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"Oh, David," dijo ella, ahogándose de emoción, "Yo también te amo. Creo que ni siquiera sabía lo que era el amor hasta que te conocí. "
Él le acarició el rostro, tierna y reverentemente, y Susana pensó que podría decir mucho más sobre cuanto lo amaba, pero entonces notó algo bastante raro…
"¿David," preguntó, "¿por qué está todo tu estudio lleno de papeles arrugados? "
Él la soltó y comenzó a moverse apresuradamente por el cuarto, intentando recogerlos todos.
"No es nada," refunfuñó, agarrando rápidamente la papelera y empujando a su interior los papeles.
"Nada," dijo ella, sonriendo ampliamente al verlo tan apurado. Nunca pensó que un hombre de su tamaño y su porte pudiera moverse tan rápidamente.
"Solo estaba… Estaba… ah… " Se agachó y recogió otro papel arrugado. "No es nada. "
Susa
"Ya lo cojo yo," dijo David con rapidez, estirando el brazo para arrebatárselo.
"No," dijo ella, sonriendo mientras se giraba de modo que él no pudiera quitárselo. "Siento curiosidad. "
"No es nada interesante," masculló él, haciendo una última tentativa de recuperarlo.
Pero Susa
Y eso era todo.
"¿Qué es esto? " preguntó.
"Una tarjeta de San Valentín," refunfuñó él.
"¿Para mí? " preguntó ella, tratando de ocultar el tono de optimismo de su voz.
Él asintió.
"¿Por qué no la has terminado? "
"¿Por qué no he terminado ninguna de ellas? " respondió él, barriendo el cuarto con un gesto de su brazo, donde docenas de inacabadas tarjetas de San Valentín estaban esparcidas sobre el suelo. "Porque no sabía lo que quería decir. O quizás si lo sabía, pero no cómo decirlo. "
"¿Qué querías decir? " susurró ella.
Él se acercó y le tomo ambas manos en las suyas. "¿Quieres casarte conmigo? " le preguntó.
Por un instante se quedó muda. La emoción de sus ojos la tenía hipnotizada, y llenó los suyos de lágrimas. Y finalmente, ahogándose con las palabras, contestó, "Sí. Oh, David, sí. "
Él levantó su mano hasta sus labios. "Debería llevarte a casa," murmuró, pero sonó como si realmente no fuera eso lo que quisiera hacer.
Ella no dijo nada, porque no quería marcharse. Aún no, al menos. Este era un momento para ser saboreado.
"Eso sería lo correcto," dijo él, pero su otra mano se enroscaba ya alrededor de su cintura, acercándola más a él.
"No quiero irme," susurró ella.
Los ojos de David llamearon. "Si te quedas," dijo con voz suave, "no te marcharas siendo aún inocente. No puedo… – " Se paró y tragó, como si tratara de mantener el control. "No soy lo bastante fuerte, Susa
Ella tomó su mano y la presionó contra su corazón. "No puedo irme," dijo. "Ahora que estoy aquí, ahora que finalmente estoy contigo, no puedo irme. Aún no. "
En silencio, las manos de David encontraron los botones en la espalda de su vestido, liberando con agilidad cada uno de sus sujeciones.
Susa
"¿Estás segura? " susurró roncamente en su oído.
Susa
Para ellos.
David gimió, y entonces la tomó en brazos y la llevó a través del cuarto apresuradamente, abriendo de una patada una puerta que conducía a…
Susa
"No he visto nunca nada tan hermoso," susurró David.
Ni ella. Mientras lo miraba desnudarse a la luz de las velas, la pura belleza masculina de él la golpeó. Nunca había visto un torso masculino desnudo antes, pero no podía imaginar que hubiera otro comparable al de David cuando él dejó caer su camisa al suelo.
Él se deslizó en la cama, a su lado, su cuerpo semidesnudo extendido junto al de ella y sus labios encontraron lo suyos en un beso hambriento. La acarició suave y reverentemente tirando de su vestido hacia abajo hasta que este no fue nada más que un recuerdo. Susa
"He soñado con esto," susurró él, alzándose lo justo para ver su rostro. Sus ojos la quemaban, y aunque la débil luz no le permitía ver su color, los sintió ardiendo de un feroz y brillante verde mientras viajaban a través de ella.
"Yo he estado soñando contigo," dijo ella tímidamente.
Los labios de David se curvaron en una sonrisa peligrosamente masculina. "Cuéntame," le ordenó gentilmente.
Ella se sonrojó, sintiendo que el rubor se extendía a través de todo su cuerpo, pero de todos modos susurró, "Soñé que me besabas. "
"¿Así? " murmuró él, besándola en la nariz.
Sonriendo, ella negó con la cabeza.
"¿Así? " preguntó él, rozando sus labios contra los de ella.
"Un poco de esta manera," confesó ella.
"O tal vez," reflexionó él, con un destello diabólico en sus ojos, "así. " Sus labios se arrastraron a lo largo de su garganta, moviéndose a través de sus inflamados pechos hasta que se cerraron sobre un pezón.
Susa
Y a ella le gustó cada instante de ello.
"¿Era así? " le preguntó él, sin cesar en su tortura, mientras murmuraba las palabras.
"No," dijo ella, con voz entrecortada, "yo jamás había soñado con esto. "
Él levantó la cabeza para mirarla ávidamente a la cara. "Hay mucho más, mi amor. "
Se separó de ella y rápidamente se deshizo de sus pantalones, quedándose extraordinaria y alarmantemente desnudo.
Susa
"¿No es lo que esperabas? " preguntó David, cuando volvió a tenderse junto a ella.
"No sé lo que esperaba," confesó ella.
Sus ojos se pusieron serios cuando acarició su pelo. "No hay nada que temer, te lo prometo."
Ella alzó la mirada a su cara, incapaz de contener su amor por ese hombre. Era tan bueno, tan honesto, tan autentico. Y la quería- no como una posesión o una conveniencia, sino por ella misma, por la persona que era. Había alternado el suficiente tiempo en sociedad como para haber oído susurros sobre lo que sucedía durante la noche de bodas, y sabía que no todos los hombres se comportaban con tanta consideración.
"Te amo," susurró él. "Nunca lo olvides. "
"Nunca," prometió ella.
Y entonces las palabras cesaron. Sus manos y sus labios la condujeron a una febril excitación, al borde de algo audaz y desconocido. Él le besó y le acarició todo el cuerpo y la amó hasta que ella estuvo tensa y temblorosa de necesidad. Entonces, cuando ella estaba segura de que no podía aguantar ni un momento más, su rostro estuvo otra vez frente al suyo, y su virilidad se apretaba contra ella, urgiéndola a separar sus piernas.
"Estás lista para mí," le dijo él, con los rasgos tensos por la contención.
Ella asintió. No sabía que más hacer. No tenía ni idea de si estaba lista para él, ni siquiera sabía para que se suponía que estaba lista. Pero quería algo más, de eso estaba segura.
Él avanzó entre sus muslos, solamente un centímetro, pero suficiente para que ella jadeara ante la sorpresa de su entrada.
"¡David! " jadeó, agarrandose a sus hombros.
El tenía los dientes apretados, y expresión casi de dolor.
"¿David? "
Él empujó de nuevo, introduciéndose lentamente, dándole tiempo a acomodarse a él.
Susa
Él soltó una áspera risa. "Bien", dijo él, rozándole la cara. "Solamente un poco… Te amo tanto que es difícil contenerse. "
"No lo hagas," dijo ella suavemente.
Él cerró los ojos un momento, luego la besó una vez, suavemente, en los labios. "No lo entiendes," susurró.
"Hazme entender. "
Él empujó penetrando más profundamente.
Susa
"Si voy demasiado rápido, te haré daño," le explicó él, "y no podría soportar eso. " Siguió introduciéndose poco a poco, gimiendo mientras lo hacía. "Pero si voy despacio… "
Susa
"Esto puede doler," dijo él, empujando sus caderas hacia delante y penetrándola un poco más, ", pero sólo durante un momento, te lo prometo. "