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Entre los guardaespaldas, entre los stalzans, hubo un movimiento, las pistolas de rayos destellaron. Fagiram detuvo a los guardias con un gesto.</p>
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- ¡Cálmate, la situación está bajo control!</p>
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Un gigante, del doble del tamaño de un elefante grande, colocó cuidadosamente al dignatario en su lugar. Empezó a carcajearse y, tartamudeando de miedo, chilló:</p>
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- Los saludo, mis valientes aliados y magníficos amigos. Vayamos a nuestro salón del trono.</p>
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Se escucharon gruñidos y graznidos de aprobación. Luego, una procesión de varios tipos avanzó tras la estela del gobernador traidor.</p>
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El ultramariscal Eroros se quedó mirando el espectáculo de pisotones con ira apenas disimulada. Una manada de criaturas pseudointeligentes tipeaba sus pasos con tanta furia que lograron rasgar la resistente tela semimetálica de la alfombra. ¿Y estos parásitos tenían que saludar?</p>
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La sala del trono de reserva (la antigua aún no ha sido restaurada) era enorme.</p>
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Sin embargo, incluía más y más comandantes de naves estelares. Un número considerable de ellos parecían dinosaurios en tamaño y caras. Aunque los había que se asemejaban al tamaño de un gato pequeño, así como muchas formas híbridas, que no encontrarás ni una lejana analogía entre las criaturas terrestres.</p>
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El salón se llenó al máximo. Los Guerreros de las Estrellas chocaron entre sí, chillando y arañando. De alguna manera, con gran dificultad, fue posible restaurar alguna apariencia de orden.</p>
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Fagiram fue el primero en hablar. Desde el exterior, podría parecer que de repente se convirtió en el líder de la Galaxia.</p>
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El discurso fue generalmente confuso y banal. El resultado final era la necesidad de librar una guerra santa hasta la destrucción y el derrocamiento del odiado régimen de Stalzan. Esta nación de parásitos cósmicos, necrófagos estelares, aferrándose con fuerza a las arterias de la vida galáctica inteligente. Las declaraciones demagógicas provocaron gritos tormentosos, chillidos y rugidos de una gran audiencia. La mayoría ni siquiera entendía de qué se trataba, pero gritaban y pisoteaban solo por la compañía.</p>
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Luego, un representante insectoide de los Singh subió al podio. Moviendo sus alas sin desarrollar, Singh trató de chirriar en el micrófono, bloqueando el alboroto planteado por sus hermanos en mente. Varios monstruos corrieron furiosamente al podio, tratando de obtener la palabra primero. Los soldados de Singhi intentaron detenerlos, pero fueron pisoteados por cadáveres de varias toneladas. Un intento de sacar al "mosquito" del podio no tuvo éxito. Los guardias activaron el campo de fuerza, haciendo retroceder a los mastodontes. Los cadáveres salieron volando con gran aceleración, dispersándose y derribando a otros sujetos condicionalmente inteligentes. Comenzó una estampida, los flashblades cuerpo a cuerpo destellaron, los haces se erizaron. Parecía que una masacre estaba a punto de comenzar.</p>
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Una voz atronadora, amplificada por altavoces, bloqueó el alboroto cacofónico. En varios idiomas galácticos con diferentes ondas sonoras, la voz comenzó a llamar a la calma.</p>
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- No es tiempo de concertar confusiones entre los hermanos cuando nos hemos reunido en una campaña universal común. Guarda tus fuerzas para una guerra decisiva. Demos la palabra al comandante de los Sinhas, el representante de la Constelación Dorada. Tiene el mayor escuadrón de buques de guerra. Luego vendrán otros.</p>
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El ruido disminuyó un poco. Hubo un relativo silencio. Los monstruos estaban susurrando sobre algo. Sus susurros eran como el crujido del vidrio cuando la pata de un perro lo desgarra.</p>
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Singh comenzó a picar algo en el micrófono, estaba preocupado, por lo que la voz fina del insecto parecía aún más repugnante. Después de eso, otros sujetos de libélula comenzaron a hablar. En general, la polémica se desarrolló sobre si atacar el centro de la Galaxia o de inmediato, sin perder tiempo, dirigirse al corazón del imperio. Algunos empezaron a insistir en el robo y destrucción de los planetas que se encontrarán en el camino. Los piratas espaciales eran especialmente entusiastas. Gritaban insistentemente a mil gargantas exigiendo su parte. La situación comenzó a salirse de control nuevamente. Además, millones de diversas formas de vida se reunieron en una sala. Ninguno de ellos era manso. Uno de los comandantes definitivamente comenzaría a disparar, porque había suficientes demoníacos. Entonces la masacre podría rodar como el derrumbe de una montaña. Uno de los alborotadores presionó el botón del blaster, pero el rayo láser enviado por la computadora lo vaporizó instantáneamente. Varios proyectores respondieron. Luego, un paralizador cortó desde arriba, derribando a un par de cientos de monstruos. Por extraño que parezca, este uso de la violencia calmó un poco a la multitud.</p>
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“Ya que todos estamos cumpliendo un plan previamente acordado, por el momento no robaremos ni mataremos”, dijo el atamán de los Singh, quien volvió a subir al podio.</p>
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- Este territorio nos aceptó voluntariamente. Debemos seguir las reglas.</p>
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En respuesta, nuevamente hubo aullidos salvajes y el rugido de un número i
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- ¡Reglas son reglas! Muchos de ustedes han firmado declaraciones similares. Sean seres civilizados, no un puñado de microorganismos.</p>
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- ¡Suficiente! - ladró Fagiram y giró sobre su cabeza, un paraguas que brillaba en el fondo reflejando los rayos. No dejaremos que todos hablen. De lo contrario, tendrás que rascarte la lengua durante meses. Cien de los comandantes más grandes hablarán durante tres minutos estándar. ¡Entonces todos a descansar!</p>
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El ruido de la protesta se intensificó, llegando al huracán. Los paralizadores cortaron desde arriba de nuevo. Parte de la colección de fieras se derrumbó muerta, pero el resto levantó aún más el caos...</p>