, etc. Ahí empieza realmente el dolor.

Te recomiendo el siguiente ejercicio para gestionar la despedida en el duelo. Quizás es que no te has podido despedir, no pudiste decirle todo lo que necesitabas y sigues aún dolido/a por esa pérdida.

A continuación, coge papeles y bolígrafo, busca un sitio en el que nadie te moleste para poder escribir y despedirte de esa persona.

Empieza a escribir y explicarle como te sientes, da igual como lo expreses, incluso si has de escribir palabrotas, lo importante es escribirlo, soltarlo. Escribe todo lo que le dirías, pues es un escrito de despedida. No importa la cantidad de hojas que emplees, ni el tiempo que tardes en hacerlo. Es tu momento de despedida, es importante que lo hagas.

Tampoco importa que llores, durante el proceso hazlo. Nadie te juzga. Estas contigo mismo/a. Cuando hayas sentido que no expresarías nada más, que no necesitas escribir nada más, escríbele un adiós definitivo.

Díselo ahora, y luego rompe el escrito, deshazte de él. Ya te has despedido. Nadie necesita verlo, pues es un ejercicio de superación para tu paz interior. Enhorabuena por reunir el valor y hacerlo.

Entorno del duelo

Nunca, nunca, estás preparado para perder a un ser amado. Y cualquier tipo de duelo es doloroso, pues la misma palabra lo lleva implícita (dolus en latín significa dolor). Nunca estás lo suficientemente preparado para asumir esa pérdida, porque dejas de ver al ser amado.

En este entorno, es importante poder hablar, reencontrarse con uno/a mismo/a. También es fundamental el apoyo de la familia, amigos, o las personas que tú quieres y en eses momento te tienden una mano.

Personalmente, aunque he vivido varios duelos, cada cual en su momento fue diferente al de los otros.

La primera pérdida que recuerdo fue la de mi bisabuela, cuando era niña. Después la de mis abuelos. Años después mi hermana con 19 años, mis mascotas, también perdí un bebé no nato, y finalmente, hace unos meses mis padres.

Todas esas pérdidas para mí fueron dolorosas, y cada una aunque las viví diferentes, fueron intensas. Sin embargo, en todas ellas recuerdo la importancia de los abrazos que me daban y necesité. El calor humano en este proceso, el calor de tu entorno, es fundamental. Necesitas que te demuestren amor.

Esos sentimientos de apoyo que se dan al abrazarte, no necesitaba palabras, solo consuelo, abrazos y acompañamiento. Ante el desgarro de ese dolor, a lo largo de los años, lo que recuerdo son esos abrazos de mis seres queridos, de familiares y amigos. Esas sensaciones me hicieron ver que no estaba sola, que la vida continuaba y que sobre todo, tenía a otras personas a las que les importaba.

Pienso que es necesario en todo este proceso de duelo, la necesidad de saber que aún en esos momentos difíciles, hay personas que te quieren. Era humana. Los abrazo los sentía y los necesité.

7 Agradece lo que has tenido

Todos tenemos algo que hemos de Agradecer a esa persona fallecida. Nos deja recuerdos bonitos, cosas que hemos aprendido, a donde nos ha hecho llegar, cosas que nos enseñó a alcanzar, experiencias vividas, etc.



Todo aquello que nos ha aportado esa persona fallecida, que con su carácter, su personalidad, y sus valores, dejó un legado en nosotros que nunca olvidaremos. Una parte de lo que somos hoy se lo debemos a ella.

Ilustración 19. Cruz Celta en una tumba

Dar las gracias

Cuando alguien marcha, nos deja un gran vacío. Y realmente no nos vamos a engañar no lo puede cubrir nada ni nadie. Tenemos que aprender a caminar, a vivir de otra manera.

Y ahora me diréis: ¡No entiendo para nada que tengo que agradecer!

Hay mucho que agradecer siempre a la persona que se ha ido si la hemos amado inmensamente: El privilegio de haber compartido nuestra vida, y las enseñanzas que nos ha dado.

Y por otra parte si queda alguna cuenta por saldar, las lecciones que hemos aprendido.

Pero ¿Cuál es el trabajo interior que realmente tenéis que hacer?

Conseguir la tranquilidad para poder avanzar, mantener solo los buenos recuerdos aceptando los que no podemos cambiar, sacando partido de todo ello para nuestro bienestar emocional.

Cada uno de nosotros tiene una idea del amor, pero ahora lo que yo quiero es intentar que or reconciliéis con vuestro Yo interior. Intentéis aceptar lo complicado y duro que desde mi opinión hay en una pérdida.

Toda pérdida, como la misma palabra indica, impide muchas veces llevar a término aquellas conversaciones que teníamos pendientes. Para poder llegar a ese punto, primero hemos de negociar con nosotros mismos, con nuestro interior, logrando, aceptando, que hay cosas que no podemos cambiar.

Por eso, para mí es importante que encontremos puntos de conexión, positivos y buenos. Cuando amamos a alguien, nuestra sensación corporal es de fluidez, relajación, felicidad. El amor es lo más sublime que hay que te puedas imaginar, pues enriquece la vida.

La manera de demostrar el amor hacia los otros, es muy peculiar, diferente en cada uno de nosotros. Y no por ello es igual de valioso. Hemos de respetar cualquier forma de amarse, siempre que la persona se sienta feliz.

Existen personas que son tiernas y fuertes a la vez. Hay amores cálidos y acogedores que le dan la felicidad a todo el mundo que tienen alrededor, perdonan todo.

Hay otro tipo de amores que son más rígidos, a los que les gusta la disciplina y no por ello dejan de ser amores. Muchas veces no entendemos muchas cosas, se nos escapa su comprensión. Aprender a escuchar y ponernos en el lugar de otra persona, puede ayudar a entenderlo.

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