Аннотация
Kir Bulychev
El vestido blanco de Cenicienta
El húsar Pavlysh, con su chascas de cartón de corto penacho de hilo de cobre, su blanco capotillo y sus refulgentes charreteras teatrales, que los húsares no llevaban, ofrecía un aspecto de lo más necio y, aunque lo comprendía perfectamente, no podía hacer nada para evitarlo. Cada casa tiene sus usos…
Se dirigió a la sala por el desierto hall central. Los músicos, asesorados por un ruidoso y atolondrado gordinflón con negros ojuelos de ratoncillo, movían el piano en el tablado. A la puerta de la sala se hacinaban los que no habían podido entrar. Pavlysh miró por encima de sus cabezas.
En el escenario, sin saber que hacer de sus manos, un famoso profesor de la Sorbona se hallaba bajo un blanco panel ornado con ramas sintéticas de abeto, con la inscripción: «Lunaport, 50 años». El hombre se había hecho un taco en su discurso de saludo, y las numerosas criaturas de la fantasía carnavalesca que llenaban la sala mantení...
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