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Ella lo miró. -Y supongo que yo tengo uno de esos. -Abandonó el escritorio. -Voy a hacer una visita a este Eli Young, a ver que puedo sacarle.

– Voy contigo. No empieces con la rutina del civil, Teniente. Déjame decir que me divierte hacer un paseo con mi esposa. Es una bonita noche. Juntos. -El le pasó un brazo por los hombros cuando salían de la habitación. -Si la memoria sirve, la dirección del doctor malo es de uno de mis edificios. No tienes ningún inconveniente en ir a verlo junto conmigo, verdad?

Ir con él tenía ciertas ventajas. Cuando el panel de seguridad electrónica informó a Eve que el doctor Young no estaba, ella levantó una mano para mantener a Roarke detrás. Y presiónó su placa contra la pantalla.

– No está o no acepta visitantes?

NO ESTOY AUTORIZADO PARA PROVEERLE ESA INFORMACION ESPECIFICA. DADA LA NECESIDAD DE PROTEGER LA PRIVACIDAD DE NUESTROS RESIDENTES, SOLO PUEDO REPETIR QUE EL DR. YOUNG NO ESTA DISPONIBLE EN ESTE MOMENTO. USTED PUEDE ELEGIR EN EL SIGUIENTE MENU PARA DEJAR UN MENSAJE PARA EL DR. YOUNG U OTRO RESIDENTE. MIS DISCULPAS, DALLAS, TENIENTE EVE, POR NO HABER PODIDO ASISTIRLA EN SU REQUERIMIENTO.

– Debes admitir, -comentó Roarke. -es una seguridad muy buena, tan buena como educada.

– Con una orden rellenaría esta mierda electrónica en una forma no muy educada.

HOLGAZANEAR EN EL LOCAL POR PARTE DE NO RESIDENTES O INVITADOS APROBADOS Y AUTORIZADOS NO ESTA PERMITIDO. SI NO DESEA REQUERIR POR OTRO RESIDENTE O DEJAR UN MENSAJE, DEBERE PEDIRLE QUE DESALOJE ESTE LOBBY. EN CUARENTA Y CINCO SEGUNDOS, LA SEGURIDAD DEL EDIFICIO SERÁ INFORMADA DE SU FALTA DE COOPERACION. MIS DISCULPAS POR ESTE INCONVENIENTE.

– No es un buen momento? -preguntó Roarke. -Teniente, sabes como me excita cuando me gruñes.

– Sólo haz que pasemos esta cosa, y deja de mirarme tan engreído. -Roarke simplemente puso su mano en la lectora de palmas, e introdujo un código.

– BUENAS NOCHES, ROARKE. BIENVENIDO. COMO PUEDO ASISTIRLO ESTA NOCHE?

– Vamos a ir al piso veintidós. Libera los elevadores.

– SI, SEÑOR. ELEVADORES LIBERADOS. POR FAVOR DISFRUTE SU VISITA Y EL RESTO DE SU NOCHE. POR FAVOR DEJEME SABER SI PUEDO ASISTIRLO DE OTRA MANERA.

– No estás cansado de que todo y todos te estén lamiendo las botas? -demandó Eve.

– Porque, no. Porque lo haría? -El señaló hacia el elevador cuando las puertas espejadas se abrieron sin sonido. -Piso veintidós. -ordenó. -Young bien podría haber salido, sabes?

– Quiero verlo por mí misma. Hay una razonable chance de que él sea el proveedor de Julia

Ella salió en el piso veintidós, recorriendo el hall hacia la segunda puerta a la derecha. Tocó el timbre, menteniendo su placa en alto para que pudiera ser vista a través de la pantalla de seguridad del apartamento.

EL DOCTOR YOUNG NO ESTA EN LA RESIDENCIA Y NO HA AUTORIZADO LA ENTRADA A INVITADOS A SU HOGAR EN SU AUSENCIA. QUIERE QUE TOME UN MENSAJE?

La segunda respuesta computarizada hizo que Eve se agitara. Sin comentarios, se volvió y tocó en la puerta del apartamento cruzando el hall.

Fue abierta por una mujer vistiendo una larga bata roja, sosteniendo una copa de cóctel llena de algún líquido azul pálido. Una pantalla de entretenimiento rugía en la habitación detrás de ella. -Policía? Que pasa?

– No pasa nada, señora. Lamento molestarla. Sabe donde puedo encontrar a Eli Young esta noche?

– El doctor Young? -Ella parpadeó, luego miró sobre el hombro. -Marty, la policía está aquí. Quiere ver al doctor Young.

– Cruzando el hall. -La voz se elevó sobre el griterío en la pantalla.

– Sé que vive cruzando el hall. -dijo Eve con esforzada paciencia. -El no responde a la puerta. Puede decirme cuando lo vió por última vez?

– Oh, varios días atrás, supongo. -Ella levantó el vaso y bebió. Por el brillo en su rostro, había estado bebiendo tranquilamente por algún tiempo. -Oh, espere un minuto, salió de la ciudad. Se iba por un par de semansa.

– Mencionó donde se iba?

– No. En realidad no me lo dijo él. Su sobrina me lo dijo.

– Sobrina. -repitió Eve y su mente se puso alerta.

– Sí, ella estaba saliendo del apartamento de él el otro día cuando yo volvía de hacer las compras. Una joven muy bonita. Dijo que había venido a visitar a su tío, y como le complacía que él la acompañara a un viaje para visitar a sus padres. En Ohio. O Indiana. O tal vez era Idaho. -Ella bebió otra vez. -Una visita larga, dijo.

– Como lucía ella?

– Oh, joven y bonita. Morocha, baja, muy chic.

Eve sacó su PPC, trajo la foto de Julia

La mujer inclinó la cabeza y asintió. -Oh, sí! Esa es la sobrina del Dr. Young. Yo estaba tan sorprendida porque no me imaginaba que él tuviera alguna familia.

– Gracias. -Eve guardó la PPC de nuevo en su bolsillo. -Usted nunca ve las noticias, señora?



– Noticias? Con Marty son thrillers y deportes, deportes y thrillers. Tengo suerte si deja la pantalla por diez minutos al día para poder ver los informes de moda.

– Podría querer darles una mirada esta noche. Gracias por su ayuda.

Eve volvió, seguida por la mirada desenfocada de la mujer, y extrajo su grabadora. -Tengo una identificación positiva de que la sospechosa principal, Julia

– Eso debería cubrirlo. -comentó Roarke.

Eve se paró ante la puerta, y usó su llave maestra para decodificar los cerrojos. -En registro -dijo y sacó su arma, una sutil advertencia en caso de que Roarke se hubiera armado sin su conocimiento.

Empujó la puerta abriendola hacia la oscuridad.

Pero no necesitó las luces para oler la muerte.

– Cristo. -siseó entre dientes cuando la boca se le llenó con el aire rancio. -Tenemos un hinchado. Quédate en el hall. No hay nada que puedas hacer. Luces completas. -ordenó.

Lss luces estallaron, revelando un living espléndidamente dispuesto, las pantallas de privacidad cerradas sobre una pared de ventanas. Young estaba en el sofá, y el tejido nunca sería el mismo.

Vestía lo que podría haber sido una robe, pero los gases dentro de él se habían expandido, y los fluídos corporales se habían derramado, por lo que era difícil de decir.

Había una botella de brandy y un vaso de vino en la mesa de café, y un pañuelo de papel en la manta donde su nariz, gorda como una salchicha ahora, había goteado.

– Necesitas tu equipo de campo. -dijo Roarke-

– Si.

– Y ésto. -le alcanzó un pañuelo para que ella pudiera cubrirse la boca y la nariz. -Es lo mejor que puedo hacer por ahora.

– Gracias. -Lo usó, quedándose en la puerta grabando la escena hasta que él retornara con el sellador. Sacó su comunicador del bolsillo y llamó.

Ella había tenido sexo con él primero. Tal vez habían sido amantes antes, pero Eve creía que no. Julia

Era lógico, limpio, frío. Era Julia

La habían encontrado en los discos de seguridad del edificio. Una vez al menos antes del asesinato de Pettibone cuando ella había comprado su provisión inicial. Estaba pelirroja entonces, caviló Eve.

Luego otra vez, una morocha, regresando para atar el nudo final.

Muy posiblemente, encontrarían transmisiones en el enlace de la víctima hacia ella y desde ella. Pero no había sido lo bastante tonta para hacerlas desde su casa, o de un enlace personal. Podían seguirlas, por supuesto, pero encontrarían que habían sido hechas desde un enlace público.

El había estado muerto cuatro días. Cuatro días muy desagradables. Ella se paseaba por ahí, con un asesinato fresco y se topaba con otro.

Se habían llevado el cuerpo, pero el aire apestaría a descomposición por mucho tiempo. Aún después que el equipo de limpieza aclarara el aire, quedaría ahí, bajo una leve capa de maldad.

– Teniente. -Peabody apareció detrás de ella. -Tengo los discos de seguridad.

Ausente, Eve los tomó. -Tengo copias en el archivo. Voy a darles una mirada esta noche, pero no creo que encontremos alguna sorpresa.

– Ella vino el día después de haber asesinado a Pettibone. Con su nuevo peinado deportivo, sintiéndose bien y juguetona. El la dejó entrar. Tal vez podían hacer más negocios. Ella le contó del asesinato. Quien mejor para compartir eso que el hombre que le había vendido el arma, un hombre que estaría muerto antes de que dejara el apartamento? Se divirtió contándoselo. Luego lo sedujo.

Caminó hacia el dormitorio. La ropa de cama había sido sacada, enviada al laboratorio, pero ella buscó hasta encontrar rastros de semen. -Bastante fácil. Estoy tan electrizada, tan energizada. Todos estos años en prisión, estos años en soledad. Necesito alguien que me toque. Eres el único con el que puedo estar, el único que sabe como me estoy sintiendo ahora.

– El lo sabía, -murmuró Peabody. -De todas las personas, él era el que sabía.

– Los ojos de ella estaban brillantes, con todas esas mentiras en ellos. El era lo bastante viejo como para ser su abuelo, y ella estaba aquí. Joven y hermosa, con ese cuerpo firme y suave. A él le gustan jóvenes. Más jóvenes que ella, pero ella está aquí. Lo deja hacer lo que quiere, tomarse todo el tiempo que necesita. No le importa. El ya está muerto. Su mente está en el próximo, a pesar de que está gimiendo, retorciéndose y simulando el clímax. Después, charló con él. Era maravilloso. Asombroso. Ella sabe que decir, como decirlo para hacerlo sentir como el jodido rey del mundo. Ella lo investigó también.

Volvió hacia el living. -Sabe que le gusta el brandy. Envenenó la botella mientras él estaba en la ducha, o orinando. No demoró mucho. No importa si lo bebe ahora, o después, pero ella prefiere ahora y así puede mirar. Se acomoda con él en el sofá, le cuenta todo sobre como y quien va a ser el siguiente. Puedo tomar vino? Puedo quedarme un rato? Es tan bueno tener alguien con quien hablar, con quien estar.

– El sirvió el vino, sirvió el brandy. Su vino, su brandy. No está preocupado. Ella probablemente bebió primero, mientras conversaba, burbujeante de energía y entusiasmo. El le sonríe mientras bebe, la mira, pensando en el sexo, preguntándose si puede llevarla a un segundo round. Cuando siente el veneno dentro de él, es demasiado tarde. Se sacude, horrorizado. No él. No puede ser. Pero lo ve en su rostro entonces. Ella deja que él lo vea. Ese frío placer. Se viste, asegura el apartamento. Va hacia la vecina y establece una conversación amistosa. El tío Eli va a salir de la ciudad por varias semanas, no es agradable?