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Agachada sobre el cuerpo de Henry Mouton, Eve sintió rabia, frustración y culpa. Ninguna de esas emociones podían ayuda, por lo hizo su mejor esfuerzo para amordazarlas.

– Este es un trabajo de ella. -declaró Eve.-Como demonios pudo entrar aquí, a través de la seguridad del edificio, y darle a este tipo a beber café envenenado? Relacionando. Ella hace relaciones. Quien hace lo que yo necesito para entrar, y voy por ese. Ella sabía que él iba a estar aquí, solo. No es un golpe de suerte. Y yo afuera persiguiendo una jodida oveja.

– Teniente. Mouton es oveja en francés. -Peabody le mostró su PPC.- Lo encontré aquí.

– Grandioso, muy bien. Loopy tenía razón. Eso es muy bueno para él. -Enohjada consigo misma, Eve se enderezó. -Hazlo etiquetar y embolsar y vuelve con los ME. Necesito los discos de seguridad del edificio, los testigos que lo encontraron, ah… el encargado de la oficina. Datos de los parientes cercanos.

– Sí, señor. Dallas? -Peabody dudó, y luego habló su corazón. -No podías haber detenido esto.

– Seguro que podía. Poner la llave correcta en la cerradura correcta. Pero no lo hice, y entonces estamos aquí.

Cuando Peabody salió, Eve sacó su libro de nota y empezó a llenarlo de datos.

– Díscúlpeme. Teniente Dallas?

Miró hacia atrás, y vió la elegantemente vestida mujer con pelo negro peinado en perfectas ondas. -Tengo que pedirle que mantenga despejada esta habitación.

– Si, lo comprento. Me dijeron que usted está a cargo. Soy Olivia Fitch, una de las socias de Henry. -Cuando su mirada vagó hasta el cuerpo, sus labios temblaron. Pero los afirmó juntos, y su voz se mantuvo calma. -Esperaba que pudiera decirme… algo. Cualquier cosa.

– Hay algún lugar donde podamos hablar, Sra. Fitch?

– Sí, por supuesto. Mi oficina? Quiero poder decirle algo al personal. -empezó cuando indicó el camino. -Y necesito, por mi misma, poder pensar en esto en algunaforma racional.

Abrió la puerta de otra oficina esquinada. Era similar en tamaño a la de Mouton, de cara al este en vez del norte, y tenía una disposición más talentosa y menos espartana.

– Este es un momento difícil para usted.

– Sí, mucho. -Eligiendo dirigirse hacia el escritorio en vez del área de sillones, Olivia caminó hacia la pared de ventanas. -Henry y yo nos divorciamos hace cuatro, no, cinco años atrás. El se volvió a casar y eso fue un golpe devastador para Ashley. Su muerte va a ser bastante difícil de asumir, pero asesinato… Nunca supe que alguien quisiera asesinarlo. -Ella se volvió. -Esto me sacudió hasta los huesos.

– Conoce a alguien que hubiera querido dañar al Sr. Mouton?

– Somos abogados. -Olivia se encogió de hombros. -Quien no desea dañarnos? Pero no, honestamente no puedo pensar en alguien que le hiciera esto a Henry. Era un hombre irritante, imposible para convivir, desde mi punto de vista. Era tan lineal, tan absolutamente enfocado en mantener sus rutinas, tan absolutamente dirigido en ese sentido. Uno podría haber querido patearlo en el culo ocasionalmente, pero no lo mataría por eso.

– No mucha gente que ha estado casada sigue manteniendo negocios en sociedad.

– Otro de los molestos rasgos de Henry. -Las lágrimas brillaron, pero las contuvo. -Era un bastardo lógico. Porque debíamos provocar una conmoción en la firma porque el matrimonio se terminó? Trabajábamos bien juntos antes, no? En ese caso, estamos de acuerdo. El hecho es que fuimos mejores socios de negocios que amantes. No sé si éramos amigos. Yo debería probablemente llamar a mi propio abogado ahora. -Suspiró- No puedo encontrar la energía para hacerlo.

– Porque él estaba aquí antes de las horas de oficina?

– Henry se sentaba detrás de su escritorio cada bendita mañana a las siete en punto. Lluvia, sol, inundación o hambruna. Podría decir cualquier otra cosa sobre él, pero la ética laboral era sagrada. El se preocupaba por esta firma, por su trabajo, por la ley.

Ahora su voz cayó y presionó una mano contra la boca. -Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea.

– Quiere que le traiga algo? Un vaso de agua?

– No. No soy una llorona. -Ella se resistió, visiblemente. -Y yo también me preocupaba por la ley. Quiero que quienquiera que haya esto sea encerrado y castigado. Así que haga sus preguntas. Puedo prometerle que va a tener completa cooperación de todos en esta firma o yo los despellejaré.

– Lo aprecio. -Eve hizo una pausa, volviéndose cuando entró Peabody.

– Puedo hablarle un minuto, teniente?

– Si quiere esperar aquí, Sra. Fitch. -Ella se detuvo justo fuera de la puerta de la oficina- Que encontraste?

– Las huellas de Julia

– Bueno. Encuéntrame a la encargada de la oficina y envíala aquí cuando vaya con Fitch.

Ella volvió a entrar. -Sra. Fitch, conoce a una mujer llamada Julia





– Du

– Ha visto a una mujer que concuerde con su descripción en o alrededor de estas oficinas?

– No. -Olivia presionó sus manos en su cara. -No puedo recordarlo.

– Ella estuvo aquí, en el comedor del personal. Asumo que su servicio de limpieza limpia esa área cada noche.

– Si, si. Tenemos un servicio muy bueno, muy competente.

– Si ese es el caso, ella estuvo aquí esta mañana. Puedo usar esto? -preguntó señalando hacia la computadora.

– Si. Adelante.

Eve desplegó el disco de la entrada. -Sabe en que momento el equipo de limpieza hace esta área?

– Tienen programado hacer este piso entre las veinte y las dos de la mañana.

Eve programó el disco para empezar a correr a las dos. Avanzó a través de él, haciendo pausas periódicas cuando alguien entraba o salía del lobby. El tráfico era liviano, corriente, con oficinistas cansados en un turno tardío, gente de mantenimiento, y un cambio de personal del lobby. A las seis y cuarenta y cinco, una atractiva morocha en un elegante traje de negocios entró y fue derecho hacia el escritorio de recepción.

Eve congeló el cuadro, agrandándolo. -Reconoce a esta mujer?

Olivia se volvió, estudiando la imagen. -No. No recuerdo haberla visto antes. Hay una cantidad de oficinas y compañías en este edificio. No veo como…

– Mírela de cerca. Sólo la cara. Olvide el pelo.

Con un gesto de impaciencia, Olivia hizo lo que le habían pedido. -Conozco a todos en este nivel, y ella no… Espere. Mi dios. Es Du

– Sí, la mayoría de la gente no lo hace.

Para el mediodía tuvo el salón de conferencia pedido y su equipo reunido.

– Así es como pasó. -empezó- Julia

Eve puso pausa -Las declaraciones del personal y asociados confirman que Mouton habitualmente entraba a su oficina a las siete en punto. Era una criatura de rutina, y no dudo que Julia

Eve ordenó seguir con la grabación, resumiéndola. -Está resplandeciente ahí. -comentó – Ella realmente se libró de eso. Salió por la puerta de incendio del segundo piso para no encontrarse otra vez con el guardia. Pudo tomar el deslizador al nivel de la calle e ir a casa para desayunar.

– Cambió su pauta -apuntó Feeney- Se quedó en New York, friendo a tipos que no la habían conocido previamente. Pero algunos hábitos son difíciles de matar. Va a volver a ir por el mismo tipo de objetivos, modificando su apariencia sin hacer cambios permanentes.

– Ella cavó aquí. -se estiró para alcanzar el café que era más un hábito que necesidad. La opinión de Mira es que yo parte de la atracción por ser la única mujer con la que realmente combatió. Necesita ser mejor que yo, y la manera de serlo es asesinar en mi pista mientras yo sigo mi cola.

– Bueno. -McNab atrajo su atención. -Entonces le va a doler más cuando tú la asaltes por la espalda y la muerdas en la garganta.

– Lamiéndome las botas, detective?

– sí, señor -El disparó una sonrisa tan brillante con su trío de aretes. -Pero hey, lo que es, es. Ella no es tan buena como tú.

– Lo cierto es que tengo dos hombres muertos que pueden no estar de acuerdo contigo. Necesitamos revisar esas unidades incautadas en Dockport. Ella tiene un lugar aquí.

Algún lugar, pensó Eve. Cavar en los clásicos de las fueras, en los modernos del centro.

– Un apartamento ostentoso o casa, en la ciudad. Pudo comprar cualquiera de los dos cuando estaba en la jaula o arreglar para que fuera mantenido durante ese período. -Tragó más café, esperando la patada. -Tiene que haber transmisiones. Es lo bastante lista para haber usado su PPC para eso, pero puede haberse descuidado. Investigaba objetivos. Debe haber datos.

– Estamos limpiando los excesos, -le aseguró Feeney- Si está ahí, lo vamos a encontrar.

– Encuéntralo rápido. Hay copias en disco del reporte de Mira para todos ustedes. Cuando lean su opinión, y yo concuerdo con eso, que la historia de Julia