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—Suena bien —dijo Catlin—. Pero me enfurece, sera. Siguen diciendo que somos un poquito mejores de lo que esperan. Perdieron a esos azi. Todos actuaron bien. No serían los mejores de los Verdes pero no tenían por qué morir. Pasaron todo el vestíbulo con nosotros.

—Mierda —dijo ella y se sentó con las manos sobre las rodillas. Fría de arriba abajo y descompuesta porque no era un juego, lo que hacían nunca era un juego. Catlin había tenido razón desde el principio.

IX

Florian todavía cojeaba un poco, pero estaba mejor cuando entró en el establo con Catlin y Amy y los demás niños. Ari lo vigilaba, lo vigilaba y vio la sonrisa que le iluminó la cara cuando distinguió a la yegua y a la potranca, a las dos potrancas. Una con una cola y una crin claras, la de Ari; y la otra con la crin y la cola negras, ésa era la hija de Caballo.

—¡Mírala! —exclamó Florian. Y se olvidó totalmente de la cojera; y fue y acarició a la yegua en el lomo y la abrazó por el cuello. Y eso impresionó mucho a los chicos. Excepto a Catlin, claro, que sabía que a Florian no le asustaban los caballos.

La yegua había subido mucho en la estimación de Ari. La yegua criaba a los dos bebés, a la que había dado a luz y a la otra que era su hermana genética, lo cual, claro, era incomprensible para la yegua, pero el animal era generoso y las cuidaba a las dos.

—Es enorme —murmuró Amy.

Estaban un poco asustados de las potrancas también. Era la primera vez que se acercaban tanto a un animal, y todavía tenían miedo de que los golpearan, lo cual era prudente porque estaban todos amontonados y se tropezaban unos con otros y todos con los caballos cuando los animales se asustaban. Hasta Catlin, que retrocedió con las manos en la espalda, como una azi, tiesa, cuando Stasi casi la atropella. Maddy aullaba y casi obtuvo un golpe de la yegua y Ari escondió la cara entre las manos y volvió a mirar, y los caballos se habían apartado en la gran arena del granero y los chicos parecían un poco tontos.

—Tienes que ir más poco a poco —aconsejó Andy desde atrás—. No quieren pisaros. Pero huelen raro y por eso investigan.

Los chicos miraron a Andy como si pensaran que estaba jugando o que los había insultado.

—Vamos —dijo Ari a Florian—. Veamos si podemos atraparla.

—Espere, sera —dijo Florian—. Yo puedo.

Era raro salir por fin a la luz y fingir que todos ellos eran amigos de Amy, porque todos sabían que Amy era amiga de ella y ella pensaba que era más difícil que Amy Desapareciera porque su mamá era muy amiga del tío Denys y el tío Giraud. No creía que eso volviera a suceder, pero los chicos se preocupaban y ésa era la historia que había preparado con Amy, porque los chicos seguían preocupados.

Pero podían ir a lugares juntos, decía ella, a lugares como venir a ver a los nuevos potrillos, y eso no significaba que todos supieran que ella tenía amigos, igual que uno podía comprar cosas para la gente y no por eso Giraud tenía que saber que se veían en ningún lugar que no fuera una fiesta. Andy no estaba en el circuito de la Casa, así que Andy no iba a contar a nadie lo que veía y tampoco los azi del granero. Así que se sentían un poco más seguros.

Florian atrapó a la yegua sin problemas. La trajo de vuelta y las potrancas se acercaron con ella. Eso impresionó a los chicos.

También era rara la forma en que los chicos miraban a Florian y a Catlin ahora, desde que Florian había vuelto un poco dolorido y tieso y ella les había pedido a los dos que contaran lo que había pasado en el Ejercicio, era bueno explicárselo, les había dicho a Florian y a Catlin, porque eran CIUD y estaban en la Casa, todos menos Sam, y Sam era bueno. Así que Florian empezó a contárselo todo, pero cuando llegó a la parte en que pasó el vestíbulo, ya no se acordaba, así que Catlin tuvo que añadir aquello, y lo del hospital y todo.

Era la primera vez que alguno de los dos pronunciaba más de un par de frases cuando estaban con los chicos y era todo un acontecimiento conseguir que Catlin contara una historia; pero cuando Catlin se entusiasmaba, sabía suficientes historias de terror para hacer que todos se interesaran, y de pronto los chicos comprendieron que Catlin y Florian eran reales. De que muchas cosas eran reales. De que ellos dos habían visto gente muerta. De que realmente podían hacer las cosas que afirmaban.





En realidad, nunca habían dudado de ella, pensó Ari, pero no podían entender lo que representaba caminar por una Habitación hacia un Enemigo llevando explosivos que por suerte no habían estallado, o incluso saber que había Enemigos que podían entrar en Reseune y empezar a volar cosas o matar a gente.

Empezaron a preguntarse por qué, eso era otra cosa que había cambiado. Querían saber lo que pasaba realmente en el Concejo y por qué la gente había querido quitarle sus cosas en el juicio, y llegaron a formularle preguntas para las que ella no tenía contestación.

—Eso es algo que todavía no entiendo —les respondió ella—. Excepto que hay gente que no quiere que nazcan azi , yesa gente querría cerrar Reseune.

—Hacemos muchas otras cosas, no sólo azi —había replicado Sam.

—A Florian y Catlin no les gustaría no haber nacido —había comentado Amy.

—Tal vez podrían haber nacido —dijo Ari—, pero los habrían criado como CIUD y les habrían enseñado como CIUD. No les gustaría.

—¿Os gustaría? —había preguntado Amy a Florian y Catlin, porque habían empezado a hacerles preguntas sin consultarlas primero a ella.

—No —había dicho Florian, con mucha calma, mientras Catlin meneaba la cabeza. Ari lo sabía. Florian era demasiado atento y bien educado para decirle lo que le había confesado a Ari cuando ella les había hablado antes: que no les gustaban la mayoría de los CIUD porque eran lentos en algunas cosas; muchos CIUD, había dicho él, se pasaban más tiempo tratando de decidir qué hacer del que tardaban ellos en hacer lo que ya habían decidido, y él odiaba estar con gente así. Y Catlin había dicho que suponía que los CIUD habían hecho que los azi se encargaran de cosas como Seguridad porque no podían confiar un arma a otro CIUD, lo cual representaba una profundidad de pensamiento que había asombrado a Ari.

—¿Os gusta ser azi? —había llegado a preguntar Stasi esa vez en los túneles.

Florian se había sentido un poco avergonzado y había asentido sin decir nada.

—Florian me parece atractivo —había dicho Maddy directamente en la escuela, donde Florian y Catlin no podían oírla—. Ya me gustaría que fuera mío. —Y se rió.

Me alegro de que no lo sea,había pensado Ari.

Y recordó el comentario mientras Florian traía a los caballos. Parecía tan bien proporcionado y elegante con su uniforme negro que uno no se daba cuenta de que era un niño si no sabía cuánto media la yegua. Florian y Catlin bastaban para que cualquiera que no pudiera caminar así y tener ese aspecto estuviera celoso por eso.

Porque los CIUD, no se cuidaban tanto, pensó ella, comen en exceso y pasan demasiado tiempo sentados y porque, hay que afrontar los hechos, se había dicho ella, la naturaleza había dado a Amy unos ojos que necesitaban corrección, y a Tommy un aspecto muy corriente y no le había dado sentido común a Maddy.

Florian y Catlin eran así y podían hacer a la perfección su trabajo, mejor que los de los Verdes, en Seguridad y en la Casa, porque eran mejores que sus predecesores, porque les enseñaban con un método posterior a la Guerra, decía el tío Denys, mediante un material moderno de guerra que los obligaba a trabajar más y usar lo que tenían. Ella tenía razón ,habían aprendido mucho de material secreto en la Casa, cosas que los instructores de los Verdes no sabían que existían y eso también era diferente ahora, después de la Guerra. Y todo eso hizo que empezaran a hacer cinta en Seguridad de la Casa y después de eso, ningún Ejercicio podía tener una situación de doble incógnita en datos esenciales.