Добавить в цитаты Настройки чтения

Страница 119 из 153

La guardia de Frodo había concluido casi, cuando allá lejos, donde suponía que se alzaba el arco oriental, creyó ver dos pálidos puntos de luz, casi como ojos luminosos. Se sobresaltó. Había estado cabeceando. «Poco faltó para que me quedara dormido en plena guardia» pensó. «Ya empezaba a soñar.» Se incorporó y se frotó los ojos, y se quedó de pie, espiando la oscuridad, hasta que Legolas lo relevó.

Cuando se acostó se quedó dormido en seguida, pero tuvo la impresión de que el sueño continuaba: oía murmullos, y vio que los pálidos puntos de luz se acercaban lentamente. Despertó y vio que los otros estaban hablando en voz baja muy cerca, y que una luz débil le caía en la cara. Muy arriba, sobre el arco del este, un rayo de luz largo y pálido asomaba en una abertura de la bóveda; y en el otro extremo del recinto la luz resplandecía también débil y distante entrando por el arco del norte.

Frodo se sentó.

—¡Buen día! —le dijo Gandalf—. Pues al fin es de día. No me equivoqué. Estamos muy arriba en el lado este de Moria. Antes de que termine la jornada tenemos que encontrar las Grandes Puertas y ver ante nosotros las aguas del Lago Espejo, en el Valle del Arroyo Sombrío.

—Me alegro —dijo Gimli—. Ya he visto Moria, y es muy grande, pero se ha convertido en un sitio oscuro y terrible, y no hemos encontrado señales de mi gente. Dudo ahora que Balin haya estado alguna vez aquí.

Luego de haber desayunado, Gandalf decidió que se pondrían en marcha en seguida.

—Estamos fatigados, pero descansaremos mejor una vez que nos encontremos fuera —dijo—. Creo que ninguno de nosotros desearía pasar otra noche en Moria.

—¡No en verdad! —dijo Boromir—. ¿Qué camino tomaremos? ¿Ese arco que apunta al este?

—Quizá —dijo Gandalf—. Pero aún no sé exactamente dónde nos encontramos. Si no he perdido el rumbo, creo que estamos encima de las Grandes Puertas, y un poco al norte; y quizá no sea fácil encontrar el camino que baja a las puertas. El arco del este tal vez sea la ruta adecuada, pero antes de decidirnos miraremos un poco alrededor. Vayamos hacia aquella luz de la puerta norte. Si pudiéramos encontrar una ventana, mejor que mejor, pero temo que la luz descienda sólo a través de largas aberturas.

Siguiendo a Gandalf la Compañía pasó bajo el arco del norte. Se encontraban ahora en un amplio corredor. A medida que avanzaban el resplandor iba aumentando, y vieron que venía de un portal de la derecha. Era alto, plano arriba, y la puerta de piedra colgaba todavía de los goznes, a medio cerrar. Del otro lado había un cuarto grande y cuadrado. Estaba apenas iluminado, pero a los ojos de la Compañía, luego de haber pasado tanto tiempo en la oscuridad, era de una luminosidad enceguecedora, y todos parpadearon al entrar.

El suelo estaba cubierto por una espesa capa de polvo, y la Compañía tropezó en el umbral con muchas cosas que estaban allí tiradas y cuyas formas no pudieron reconocer al principio. Una abertura alta y amplia de la pared del este iluminaba la cámara. Atravesaba oblicuamente la pared, y del otro lado, lejos y arriba, podía verse un cuadradito de cielo azul. La luz caía directamente sobre una mesa en medio del cuarto: una piedra oblonga, de dos pies de alto, sobre la que habían puesto una losa de piedra blanca.

—Parece una tumba —murmuró Frodo, y se inclinó hacia adelante, sintiendo un raro presentimiento, para mirar desde más cerca.

Gandalf se acercó rápidamente. Sobre la losa había unas runas grabadas:

—Son Runas de Daeron, como se usaban antiguamente en Moria —dijo Gandalf—. Dice aquí en las lenguas de los Hombres y los Enanos:

BALIN HIJO DE FUNDIN





SEÑOR DE MORIA

—Está muerto entonces —dijo Frodo—. Temía que fuera así.

Gimli se echó la capucha sobre la cara.

5

EL PUENTE DE KHAZAD-DÛM

La Compañía del Anillo permaneció en silencio junto a la tumba de Balin. Frodo pensó en Bilbo, en la larga amistad que había tenido con el enano, y en la visita de Balin a la Comarca tiempo atrás. En aquel cuarto polvoriento de la montaña parecía que eso había ocurrido hacía mil años y en el otro extremo del mundo.

Por último se movieron y levantaron los ojos, y buscaron algún indicio que pudiera explicarles la muerte de Balin, o qué había sido de su gente. Había otra puerta más pequeña en el lado opuesto de la cámara, bajo la abertura. junto a las dos puertas podían ver ahora muchos huesos desparramados, y entre ellos espadas y hachas rotas, y escudos y cascos hendidos. Algunas de las espadas eran curvas: cimitarras de orcos con hojas negras.

Había muchos nichos tallados en la piedra de los muros, que contenían grandes cofres de madera aherrojados. Todo había sido roto y saqueado, pero junto a la tapa destrozada de uno de los cofres encontraron los restos de un libro. Lo habían desgarrado, y lo habían apuñalado, y estaba quemado en parte, y tan manchado de negro y otras marcas oscuras, como sangre vieja, que poco podía leerse. Gandalf lo alzó con cuidado, pero las hojas crujieron y se quebraron mientras lo ponía sobre la losa. Se inclinó sobre él un tiempo sin hablar. Frodo y Gimli de pie junto a Gandalf que volvía delicadamente las hojas, alcanzaban a ver que había sido escrito por distintas manos, en runas, tanto de Moria como de Valle, y de cuando en cuando en caracteres élficos.

Al fin Gandalf alzó los ojos.

—Parece ser un registro de los azares y fortunas que cayeron sobre el pueblo de Balin —dijo—. Supongo que empieza cuando llegaron al Valle del Arroyo Sombrío hace treinta años; hay números en las páginas que parecen referirse a los años que siguieron. La primera página está marcada uno-tres, de modo que al menos dos ya faltan desde el principio. ¡Escuchad!

”Echamos a los orcos de la gran puerta y el cuarto de guar... supongo que diría guardia. Matamos a muchos a la brillante—creo— luz del valle. Una flecha mató a Flói. Él derribó al grande. Luego hay una mancha seguida por Flói bajo la hierba junto al Lago Espejo. Sigue una línea o dos que no puedo leer. Luego esto: Hemos elegido como vivienda la sala vigesimoprimera del lado norte. Hayno sé qué. Se menciona una abertura. Luego Balin se ha aposentado en la Cámara de Mazarbul.

—La Cámara de los Registros —dijo Gimli—. Sospecho que ahí estamos ahora.

—Bueno, aquí no alcanzo a leer mucho más —dijo Gandalf—, excepto la palabra oro, y Hacha de Duriny algo así como yelmo. Luego Balin es ahora señor de Moria. Esto parece terminar un capítulo. Luego de algunas estrellas comienza otra mano, y aquí se lee encontramos plata auténtica, y luego las palabras bien forjaday luego algo. ¡Lo tengo! Mithril, y las dos últimas líneas: Óin buscará las armerías superiores del Tercer Nivel; algo va al oeste, una mancha, a la puerta de Acebeda.