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Hiciera lo que hiciera, iba a quedar mal. Había pensado en pedir una investigación para salvaguardar el bienestar de la niña y decir que Reseune la había creado sólo a fin de ocultar aquellos archivos.

Todo el partido centrista estaba metido en un serio problema de posición.

VIII

Nelly la ayudó a sacarse la blusa: se ataba sobre el hombro herido y la manga estaba cortada y vuelta a atar, así que la escayola podía salir por el agujero con facilidad. Tenía varias blusas de este tipo y usaba chaquetas que se podían atar sobre el hombro del lado derecho.

Se encontraba mejor ahora. Tenía que ducharse con una bolsa de plástico atada alrededor del brazo. Cuando salió de la ducha, Nelly la ayudó a desembarazarse de la bolsa y a ponerse el pijama.

Nelly estaba preocupada; Ari lo intuía y sabía que no debía ponerse nerviosa con Nelly, no debía ponerse nerviosa con nadie.

—Todavía no quiero ir a la cama —dijo cuando Nelly quiso ponerla dentro.

—Se supone que tienes que ir a la cama a esta hora —objetó Nelly.

Eso hizo que Ari sintiera ganas de pegarle o llorar, y las dos cosas eran estúpidas. Así que dijo, con mucha paciencia:

—Nelly, déjame sola y vete a la cama. Ahora mismo.

Había asistido a la ceremonia de homenaje a mamá aquel mismo día. Había estado allí y no había llorado, al menos no había hecho una escena como Victoria Strassen, que había suspirado, hipado y finalmente Seguridad había tenido que acercarse y hablarle. Ari nunca había visto a la tía Victoria. Ya le tenía rabia. Mamá se habría enfadado con ella, aunque fuera su medio hermana. Ella tenía heridas en la boca porque se había mordido muy fuerte para no llorar, pero no le importaba, estaba bien, era mejor que lo que había hecho la tía Victoria.

Quiero que decidas si quieres ir,había dicho el tío Denys. No es necesario que vayas. Estoy seguro de que a tu mamá no le importaría lo que hicieras. Ya sabes lo que pensaba de los formalismos. Se fue hacia el sol en Fargone: eso es un funeral espacial y tu mamá era una persona del espacio antes de vivir en Reseune. Pero aquí en la Casa hacemos las cosas de otra forma. Si el tiempo es bueno, salimos al jardín Este, donde están los monumentos, o algún otro lugar, y los amigos de tu mamá contarán algunas anécdotas sobre ella, es nuestra costumbre. No quiero que vayas si crees que te va a perjudicar; pero pienso que tal vez quieras escuchar esas cosas y tal vez eso te ayude a conocer mejor a tu mamá, quién era de joven y todo lo que hizo. Si no quieres, no vayas. Si decides ir y después cambias de idea al llegar a la puerta, nadie pensará mal de ti: los niños no siempre asisten a estas ceremonias. Ni siquiera van todos los amigos. Depende de la persona, depende de si cada uno siente que lo necesita, ¿comprendes?

Florian y Catlin no habían ido. Eran demasiado jóvenes y eran azi, dijo el tío Denys, y no entenderían los funerales CIUD.

No querrás que tomen cinta por eso después,había dicho el tío Denys.

Ari estaba muy aliviada porque todo se había terminado. Se sentía tan herida por dentro como por fuera y el tío Denys le daba una aspirina tras otra y el doctor Ivanov le había puesto una inyección que decía que la iba a marear un poco, pero le ayudaría a seguir de pie en la ceremonia.

Ella deseaba que no se la hubiera puesto. Le habría gustado escuchar mejor y ahora todo le daba vueltas, oía como en ecos.

Todavía sentía los efectos, pero le dijo a Nelly que se fuera, que le mandara a Florian y a Catlin y se acostara y tomara la cinta que el doctor Ivanov le había recetado.

—Sí —dijo Nelly y tenía aspecto de estar muy triste.

Ari se mordió el labio. Tenía muchísimas ganas de gritarle. En lugar de eso, fue y dio comida a los peces y contempló cómo buscaban los pedacitos y nadaban entre las algas. Había muchos bebés. Uno de los grandes había tenido bebés. Y estaba su macho más bonito, en el tanque, con todas las hembras feas para ver si los bebés salían más bonitos. Florian podría cazarlo con la red y ponerlo de nuevo en su tanque de siempre: ella tenía miedo de hacerle daño con la red si lo cogía con la mano izquierda. Mañana. No tenía ganas de hacer nada con ellos ahora.





Entraron Catlin y Florian, con sus uniformes; parecían preocupados, como siempre desde que les dijeron lo de mamá. No entendían ni la mitad de lo que se sentía, ella lo sabía, pero estaban muy tristes igualmente porque ella lo estaba.

Florian le había dicho que se sentía muy culpable por lo del brazo y después por lo de mamá y le preguntó si había algo que ellos pudieran hacer.

Ella hubiera querido que pudieran hacer algo. Pero él no tenía que sentirse culpable, sólo mal, si quería: ella se lo dijo y le preguntó si necesitaba cinta, como se suponía que había que hacer cuando un supervisor recibía a sus azi.

El tío Denys se lo había dicho.

—No —había respondido Florian, muy rápido, con mucha seguridad—. No queremos. ¿Y si usted nos necesita y estamos en el hospital? No. No.

Luego Ari les dijo:

—Quiero que os quedéis aquí esta noche:

—Sí, sera —dijo Florian y añadió—: Vamos a buscar nuestras cosas —como si los dos estuvieran contentos ahora.

Ari se sintió mejor porque estarían con ella y no habría nadie más. Resultaba difícil estar con mucha gente, era como ir desnuda, como si estuviera hecha de cristal y la gente supiera todo lo que le pasaba por dentro, eso que ella no quería que supieran. Pero no se sentía así con Florian y Catlin. Ellos eran sus auténticos amigos y podían dormir en la misma habitación y sentarse los tres en pijama, aunque Florian fuera un chico.

Y con la puerta cerrada y ellos acompañándola, ella podía dejar de sentir aquella sensación retorcida y ahogada que le hacía doler el brazo y la hacía sentir descompuesta y cansada, muy cansada del dolor.

—Dijeron muchas cosas agradables de mamá —explicó ella cuando Florian y Catlin trajeron sus jergones y los colocaron en el rincón. Luego se pusieron los pijamas y se sentaron en el borde de la cama de Ari.

Muchos miembros del personal habían sido amigos de mamá. Muchos de ellos estaban tristes y la echaban mucho de menos. La tía Victoria estaba triste y probablemente se asustó cuando se le acercó Seguridad para decirle que dejara de llorar y pedirle que se fuera; entonces la tía Victoria se había enfadado mucho y se había ido enseguida, sola, mientras el doctor Ivanov contaba cómo mamá manejaba el Ala Uno.

Había muchas cosas que deseaba decir en voz alta para que Florian y Catlin las escucharan. Pero se las diría, no habría problema con eso. Sólo que tardaría un poco más.

En la ceremonia había mucha gente triste, y era raro que ella no sintiera lo mismo que con los periodistas. Los periodistas habían sentido pena. Reseune también, pero muchos de ellos estaban tan enfadados como ella, probablemente porque pensaban que no era justo que la gente tuviera que morirse, pero había visto distintos matices de furia, muchos matices de pena, no era como con los periodistas, aquí los sentimientos eran muy fuertes, muy complicados, al menos por lo que ella veía en las caras.

Justin y Grant habían estado allí. Grant era el único azi.

Mucha gente había dicho que mamá había sido maestra de los dos y que la habían querido mucho.

El doctor Schwartz había dicho que mamá y él solían discutir mucho en voz alta y que todos los oían por los pasillos, pero que eso era porque ella nunca quería aceptar algo que no fuera dela mayor calidad, y dijo que todo lo que hubiera hecho en LÍNEAS ESPACIALES RESEUNE marcharía bien, porque así era como mamá trabajaba.

Eso hizo que Ari recordara la voz de mamá como un eco en el dormitorio, a través de las paredes: Mierda, Ollie...Y se sintió tibia de pronto, como si mamá le estuviera gritando: Ponte recta, mierda, Ari, no digas estupideces. Conmigo no lograrás nada si sigues así.